Los l¨ªmites de la gen¨¦tica
Seg¨²n los especialistas, los estudios del ADN a¨²n no permiten detectar talentos deportivos, pero s¨ª prever deformaciones cardiacas
Hace poco m¨¢s de 20 a?os, cuando ten¨ªa 16, Jes¨²s Oliv¨¢n salt¨® 7,71 metros, la misma longitud que Carl Lewis a su edad. Se habl¨® entonces, se escribi¨®, de sus innatas cualidades gen¨¦ticas, de su futuro. Aunque el saltador madrile?o lleg¨® hasta los 8,26, una marca nada desde?able, nunca alcanz¨® los niveles de Lewis, un hecho que se interpret¨® desde todos los ¨¢ngulos, pero lo m¨¢s sorprendente tard¨® a?os en conocerse.
Lo contaba este pasado fin de semana, durante el congreso de la Federaci¨®n Espa?ola de Medicina del Deporte, Jos¨¦ Luis Mesa, un especialista en gen¨¦tica granadino formado en la Universidad de Cambridge. Pese a lo que pudiera pensarse, el talento, la capacidad de Oliv¨¢n, no estaba determinado por sus genes, o, por lo menos, por el gen ACTN3, al que se asocia con la codificaci¨®n de una prote¨ªna necesaria para la formaci¨®n de las fibras musculares de tipo II, las responsables de la fuerza-potencia. "Pues bien", cont¨® Mesa, "ahora sabemos que Oliv¨¢n formaba parte del 30% de la poblaci¨®n que tiene una deficiencia en ese gen, que no lo expresa correctamente, con lo que tenemos que pensar que su alto rendimiento en salto de longitud, una disciplina ligada ejemplarmente a la fuerza-potencia, deb¨ªa residir en otros factores".
Se sabe que el gen desmogle¨ªna 2 interviene en las muertes s¨²bitas
Dicho de otra manera: la posible detecci¨®n de talentos deportivos bas¨¢ndose en el perfil gen¨¦tico es a¨²n una cuesti¨®n de ciencia ficci¨®n. "En el caso del ACTN3", dice Alejandro Luc¨ªa, fisi¨®logo que ha llevado a cabo estudios gen¨¦ticos, "podemos hablar m¨¢s bien en negativo: su ausencia en mujeres s¨ª que es invalidante para el deporte. Pero, en general, tambi¨¦n hay que informar de que el rendimiento no depende a¨²n de la presencia o ausencia de un gen o de una mutaci¨®n, sino de un conjunto de genes, de su interacci¨®n entre ellos, de su interacci¨®n con el ambiente".
"Adem¨¢s", contin¨²a Mesa, "a¨²n es car¨ªsimo e impracticable lograr el mapa gen¨¦tico, el genoma, individual de cada persona para empezar a ver y comparar el de los deportistas de ¨¦lite. Se puede conseguir, pero cuesta unos 30.000 euros. Hasta dentro de unos 15 o 20 a?os no se democratizar¨¢. Pero s¨ª que sabemos lo suficiente. Tenemos bastante informaci¨®n gen¨¦tica para actuar parcialmente, para adaptar los entrenamientos individualmente, para saber si una persona es m¨¢s propensa a sufrir una enfermedad si expresa un determinado polimorfismo, una mutaci¨®n en un gen. Por ejemplo, sabemos que detr¨¢s de la muerte s¨²bita, de la displasia arritmog¨¦nica de coraz¨®n, est¨¢ la desmogle¨ªna 2". La causa m¨¢s probable de la muerte del futbolista Antonio Puerta, del Sevilla, fue una displasia arritmog¨¦nica, afecci¨®n no diagnosticable.
El an¨¢lisis gen¨¦tico permiti¨®, por ejemplo, al equipo asturiano de Eliecer Coto detectar en un futbolista de 16 a?os la expresi¨®n de un genotipo que interven¨ªa en su cardiopat¨ªa hipertr¨®fica. "Y le convencimos de que dejara el f¨²tbol", dice Coto; "quiz¨¢ por ello salv¨® su vida".
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