Un lugar para recordar los nombres
A Francisco P¨¦rez Rold¨¢n,
el maquinista del 'Pisces',
para recordar su nombre olvidado y ahora restaurado.
En la entrada del Memorial de los Ni?os, uno de los edificios del Centro Yad Vashem, premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia 2007, hay un rostro de ni?o labrado en piedra: es la ¨²ltima imagen que retuvo su madre, donante de la sala donde el visitante, a oscuras, recorre un pasillo en espiral en torno a un centro iluminado ¨²nicamente por cientos de estrellas, que son el resultado de los reflejos de una vela multiplicada por un juego de espejos. Durante el recorrido se escuchan los nombres de peque?os asesinados durante la Shoah: Joseph Ezratty Issac, fallecido a la edad de un a?o, naci¨® en Grecia y muri¨® en Auschwitz el 26-4-43; Khaim Vulman Moshe, 17 a?os, Berl¨ªn-Alemania, 9-5-45; Boris Abramovitch Ruvim, 17, Lituania-Estonia; Shimon Adelson Bentzion, 11, Polonia; Jeno Eisdoerfer Paul, 15, Hungr¨ªa-Auschwitz; Ahron Englman Bela, 14, Hungr¨ªa-Auschwitz; Shmuel Berkowitz Yechezkel, 15, Polonia-Auschwitz... Hacer el esfuerzo de retener al menos uno de estos nombres ser¨ªa un m¨ªnimo homenaje a las v¨ªctimas.
Yad Vashem ense?a que la herida s¨®lo puede sanar si se la reconoce como herida
El Memorial de los Ni?os es una de las salas del Centro de Estudios y Exposici¨®n Yad Vasehm, creado en 1953 por una ley del Parlamento israel¨ª, para recordar a los millones de jud¨ªos asesinados por los nazis en Europa, pero tambi¨¦n a quienes salvaron vidas de perseguidos, y premiar as¨ª a los valientes, recordar su nombre como ejemplo.
"Yo les dar¨¦ mi casa y dentro de mis muros, memorial y recordatorio; mejor que hijos e hijas les dar¨¦ un nombre eterno que nunca les ser¨¢ borrado" (Isa¨ªas 56, 5). Del original hemos traducido como "recordatorio" donde pone "Yad Vashem"; puesto que de este vers¨ªculo toma el nombre el museo dedicado a la memoria de la Shoah en Jerusalem. Adem¨¢s de su did¨¢ctico contenido, el Yad Vashem conserva el mayor archivo mundial con documentos hist¨®ricos, junto a un centro de estudios dedicado a la investigaci¨®n y a la ense?anza. La significativa elecci¨®n del nombre del centro ya refleja la intenci¨®n profunda de este lugar para el recuerdo. Yad es mano, pero tambi¨¦n lugar; Va es la conjunci¨®n; mientras que Shem significa nombre. Se puede traducir, pues, como la mano en el nombre, el lugar del nombre o recordatorio. Esta denominaci¨®n refleja la intenci¨®n de que cada uno de los nombres de las v¨ªctimas de la Shoah sea recordada.
Intenci¨®n y lugar. Con este sentido aparecer¨¢ pr¨®ximamente uno de los libros del centro, El ¨¢lbum de Auschwitz, con las fotos de las v¨ªctimas, a las que se identifica cuando ha sido posible y se les a?ade su nombre.
Esta voluntad de salvar el nombre forma parte de un deseo firmemente arraigado en la memoria humana. Ya Herodoto narra que el Consejo de los Samos, para premiar la heroicidad de unos capitanes, grab¨® sus nombres y el de sus padres en una columna. As¨ª a lo largo de la historia, en una tensi¨®n persistente, con dimensiones casi m¨ªticas y en especial en la modernidad, frente al deseo de conservar el nombre, est¨¢ el de negar la historia, dar muerte definitiva a las v¨ªctimas. Esta negaci¨®n se da desde el inicio del nazismo, es parte del mismo proyecto del exterminio; quisieron matar lo humano: primero les quitaron sus nombres, les tatuaron n¨²meros, despu¨¦s les asesinaron... pero no fue suficiente. Como herramienta de guerra tambi¨¦n se quiso matar la verdad. Como dice David Bankier, investigador del Yad Vashem, las deportaciones est¨¢n perfectamente documentadas. Si alguien preguntaba "a d¨®nde van los jud¨ªos", la respuesta deb¨ªa ser que no pod¨ªa revelarse por razones de econom¨ªa de guerra. Bankier a?ade: "Sin lugar a dudas, hab¨ªa una conciencia de la naturaleza criminal de la pol¨ªtica antisemita nazi". Los nazis inventaron un nuevo lenguaje para nombrar el exterminio y se desposey¨® de humanidad a la v¨ªctima. Por eso, para vencer al verdugo, a su maldad m¨¢s all¨¢ de lo hist¨®rico, casi un mal metaf¨ªsico, hay que volver a nombrarlas. ?sa es nuestra victoria.
El Yad Vashem ense?a asimismo c¨®mo un ser humano, incluso en solitario, puede vencer al mal, mal que se produce no de una sola vez sino con cientos de m¨ªnimas acciones dirigidas a tergiversar la verdad para cambiar los valores democr¨¢ticos. En este sentido, el centro tiene tambi¨¦n como prop¨®sito desarrollar una conciencia activa.
La toma de conciencia sobre la importancia de la memoria y sobre la necesidad de emprender acciones para evitar el olvido es relativamente reciente. El Yad Vashem es, en este sentido, un ejemplo de c¨®mo procurar la actualizaci¨®n del pasado sin que sangre la herida, porque ¨¦sta sana si se la reconoce como herida, si se escucha el dolor; s¨®lo desde all¨ª se puede reparar la piel da?ada. Aunque siempre quedar¨¢ la se?al de una cicatriz como monumento y aviso.
Lo importante es que este museo no incita al odio ni pretende la venganza, pero s¨ª salvar la verdad que se pretende negar. "En un campo, una de las razones que pueden impulsar a un deportado a sobrevivir es convertirse en testigo" (Agamben). Yad Vashem es su testigo.
(*) Firman conjuntamente este art¨ªculo Esther Bendahan, escritora, e Isaac Querub, presidente del Yad Vashem-Espa?a.
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