El artesano etn¨®grafo
Juan Garmendia ha recuperado desde su Tolosa natal la historia, las costumbres y el l¨¦xico de la vida rural vasca
Todo comenz¨® en las dependencias del negocio familiar, en el casco antiguo de Tolosa, la que fue capital de Guip¨²zcoa hasta hace 154 a?os, como bien recuerda Juan Garmendia Larra?aga (Tolosa, 1926). Su padre gestionaba un conocido obrador y comercio de cerer¨ªa, en el que el joven Garmendia comenz¨® a trabajar una vez que obtuvo su t¨ªtulo de perito mercantil. "Entonces comenc¨¦ a apreciar que ese negocio iba hacia abajo, que se abandonaban costumbres vinculadas con las velas, los cirios, los hachones, sobre todo en la iglesia. As¨ª que, al ver que se perd¨ªan usos y vocablos, me puse a tomar notas".
Se iniciaba, de este modo, en plan amateur, una intensa carrera que le llevar¨ªa a recorrer buena parte del Pa¨ªs Vasco en busca de testimonios de un mundo que se iba acabando. "Aquellas notas me llevaron a otras; siempre de un modo intuitivo, se hac¨ªa el trabajo m¨¢s artesanalmente, por decirlo de alg¨²n modo". Eran los primeros a?os 50 y casi al mismo tiempo que Garmendia se incorpora a la etnograf¨ªa por su cuenta, regresa Jos¨¦ Miguel Barandiaran del exilio.
"Los estudios de historia te llevan a la etnograf¨ªa y a la inversa"
La pasi¨®n por el carnaval se traduce en sus libros de ?lava y Navarra
Cuando ya ten¨ªa bastantes apuntes, dos o tres cuadernos repletos de contrastada informaci¨®n, se los ense?¨® al padre de la etnograf¨ªa vasca, con el que hab¨ªa entablado amistad y al que sol¨ªa invitar a comer el d¨ªa de San Ignacio. "En aquel momento, a la hora de la sobremesa, me dijo: Juan, esto tienes que publicarlo". Garmendia entraba en el campo de los estudios etnogr¨¢ficos, aunque ya ten¨ªa cierta experiencia en la investigaci¨®n hist¨®rica, no en vano hab¨ªa publicado una monograf¨ªa sobre Tolosa con quien fue luego senador, Federico Zabala. "Los estudios de historia te llevan a la etnograf¨ªa y a la inversa".
As¨ª que, como quien no quiere la cosa, con el respaldo del negocio familiar, Garmendia se dedic¨® de pleno a sus investigaciones. "Lo cierto es que no ten¨ªa esp¨ªritu comercial", reconoce. Quiz¨¢s, esa bonhom¨ªa que transmite en su conversaci¨®n, y la conciencia por el trabajo bien hecho cueste lo que cueste que recorre toda su obra, se encuentren entre las virtudes que le permitieron el reconocimiento en 1998 como hijo predilecto de Tolosa, de forma un¨¢nime. Desde HB al PP, todas las fuerzas pol¨ªticas avalaron esa decisi¨®n.
Para entonces, ya hab¨ªa alcanzado un notable reconocimiento como etn¨®grafo, con publicaciones dedicadas al estudio de los rituales de la muerte, los gremios artesanales o el carnaval. Esto ¨²ltimo, algo inevitable en un tolosarra, reconocido tambi¨¦n con el t¨ªtulo de Distinguido del carnaval.
Garmendia conoce bien esta fiesta, prohibida en toda Espa?a durante el franquismo, que se mantuvo en la villa guipuzcoana gracias a los carlistas que gobernaban el Ayuntamiento. "Eran partidarios del carnaval, sin duda. En el a?o 1937, el gobernador civil avis¨® de que estaban prohibidos; as¨ª y todo, una charanga sali¨® por el pueblo. Entonces, el alcalde tuvo que acudir a cap¨ªtulo y ante el enfado del representante de Franco, le respondi¨® que lo que se celebr¨® en esos d¨ªas fue la liberaci¨®n de M¨¢laga, que hab¨ªa ocurrido entonces. El gobernador se qued¨® sin palabras y se mantuvieron los carnavales", recuerda.
Esa pasi¨®n por el carnaval se traduce en sus libros sobre el carnaval en ?lava y Navarra, referencia para los expertos. "Los escrib¨ª en condiciones muy precarias", aclara.
El recuerdo del disc¨ªpulo de Julio Caro Baroja
Con el prop¨®sito de ofrecer la m¨¢xima difusi¨®n a su obra, Eusko Ikaskuntza acaba de colgar en su p¨¢gina web (www.euskomedia.org) las obras completas de Juan Garmendia, m¨¢s de 6.000 p¨¢ginas repartidas en 53 monograf¨ªas y 300 art¨ªculos. Por cierto, una oportunidad que el etn¨®grafo tolosarra, que escribe sus art¨ªculos a mano, no quiere desperdiciar para ponerse al d¨ªa con las nuevas tecnolog¨ªas.
El gesto de Eusko Ikaskuntza reconoce la tarea de quien fue disc¨ªpulo de Barandiaran, y tambi¨¦n de Julio Caro Baroja y Mitxelena. Es m¨¢s, los tres prologan su tesis doctoral sobre el l¨¦xico vasco. Fue precisamente Caro Baroja quien le anim¨® a redactarla. "Mi amistad con Julio es anterior a mi dedicaci¨®n a la historia y la etnograf¨ªa; le conoc¨ª en Bera de Bidasoa, cuando acud¨ª a Itzea en busca de informaci¨®n sobre P¨ªo Baroja", comenta.
Para Garmendia, Caro es la gran referencia intelectual. "Era un hombre del Renacimiento y gran vasc¨®filo. Es m¨¢s, en la lectura de mi tesis me anim¨® a que la hiciera en parte en euskera. Yo le dije: pero si el tribunal no me va a entender. Ese no es tu problema, me respondi¨®".
Aquella tesis era el resultado de un trabajo ingente, siempre solitario, -"siempre he sido bastante individualista", reconoce-, que Caro Baroja valor¨® de este modo: "Recorriendo pueblo por pueblo y meti¨¦ndose en los lugares m¨¢s rec¨®nditos recogi¨® las ¨²ltimas noticias sobre un sin fin de trabajos y tareas cotidianas en v¨ªas de desaparici¨®n o ya desaparecidas, que nunca se hubieran recogido de haber faltado ¨¦l".
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