El fin del mundo
Una excursi¨®n por el cabo de Creus (Alt Empord¨¤) nos permite descubrir la sensaci¨®n de adentrarse a un mundo b¨¢rbaro, intratable, en una aut¨¦ntica fantas¨ªa lunar, en paisaje dram¨¢tico, maltratado por el viento, la lluvia y las olas. El uso de senderos, caminos de ronda y pistas sit¨²a al caminante en una tierra torturada por los agentes atmosf¨¦ricos, con una infinidad de rincones de belleza salvaje. En el faro del cabo de Creus, el visitante disfrutar¨¢ de un grito de libertad, gracias a la fuerza de la naturaleza, justamente en el ¨²ltimo suspiro de los Pirineos. Precisamente, este contexto de grandeza paisaj¨ªstica sirvi¨® de escenario para la pel¨ªcula la La luz del fin del mundo (1971), una luz que desde la ¨¦poca romana se ha mantenido encendida para guiar a los navegantes por las aguas m¨¢s fr¨ªas y peligrosas del Mediterr¨¢neo.
El punto de partida m¨¢s habitual para la excursi¨®n a ese particular fin del mundo est¨¢ ubicado en el centro urbano de Cadaqu¨¦s, en el paseo de su bah¨ªa. En la calle de la Miranda, el excursionista comenzar¨¢ a ascender para conectar con el camino antiguo de Port Lligat, un verdadero camino de herradura. La casa museo del pintor Salvador Dal¨ª ser¨¢ el punto de referencia para acercarnos a los accesos de las playas de S'Alqueria.
Un indicador nos marcar¨¢ el camino del antiguo camino del cabo de Creus. Es ah¨ª donde la ruta nos llevar¨¢ a un c¨®ctel de densos bosques, vegetaci¨®n y rocas desgarradas. Tras una hora de camino en suave ascenso, un peque?o collado de unos 80 metros de altura permitir¨¢ al intruso visionar con todo su esplendor el faro del cabo de Creus. El terreno quebradizo y una sucesi¨®n de estrechos torrentes que desembocan al mar hacen que la marcha sea trabajosa, con continuas subidas y bajadas. Es un esfuerzo que se compensa al toparse con un espacio bot¨¢nico m¨¢gico. Tras flanquear por la senda de las calas Jugadora y Fredosa, se llega a la cueva del Infern para continuar hasta la punta del cabo de Creus. Al fondo, la isla de s'Encalladora se presenta como una gran colonia de gaviotas y cuervos marinos, el escenario ideal de la pel¨ªcula de Kevin Billington, basada en la novela de Julio Verne.
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