?R¨¢pido, el desfibrilador!'

Una avalancha de series sobre la vida en los hospitales inundan la parrilla televisiva. Un m¨¦dico arrogante, pero con un ojo cl¨ªnico excepcional o una pandilla de m¨¦dicos internos residentes con gran fogosidad sexual son ejemplos de los ¨¦xitos de la temporada, que abruman a los espectadores con extra?os nombres de enfermedades y curaciones milagrosas.

La atracci¨®n por este oficio ha sido detectada por el mundo del ocio electr¨®nico y ya hace alg¨²n tiempo que los m¨¦dicos y enfermeras protagonizan videojuegos. Con anterioridad al lanzamiento de este t¨ªtulo para Wii, ya se hab¨ªa lanzado una versi¨®n para Nintendo DS llamada Trauma Center: Under the Knife. Su ¨¦xito desencaden¨® una segunda parte adaptada a la consola de sobremesa de Nintendo y su mando wiimote. Todo lo que se pod¨ªa hacer en la port¨¢til con el l¨¢piz se podr¨¢ hacer con este mando, que reconoce el movimiento y permite suturar, desinfectar y vendar. ?sta es la caracter¨ªstica m¨¢s importante del juego, reproducir acciones de los cirujanos.

Las operaciones no se realizan sin gui¨®n. Es necesario un protagonista y una trama que atrape al jugador y lo anime a realizar cada intervenci¨®n. Como cirujano, se convertir¨¢ en Derek Stiles, un m¨¦dico que acaba de terminar su especialidad como residente en cirug¨ªa en el Hospital Esperanza de bah¨ªa de los ?ngeles. No lejos de all¨ª, en el hospital San Francisco, la doctora Nozomi Weawer, con la determinaci¨®n desde ni?a de salvar vidas, intervendr¨¢ en la historia. Todos estos ingredientes se aderezan con los rumores de una espantosa y nueva enfermedad a la que se enfrentar¨¢n con la ayuda de la organizaci¨®n Caduceus.

La primera tarea ser¨¢ extraer unos cristales a un paciente y suturar la herida. Por suerte, el novato doctor no est¨¢ solo y le acompa?a la asistente de cirug¨ªa Mary Fulton, que le indicar¨¢ cada paso. ?sta es una peque?a intervenci¨®n en comparaci¨®n con las siguientes: extracci¨®n de tumores, p¨®lipos en la garganta, trasplantes vasculares, con todo tipo de instrumental como si fuera una operaci¨®n real. Para realizarlas bastar¨¢ con apuntar el mando hacia la televisi¨®n y si hay que suturar, al moverlo en el aire en zigzag dibujar¨¢ una l¨ªnea en pantalla que coser¨¢ ambos trozos de carne.

El t¨ªtulo pone a disposici¨®n de los m¨¦dicos virtuales el instrumental quir¨²rgico: bistur¨ª, pinzas, jeringa o gel antibi¨®tico ser¨¢n imprescindibles, pero tambi¨¦n habr¨¢ objetos m¨¢s sofisticados como un aparato de ultrasonido para revelar tumores ocultos y otras anomal¨ªas, una lente de aumento para operaciones de mayor precisi¨®n o el indispensable desfibrilador para aplicar descargas en el coraz¨®n del paciente cuando se ha perdido su ritmo cardiaco.

El juego ir¨¢ proponiendo nuevas operaciones siempre y cuando se vayan superando con ¨¦xito, para ello se intentar¨¢ que las constantes vitales del paciente nunca lleguen a cero pues morir¨¢, o que el l¨ªmite de tiempo no se supere en ning¨²n caso. Siempre hay que escuchar a la enfermera, de eso depende en muchas ocasiones el ¨¦xito.

Las escenas no tienen v¨ªsceras ni sangre: los m¨¢s aprensivos s¨®lo ver¨¢n una superficie de color rosa morado con formas parecidas a los ¨®rganos humanos, lo que no originar¨¢ ning¨²n desmayo. Para muchos, familiarizarse con palabras como aneurismas, cianosis y tomograf¨ªa resultar¨ªa dif¨ªcil si no fuera porque el juego dispone de un manual con algunos t¨¦rminos y su definici¨®n.

Trauma Center: Second Opinion no convertir¨¢ de un plumazo a sus jugadores en m¨¦dicos, pero conseguir¨¢ que siga aumentando la afici¨®n por la medicina.