La verdadera cooperaci¨®n al desarrollo
Despu¨¦s de los esc¨¢ndalos financieros advertidos a principios de a?o en Anesvad e Intervida, y ahora la imagen de la organizaci¨®n francesa Arca de Zo¨¦, creo que es un buen momento para analizar la situaci¨®n en Catalu?a de las organizaciones no gubernamentales dedicadas a la cooperaci¨®n al desarrollo, tanto su transparencia econ¨®mica como la transparencia de lo que hacemos, pues ambas cosas est¨¢n relacionadas estrechamente.
En l¨ªneas generales creo que se puede afirmar que las ONG catalanas hacemos una gesti¨®n correcta de los fondos, fundamentalmente de los fondos p¨²blicos que recibimos. Dichos fondos nos llegan previa evaluaci¨®n por parte de las administraciones de nuestra organizaci¨®n y, en algunos casos, para acceder a fondos significativos hemos de superar unas auditorias p¨²blicas ciertamente exigentes. L¨®gicamente, todas las administraciones p¨²blicas que subvencionan acciones exigen adem¨¢s informes econ¨®micos y t¨¦cnicos de las actividades apoyadas. Suele ser habitual, tambi¨¦n en el sector, realizar auditorias privadas para presentar a nuestra base social, administraciones e instituciones.
Las ONG deben ser transparentes a la hora de explicar en qu¨¦ y c¨®mo se emplean los fondos
Pero las organizaciones de desarrollo, como organizaciones privadas que trabajamos con fondos p¨²blicos, no s¨®lo hemos de justificar las cuentas de resultados. La transparencia debe ser tambi¨¦n precisa y clara a la hora de explicar en qu¨¦ y c¨®mo se emplean esos fondos. Aqu¨ª mi valoraci¨®n es menos satisfactoria, pues existen diferencias entre la realidad y el imaginario social. La realidad se corresponde en un buen n¨²mero de organizaciones con un alto nivel de profesionalizaci¨®n, experiencia y especializaci¨®n. Se negocia con los gobiernos las pol¨ªticas de cooperaci¨®n, se desempe?a un papel relevante en situaciones de emergencias humanitarias o se realizan complejas investigaciones buscando y analizando las causas de tantas injusticias. Pero lo que la gente tiene en la cabeza son muchas veces ideas equivocadas. Como me explicaban desde las oficinas de la Federaci¨® Catalana de ONG, la ciudadan¨ªa contacta con ella para ofrecerse como voluntaria sobre el terreno... porque no sabe que normalmente las organizaciones enviamos b¨¢sicamente profesionales, y s¨®lo si es necesario, porque damos prioridad a trabajar con personal local. La gente llama para ver si puede llevar medicamentos o comida... porque no sabe que es t¨¦cnicamente muy dif¨ªcil y de poca utilidad para un desarrollo sostenible, excepto para atender las crisis humanitarias. Y de este abismo entre la verdadera cooperaci¨®n y la "caridad paternalista enfocada a la donaci¨®n impulsiva" existen responsables.
Los primeros l¨®gicamente son organizaciones que envueltas en mensajes sensibleros de caridad para hoy (hambre para ma?ana) han ocupado los medios de comunicaci¨®n. Son las especialistas de la mercadotecnia de los sentimientos. Venden a una sociedad hiperconsumista remedios para nuestros achaques de conciencia. Remedios que s¨®lo buscan calmar conciencias, no transformar conductas individuales y sociales. Y en la venta, la ¨¦tica se queda en el camino. Tampoco olvidemos que estas organizaciones han encontrado aliados en grandes empresas patrocinadoras a las que les viene de f¨¢bula un lavado de imagen. Pero tambi¨¦n tenemos que se?alar que la distancia existente entre ONG y sociedad se debe a las propias organizaciones, que no hemos conseguido transmitir una idea inequ¨ªvoca de nuestra raz¨®n de ser y de hacer.
Esperemos que esa crisis de las ONGD de primeros de a?o tenga dos consecuencias. Que se depure a las organizaciones que s¨®lo son traficantes de miseria y sea un paso m¨¢s para explicar bien qu¨¦ somos, qu¨¦ hacemos realmente, cu¨¢l es nuestro compromiso con los movimientos sociales del Sur, nuestra ¨¦tica de trabajo, etc¨¦tera. Y a¨²n m¨¢s lejos, seamos interpeladas por la sociedad civil que nos respalda y por los beneficiarios con los que trabajamos, sobre el impacto e inter¨¦s de nuestro trabajo. Nos sorprender¨ªamos con nuevos an¨¢lisis bajo nuevos paradigmas que cuestionan tambi¨¦n la entendida como verdadera cooperaci¨®n al desarrollo.
Gustavo Duch Guillot es director de Veterinarios sin Fronteras
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