"Hemos sido imp¨ªos al liquidar nuestro viejo esplendor"
Nueva vuelta de tuerca de Luis Mateo D¨ªez (Villablino, Le¨®n, 1942). Esta vez, en La gloria de los ni?os (Alfaguara), lo que hace es contar una historia legendaria, cargada con los ecos de la narraci¨®n popular, voluntariamente rotunda en sus sentencias y llena de elementos m¨¢gicos. Hay mucho de neorrealismo italiano y de picaresca espa?ola del Siglo de Oro en esta narraci¨®n en la que un ni?o recibe una encomienda de su padre moribundo: ha de buscar a sus hermanos para protegerlos. Estamos en la posguerra, en un territorio imaginario con reminiscencias expresionistas. La supervivencia es el ¨²nico reto.
Pregunta. Hay un tono muy especial en este libro. ?C¨®mo lo encuentra?
Respuesta. Es una f¨¢bula sobre la infancia en la que he querido establecer un espacio de reflexi¨®n integrado en la narraci¨®n. As¨ª que he conectado con la tradici¨®n de los cuentos populares donde todo lo que se cuenta es significativo. No es una escritura que se pueda esparcir, tiene que concentrarse, buscar la sabidur¨ªa de las cosas, establecer ejemplaridades.
"Invento un territorio personal, de ciudades con secretos y ruinas"
"He buscado la irrealidad que surge de lo cotidiano"
"Me gusta esa imagen de Rilke de la infancia como patria perdida"
P. Todo eso exige un estilo...
R. Una prosa depurada, afor¨ªstica. Lo que quiero contar es el sentido de la vida.
P. ?De d¨®nde procede ese gusto por la narraci¨®n?
R. Viene de lejos y siempre me ha interesado m¨¢s el reto de contar que lo que puede venir despu¨¦s: la tergiversaci¨®n, la experimentaci¨®n o la manipulaci¨®n de lo narrado. No me interesa lo que resulta demasiado artificioso. Me interesan autores, como Joseph Roth, cuya ambici¨®n mayor se concentra en sacar el m¨¢ximo partido del relato.
P. ?No le parece demasiado arriesgado llamar Pulgar al ni?o que protagoniza su novela?
R. Es un nombre que se impone cuando hay un ni?o heroico. Muchas voces resuenan a trav¨¦s de ¨¦l. La tradici¨®n rusa, Dickens...
P. ?D¨®nde tiene lugar exactamente la historia?
R. Es una provincia innominada, y no se especifica qu¨¦ tiempo concreto es el de esa posguerra que narra el libro. He querido inventar un territorio personal, de ciudades de sombra (as¨ª las llamo). Ciudades con una fuerte atm¨®sfera, laber¨ªnticas, llenas de elementos de misterio, como el r¨ªo o la niebla, cargadas de memoria y de secretos ocultos, llenos de ruinas.
P. ?Tiene mucho que ver ese territorio suyo con Villablino, o con Le¨®n?
R. No. Y eso que se ha dicho mucho que un territorio como Celama
[el ¨¢mbito imaginario de otras novelas de Luis Mateo D¨ªez] tiene su correspondencia con ese ¨¢mbito geogr¨¢fico. Esas ciudades de sombra tienen m¨¢s bien que ver con una Europa rec¨®ndita, con las ciudades que crearon los expresionistas centroeuropeos o con las del neorrealismo italiano.
P. ?Y no pesa la propia memoria?
R. Seguramente hay una huella de mi memoria personal en todo lo que hago, pero no es deliberado. He vivido en una ciudad con la aureola y la nobleza de lo antiguo, llena de ecos g¨®ticos, barrocos y renacentistas... ?Y qu¨¦ ha hecho el tiempo con todo eso? Lo ha convertido en un escenario del desperdicio. En Europa, la aureola de lo antiguo ha sobrevivido mejor. A m¨ª me gusta mucho Budapest, por ejemplo. Pero aqu¨ª hemos sido imp¨ªos en la liquidaci¨®n de nuestro viejo esplendor.
P. ?C¨®mo se configura su mundo literario?
R. Fui un lector precoz y me gustaba mucho inventar. Al mismo tiempo, sent¨ªa un profundo descr¨¦dito por lo que viv¨ªa. Me interes¨® la generaci¨®n del 50, narradores como Ferlosio y Fern¨¢ndez Santos, y poetas como Claudio Rodr¨ªguez. O Juan Eduardo Z¨²?iga, con su arrolladora personalidad y el imponente poder de su estilo.
P. ?Y fuera de Espa?a?
R. Me gustan los neorrealistas italianos, en la literatura y el cine (De Sica, Rossellini...). La Florencia de Pratolini, el Tur¨ªn de Pavese, la Roma de Moravia y la Ferrara de Bassani son el mundo. De los rusos, estoy muy cerca de Isaac Babel o de Biely.
P. Hay mucho de m¨¢gico en este libro.
R. He querido que tuviera un componente on¨ªrico, a la manera de los expresionistas. Crear una atm¨®sfera que haga posible lo imposible. No es magia al estilo de los narradores suramericanos. He buscado la irrealidad que surge de lo cotidiano, cuando las cosas se rompen y surge otra cosa.
P. Y luego est¨¢ la infancia...
R. Me gusta esa imagen de patria perdida que ten¨ªa Rilke. Y me interesan mucho esos dos poderosos resortes que est¨¢n en la infancia, la bondad y la inocencia.
Babelia
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