La mala fe
Los neur¨®logos han intentado buscar a Dios en el interior del hipot¨¢lamo; la antropolog¨ªa ha seguido su pista en el cerebro del homo sapiens; los bi¨®logos han escudri?ado el ADN sin hallar rastro del Ser Supremo. Se busca a Dios por todas partes: en los genes, en las mol¨¦culas, en los laberintos virtuales de Internet... Teresa de ?vila dec¨ªa que Dios tambi¨¦n andaba entre los pucheros; algunos M¨¦dicos sin Fronteras se afanan por encontrarlo en los suburbios de Nueva Delhi o entre los enfermos de malaria, otros creen haber visto su rostro en los frescos de la Capilla Sixtina o en el interior del cuerpo amado. Pero si existe un lugar donde nadie ha podido encontrarlo jam¨¢s es en las cuevas del Vaticano.
Desde que Pedro puso la primera piedra, la Iglesia ha quebrantado uno por uno todos los mandamientos que Jehov¨¢ le entreg¨® a Charlton Heston en el monte Sina¨ª: torturas, traiciones, hogueras, juicios sumar¨ªsimos, asesinatos, incestos papales, guerras a sangre y fuego, apoyo a dictaduras: "Que la ira de Dios caiga sobre Espa?a si la Rep¨²blica persevera", imprec¨® el cardenal Segura y despu¨¦s el Primado de Espa?a, Isidro Gom¨¢, bendijo la guerra civil como "santa cruzada".
El domingo pasado los obispos espa?oles quisieron medir sus fuerzas en el mismo coraz¨®n del Vaticano, beatificando en una ceremonia solemne a sus m¨¢rtires de guerra. Lo curioso es que entre los 498 religiosos llamados a sentarse a la diestra de Dios padre no figurara ninguno de los sacerdotes que fueron fusilados en la zona franquista por el simple hecho de haber escondido en la sacrist¨ªa a un maestro del Frente Popular o haber ayudado a huir a un grupo de sindicalistas. Por lo visto esos m¨¢rtires no eran de los suyos aunque llevaran sotana, como tampoco lo eran todos los espa?oles del bando republicano que todav¨ªa yacen en las fosas comunes y bajo las cunetas de los caminos perdidos de Espa?a.
Dice El Roto que todas las Iglesias se acuerdan de sus m¨¢rtires, pero se olvidan de sus v¨ªctimas. En Valencia piensan levantar un templo fara¨®nico sobre una antigua nave de hormig¨®n de la Cross, junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, para que tambi¨¦n los muertos queden consagrados como atracci¨®n tur¨ªstica, igual que hizo Franco poniendo el Valle de los Ca¨ªdos en la ruta de El Escorial. Pero la cosa no queda ah¨ª, los m¨¢rtires de la patria van a llover hacia arriba: la Iglesia pretende beatificar a 10.000 m¨¢s de una tacada. El cabello de ¨¢ngel se va a poner por las nubes
Algunos metaf¨ªsicos plantean que Dios se ha ca¨ªdo del cielo y hay que buscarlo en las acciones de cada individuo. Seg¨²n eso la fe de monse?or Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco tendr¨ªa el mismo ADN moral que la del cardenal Gom¨¢ con su ardor guerrero.
Pero mientras los obispos galopan a caballo del Apocalipsis con el llanto y crujir de dientes del nuevo infierno, el resto de los mortales seguimos pecando por libre en este oto?o romano de Todos los Santos, lleno de terrazas y restaurantes a orillas del r¨ªo, con la esperanza puesta en los peque?os placeres de la vida y del arte. Para nosotros en San Pedro contin¨²an reinando Miguel ?ngel y Bernini. Los dem¨¢s, como dir¨ªa Terenci Moix, son simples realquilados.
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