La violencia estalla en los campos de refugiados de Darfur
La proliferaci¨®n de facciones rebeldes provoca huidas masivas de desplazados
La verdad oficial es que la guerra ya ha acabado en Darfur, o casi. Pero nada m¨¢s salir de Nyala, la m¨ªsera capital de Darfur del Sur, la consigna del Gobierno se da de bruces con un nuevo campo de desplazados que se improvisa a marchas forzadas y en el que falta de todo, salvo miedo. El millar largo de personas que aqu¨ª se api?a a cielo abierto y sin ning¨²n servicio huye incluso de los que hasta la semana pasada eran sus compa?eros de penalidades. La violencia en Darfur lo inunda todo: algunos campos de refugiados se han convertido en un escenario de batalla m¨¢s, en el que los parias dirimen a tiros las diferencias pol¨ªticas que dividen a los rebeldes.
En los campos m¨¢s peligrosos hay asesinatos, asaltos, robos, amenazas...
Hay 2,5 millones de desplazados, el 40% de la poblaci¨®n, en m¨¢s de 350 campos
"Huyeron del campo en el que viv¨ªan por la violencia cada vez m¨¢s extendida. Prefieren instalarse aqu¨ª, aunque no tengan nada", explica en el nuevo asentamiento de Alseride, cerca de Nyala, la responsable de una ONG que trabaja codo a codo con el Gobierno sudan¨¦s. Las autoridades frenan el di¨¢logo directo con los desplazados acabados de llegar, que tratan de levantar tiendas de una precariedad extrema bajo un sol abrasador. Est¨¢ claro que estas tiendas no pueden proteger a nadie. Pero al menos dan un poco de sombra.
Las agencias que trabajan en Darfur certifican el deterioro de muchos campos de refugiados, que no paran de crecer desde que estall¨® el conflicto, hace cuatro a?os. Casi todos est¨¢n al l¨ªmite de su capacidad. Las soflamas propagand¨ªsticas no pueden ocultar que el n¨²mero de desplazados crece sin parar: seg¨²n la ONU, hay 2,5 millones, repartidos en m¨¢s de 350 campos, el 40% de la poblaci¨®n total. Y, desde que empez¨® el a?o, hay 170.000 desplazados m¨¢s.
Sin embargo, los patrones que serv¨ªan para tratar de explicar el conflicto han quedado viejos. Ya no sirve la idea de que luchan ¨¢rabes armados por el Gobierno sudan¨¦s contra guerrilleros africanos unidos. Los rebeldes se han dividido en al menos 20 facciones -muchas con el mismo nombre y apenas una letra nueva para diferenciarse- y algunos ¨¢rabes se han desprendido de la tutela de Jartum. Ahora luchan todos contra todos. Hay tantas armas en la zona -llegadas de Jartum, pero tambi¨¦n de la frontera de Chad, hasta anteayer enemigo ac¨¦rrimo de Sud¨¢n, de Libia y de otros lugares- y la regi¨®n es tan grande -del tama?o de Francia- que la situaci¨®n se ha vuelto totalmente ingobernable.
Las conversaciones de paz auspiciadas por la ONU entre Jartum y los rebeldes han acabado de prender la mecha. Los principales grupos rebeldes boicotean la reuni¨®n, que sigue en Libia, pero otros quieren hablar. Y se ha liado en muchos campos de desplazados: por ejemplo en Kalma, cerca de Nyala, que con 90.000 personas es el mayor de todo Darfur. La semana pasada los fur -mayoritarios y en general contrarios a las negociaciones- la emprendieron a tiros con los zaghawas, m¨¢s proclives al di¨¢logo. El campo est¨¢ pr¨¢cticamente sellado, pero se sabe que hubo muertos -se especula que 17, aunque nadie lo confirma- y muchos zaghawas huyeron. Algunos se instalaron en Alseride.
La situaci¨®n en Kalma era explosiva desde hace meses. Los informes de las agencias humanitarias lo vienen advirtiendo: asaltos contra el personal humanitario, amenazas, destrucci¨®n o robo de material, muertos violentos, entrada y salida de armas... Algunas ONG han dejado de trabajar en los campos m¨¢s peligrosos, lo que ha empeorado todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n.
Los que huyen de la violencia de los campos se encuentran en medio de la nada. Como el millar de Alseride. No tienen por ahora ning¨²n servicio, nada que hacer, muy poco para beber y comer. Entraron hace tres a?os en el campo por el miedo a los temibles yanyauid, las milicias ¨¢rabes armadas por el Gobierno, y ahora se encuentran de nuevo a cielo abierto, lejos de casa y sin protecci¨®n.
Algunas ONG, como Human Rights Watch, han advertido de que Jartum ha tratado adem¨¢s de aprovecharse de la situaci¨®n para entrar en los campos m¨¢s afines a los rebeldes, como el de Kalma, e imponer recolocaciones forzosas, lo que supone violar el derecho internacional.
"Darfur ahora es seguro. Ya no puede hablarse m¨¢s de guerra", perora el gobernador de Darfur del Sur, Al¨ª Mahmud Mohred, en la amplia Casa de Gobierno, en Nyala. Por un momento, podr¨ªa parecer la tranquila sede oficial de un lugar efectivamente en paz. Pero el edificio est¨¢ rodeado por decenas de soldados, de mirada triste, la mayor¨ªa muy j¨®venes, que empu?an metralletas a veces m¨¢s grandes que sus cuerpos.
Los militares est¨¢n por todos lados: forman parte del paisaje de Nyala, como el polvo, el sol y la desolaci¨®n. Y cuando se toma una de las pistas que dejan atr¨¢s la ciudad, no se encuentran campesinos trabajando en paz. Se llega a Alseride. Y todos tienen miradas de terror.
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