El arte de la guerra
Si en 1808 en manos de Francisco de Goya y Lucientes hubiese ca¨ªdo una Kodak Professional quiz¨¢ no existiese ni un triste boceto de Los fusilamientos del 3 de mayo. Con un simple disparo hubiese denunciado la barbarie de la guerra que cada d¨ªa los protagonistas de este reportaje se empe?an en evidenciar. Reporteros y/o artistas que bordean con sus trabajos la vaga l¨ªnea entre el fotoperiodismo y el arte. Unas im¨¢genes, consideradas f¨¢ciles y descuidadas en los inicios, que en las ¨²ltimas d¨¦cadas han seducido al mercado. En las pujas se codean con la pintura, cada vez son m¨¢s los museos que adquieren algunas para sus fondos y estos d¨ªas varias muestras coinciden en Espa?a.
Pero en medio de este clima esperanzador hay quien asegura que el fotoperiodismo est¨¢ caduco -arrollado por los telediarios e internet-, desvirtuado -hasta en el rinc¨®n m¨¢s perdido del planeta la poblaci¨®n es consciente del poder medi¨¢tico-, uniformizado -las im¨¢genes del 11-S obedec¨ªan a un mismo patr¨®n-, en pocas manos -las grandes agencias est¨¢n absorbiendo a las peque?as- y con una est¨¦tica desfasada. El asturiano Javier Bauluz (1960), el ¨²nico espa?ol ganador del Pulitzer, estalla: "Estoy harto de los que dicen que hay que hacer cosas m¨¢s vanguardistas. De los que piensan que las guerras y los pobres est¨¢n muy vistos o que un terremoto hay que contarlo fotografiando una grieta de un cent¨ªmetro en el suelo con la c¨¢mara ladeada".
"El resultado puede ser art¨ªstico, pero si cuando disparas quieres hacer arte te sale un bodeg¨®n", dice Meneses
"Un palestino hace las mejores fotos en Palestina porque la guerra afecta a su familia", piensa Mart¨ª
"Por supuesto que el fotoperiodismo no est¨¢ muerto", se indigna Cristina Garc¨ªa Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 1949), la primera espa?ola que va a ser socia de Magnum. "Los que no est¨¢n vivos son las revistas y los peri¨®dicos que no quieren gastarse dinero y mandar fot¨®grafos. Los grandes reportajes han desaparecido", contin¨²a la premio Nacional de Fotograf¨ªa de 1996. "El fotoperiodismo tiene que entrar en los museos. Detr¨¢s de una c¨¢mara no s¨®lo hay t¨¦cnica sino cerebro y sentimiento. Hay m¨¢s fot¨®grafos mucho m¨¢s artistas que los pintores y s¨¦ lo que me digo", asegura Garc¨ªa Rodero, licenciada en Bellas Artes. Contactar con ella es una odisea. Panam¨¢, Praga, M¨¦xico y Estados Unidos, en pocas semanas da idea de su ritmo fren¨¦tico. "Me estoy haciendo mayor y tengo muchos cap¨ªtulos abiertos", explica. Tan s¨®lo ha ido a una guerra, la de Kosovo, y no piensa volver. "Prefiero fotografiar las fiestas, que es un momento de alegr¨ªa y generosidad".
Arturo P¨¦rez-Reverte, curtido como periodista en el frente antes de convertirse en un escritor de ¨¦xito, le dio la extremaunci¨®n al reporterismo gr¨¢fico al presentar su novela El pintor de batallas hace casi dos a?os. Apost¨® entonces por retomar la pintura de guerra de Goya o Paolo Uccello (La batalla de San Romano), nunca la del Guernica de Picasso "que no huele a sangre". "Cuando las im¨¢genes modernas han sido explotadas hasta la saciedad, es fundamental volver a El jard¨ªn de las delicias, de El Bosco. La imagen fotogr¨¢fica no vale. Robert Capa (el padre del fotoperiodismo) ment¨ªa, y ya se ment¨ªa mucho antes con las fotos. No se puede meter todo el horror en un rollo de pel¨ªcula". Por eso el fot¨®grafo de su libro pinta la foto que, pese al oficio, no puede hacer.
"Yo no estoy de acuerdo con Arturo en volver a la pintura, pero s¨ª a la verdadera fotograf¨ªa. Las mejores fotos hoy las hacen los palestinos en Palestina y los iraqu¨ªes en Irak, porque trabajan por necesidad, no por devoci¨®n. Porque cuentan lo que les pasa a sus familias, porque con el muerto de la foto compart¨ªan pupitre en clase...", sostiene Enric Mart¨ª (1959), jefe de fotograf¨ªa de Associated Press (AP) en Suram¨¦rica. "En el festival de Perpi?¨¢n yo propuse que hici¨¦ramos una exposici¨®n de fotos hechas por palestinos que est¨¢n desenfocadas o mal encuadradas pero que son de caerse de culo".
Mart¨ª se une desde Chile a la cr¨ªtica de Bauluz: "Estoy harto de los fot¨®grafos estrellas de rock que viajan en primera, se alojan en hoteles de cinco estrellas, pasan cuatro d¨ªas en la zona de conflicto y el resto promocion¨¢ndose". Le disgusta que si "hay mucho estilo y mucho arte el objeto se quede en segundo plano", pero no disimula su orgullo porque la imagen de un velatorio en Kosovo, que ilustra estas p¨¢ginas, cuelgue en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a. "Ten¨ªa que haber estado ciego para no hacer la foto. Ajust¨¦ la velocidad, me situ¨¦ con respeto y tir¨¦ un rollo sin moverme".
Enrique Meneses (1929), a quien la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid dedica una muestra desde julio y que logr¨® sacar de Cuba las fotos de Fidel y el Che en Sierra Maestra cosidas a las enaguas de una joven, es de la vieja escuela y se niega a hablar de arte. "?Arte? Hay que ser muy torpe para que no entre en el encuadre el detalle que uno quiere destacar. Luego el resultado puede ser art¨ªstico, pero si disparas pensando en hacer arte te sale un bodeg¨®n". Meneses, freelance durante siete a?os para la revista Paris Match, reconoce en cambio haber colocado la c¨¢mara en una posici¨®n u otra con una caja registradora en la cabeza. Un buen clic en vertical: 5.000 euros por una portada. Un acertado clic en horizontal: 3.000 euros por una doble p¨¢gina. ?l sorte¨® a 12.000 soldados para llegar a Fidel y se sorprende de la avalacha actual de periodistas que llegan al mejor aeropuerto y asustan a las autoridades locales.
En el frente del que P¨¦rez-Reverte escrib¨ªa en Territorio comanche la competencia del fotero con las conexiones de televisi¨®n es feroz, pero el hispanoestadounidense Santiago Lyon (1966), jefe de fotograf¨ªa de Associated Press, es optimista. "La imagen fija es muy potente, tiene una fuerza que no ofrece la televisi¨®n, que no deja de ser una consecuci¨®n de miles de im¨¢genes. Hay una pel¨ªcula del momento en la que los estadounidenses clavan la bandera en Iwo Jima y, sin embargo, todo el mundo recuerda la foto. Ahora algunos telediarios terminan con una imagen fija porque te permite pensar, apreciar desde varios ¨¢ngulos...". Lyon se felicita del "excelente uso" que los portales de internet hacen de las fotos. "Est¨¢ comprobado que el 70% de las personas que empiezan a ver una fotogaler¨ªa la acaban y eso interesa mucho a los anunciantes. Da igual la v¨ªa por la que la foto llegue al espectador. No es un sacrilegio que se vea en un v¨ªdeo de alta definici¨®n, por ejemplo".
Gervasio S¨¢nchez, cordob¨¦s de 48 a?os 20 de ellos cubriendo conflictos, tambi¨¦n detesta el glamour. "Hay quien va a la guerra a hacer la foto con la que ganar un premio y montar exposiciones. A esos yo les recomiendo que se dediquen a retratar celebridades", dice el reportero, que trabaja para La Vanguardia, El Heraldo de Arag¨®n y la Cadena SER ("de la fotograf¨ªa no puedo vivir"). "Cuando vas a una zona de conflicto comienzas fotografiando lo evidente: las bombas, los gritos, los entierros... Pero con el paso de las semanas comienzas a fijarte en detalles cotidianos y surge la foto. Por ejemplo, un halo de luz atraves¨® la biblioteca de Sarajevo y la foto es un documento que prueba la p¨¦rdida de la memoria, pero tambi¨¦n una imagen bella", a?ade. Una est¨¦tica que preocup¨® a la ensayista Susan Sontag en su libro Sobre la fotograf¨ªa, convencida de que ¨¦sta "embellec¨ªa" la realidad. Lo ejemplificaba con dos iconos: el soldado herido en la Guerra Civil de Robert Capa y el cad¨¢ver del Che que recuerda a la crucifixi¨®n de Cristo. "La denuncia social no tiene por qu¨¦ ser fea", opina Lyon. "En la guerra tambi¨¦n hay momentos felices. La gente se casa y tiene ni?os", remacha Gervasio S¨¢nchez.
El Musac de Le¨®n ha adquirido material de Gervasio S¨¢nchez pero del Pulitzer Bauluz no hay obra en ninguna instituci¨®n. "Los museos son una v¨ªa de acceso de estas fotos al destinatario pero no la m¨¢s apropiada. El problema es que los anunciantes y los lectores prefieren ver el drama desde lejos", argumenta Sandra Balsells (Barcelona, 1966), premio Ortega y Gasset 2005. Alude a la "fatiga emocional" de la que hablaba Jimmy Fox, ex editor de Magnum. Aunque ella se considera una afortunada, pues la editorial Lunwerg y Caja Madrid han apostado fuerte por el libro y la exposici¨®n Latidos de un mundo convulso, que ella ha coordinado.
En otra muestra estos d¨ªas en Madrid, Cuando las cifras son humanos, Bauluz ha enganchado sus fotos en un tendal de tela. "As¨ª hay movimiento. La gente se mete dentro de la instalaci¨®n, se a¨ªsla y los fotografiados les miran a la cara". Cada cual tiene sus man¨ªas. Meneses nunca fotograf¨ªa la guerra en color -"la sangre parece ketchup"-, Balsells ve Rumania en blanco y negro y Oriente Pr¨®ximo colorido, mientras Gervasio S¨¢nchez se niega a distorsionar la imagen. Y una obsesi¨®n com¨²n: preservar la dignidad del protagonista.
Hace unos a?os, Associated Press decidi¨® vender sus fotos para publicidad, lo que provoc¨® el enfrentamiento entre los fot¨®grafos y los responsables de marketing. Otra pol¨¦mica de la que P¨¦rez-Reverte tambi¨¦n se hizo eco: "Ahora ves un ni?o destripado en Angola y puede tratarse de un anuncio de moda o de las fuerzas armadas". Pero ¨¦sa es otra historia.
Latidos de un mundo convulso.Espai Cultural Caja Madrid de Barcelona. Obra de 10 fot¨®grafos. Hasta el 31 de diciembre. www.obrasocial.cajamadrid.com Periscopio. Una mirada al fotoperiodismo. Diez exposiciones, incluida la World Press Photo, y una retrospectiva de Elliott Erwitt. Hasta el 9 de diciembre en Vitoria. www.periscopiovitoria.com Cuando las cifras son humanos Javier Bauluz. Colegio de M¨¦dicos de Madrid. Santa Isabel, 51. Madrid Cien miradas de Enrique Meneses. Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid. Juan Bravo, 6. Madrid Tan vecinos y tan lejanos. El conflicto isl¨¢mico en Irak. Fotonoviembre. Del 8 de noviembre al 10 de diciembre en Tenerife. www.fotonoviembre.com
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