La invenci¨®n del reportaje gr¨¢fico
La galer¨ªa de fotograf¨ªas del Museo d'Orsay se ha interesado por el nacimiento del periodismo gr¨¢fico y expone hasta el 6 de enero de 2008 im¨¢genes obtenidas entre 1843 y 1933. En esos 90 a?os, la situaci¨®n cambia totalmente con la llegada del siglo XX y las nuevas t¨¦cnicas de impresi¨®n, capaces de editar, en una misma trama, texto escrito e imagen. Antes las c¨¢maras han sustituido las delicadas placas de cristal por pel¨ªcula y las emulsiones han ganado rapidez.
La noci¨®n de reportaje comporta la irrupci¨®n en el mundo de la imagen de personajes olvidados. Al mismo tiempo que la pintura se interesa por esos miles de desheredados que acuden a las ciudades en busca de trabajo, la c¨¢mara fotogr¨¢fica tambi¨¦n abandona el estudio y sale a la calle. Los pescadores y las mujeres de Firth of Forth, en Escocia, es el primer reportaje social que se conoce, realizado en 1843 por el pintor David Octavius Hill y el fot¨®grafo Robert Adamson. Charles N¨¨gre retrata de manera sistem¨¢tica a los campesinos del sur de Francia, para luego, una vez instalado en Par¨ªs, hacer lo mismo con todos los tipos que ¨¦l estima pintorescos y que pasan delante de su estudio, junto al Sena. Charles N¨¨gre tambi¨¦n era pintor y la foto juega un papel de documento previo.
El ej¨¦rcito envi¨® fot¨®grafos al campo de batalla -en Crimea, en China, etc¨¦tera-, pero el trabajo de ¨¦stos, debido a la lentitud de las emulsiones, es menos estimado que el de los dibujantes. Las fotos son siempre de antes o despu¨¦s de la batalla mientras que los dibujos se atreven a representar el durante. Pero Napole¨®n III, por ejemplo, para tener una idea m¨¢s exacta de la magnitud de los desperfectos causados por el R¨®dano, le pide en 1856 a Edouard Baldus que lo fotograf¨ªe todo. Annan, en 1868, aporta pruebas de la necesidad de crear nuevas calles en Glasgow para que pueda entrar en esos barrios sol y aire. Sus fotos sirvieron a la comisi¨®n municipal pertinente.
El exotismo no es exclusivamente social. La burgues¨ªa tambi¨¦n quiere ver lo que pasa en otros lugares y Desir¨¦ Charnay, tras viajar a M¨¦xico y mostrar las ruinas de civilizaciones desaparecidas, es enviado a Madagascar en 1863 para que los franceses sepan de los atractivos de una nueva colonia. Paul Strand, cuando viaja a M¨¦xico en 1932-1933, lo hace ya con otro esp¨ªritu: le interesa el otro, lo muestra en toda su dignidad, como a un igual.
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