El obrador de las letras de acero
El escultor Jaume Plensa dirige un enorme taller en el que hay espacio para todos los oficios
Un pol¨ªgono industrial en una ciudad del cintur¨®n rojo de Barcelona. Un joven, uno de los nueve ayudantes del artista, se protege la cara con un casco para evitar las chispas que salen casi dolorosas del soplete con el que suelda una A y una H que forman, de manera lenta, la columna vertebral de un cuerpo de letras. Hay varios abecedarios de acero ordenados en cajas, sobre una mesa preparados para tomar vida, colgando del techo en una cortina que canta versos b¨ªblicos, o en cajas preparadas y casi cerradas, listas para ser enviadas a una de las dos exposiciones que Jaume Plensa inaugurar¨¢ este mismo mes. La primera, una retrospectiva el d¨ªa 22 en el Museo de Niza, ciudad para la que ha creado una de sus grandes esculturas p¨²blicas. La segunda, el d¨ªa 27 en el IVAM de Valencia, con su obra reciente. El estudio del artista tiene algo de factor¨ªa o de obrador a la antigua en el que trabaja mucha gente en m¨²ltiples obras a la vez. Tres enormes naves -"durante a?os fue s¨®lo una, pero hace unos meses surgi¨® la oportunidad y... nos hac¨ªa falta"-, al principio fr¨ªas, muy de currante que va por faena, pero en las que se descubren rincones y maravillas a cada paso.
En el suelo, bajo una vieja mesa de madera aparece la maqueta a peque?a escala de la gran escultura que prepara para la Expo de Zaragoza. Entre tornillos, papeles, guantes de l¨¢tex y ceniceros, destacan unos destornilladores en un bote de cebollitas en vinagre vac¨ªo. Suena la radio. Delicadas l¨¢grimas de vidrio en una estanter¨ªa sobre la que se amontona todo tipo de objetos casi de anticuario -"antes ten¨ªa m¨¢s, pero los vas tirando"- y, en el suelo, pesadas piedras que sirven de base a algunas de sus esculturas de letras. Los moldes, con su piel ign¨ªfuga v¨ªctima de este arte de fuego, est¨¢n arrodillados frente a la pared. Como castigados. Es de lo que m¨¢s impresiona. "?D¨®nde pienso? Qu¨¦ pregunta. Me gusta hacerlo en el avi¨®n". Viaja mucho, claro, por exposiciones, proyectos de arte p¨²blico, ¨®peras... "Me gusta conocer a gente de lugares tan diferentes. Paso muchas horas en el avi¨®n y all¨ª no puedes moverte, no est¨¢s en ninguna parte, en ning¨²n pa¨ªs, no hay territorios. Aqu¨ª, en el estudio, trabajo en todas partes y, a veces, si me encallo, me voy al bar de la esquina y rumio all¨ª sobre una servilleta de papel". Tiene otro estudio en casa, m¨¢s tranquilo, y varios talleres le suministran material, pero en Sant Feliu se transforma en el director de esta orquesta de personas, ideas, materiales, oficios y formas que a veces suena a poes¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.