41 millones para 30 empleados en las cocinas del hospital de Sagunto
Los agraciados aportaron dos euros cada uno para el boleto del Euromill¨®n
Se miran entre s¨ª y todav¨ªa no se lo creen. 41 millones de euros por una apuesta de 42 euros. Y no es para menos. El sorteo del Euromill¨®n, celebrado la noche del viernes, reparti¨® cerca de 7.000 millones de las antiguas pesetas entre una treintena de empleados de las cocinas del hospital de Sagunto, el tercer premio m¨¢s grande que deja este sorteo en Espa?a. Unos 200 millones de las antiguas pesetas por cabeza.
Los afortunados hablan con cautela y no aceptan ser fotografiados
La noticia corri¨® como la p¨®lvora el s¨¢bado pasado y la explosi¨®n de alegr¨ªa fue indescriptible, contaban ayer muchos de ellos. "Nos duele la garganta de tanto celebrar y tenemos que pellizcarnos de vez en cuando para asegurarnos que no estamos so?ando", explicaba una de las pinches del hospital, que no quiso dar su nombre ni tampoco que la fotografiaran.
"El cocinero vino el mi¨¦rcoles y nos dijo a los que est¨¢bamos si quer¨ªamos jugar y le dimos cada uno dos euros", comenta Amparo, de 51 a?os y una de las agraciadas. El boleto se sell¨® en La Vall d'Uix¨® porque la madre del cocinero es de all¨ª.
Amparo se enter¨® de su fortuna por su sobrina, que la llam¨® por tel¨¦fono para cont¨¢rselo. "Compramos champ¨¢n, bombones y pasteles. Hubo mucho revuelo. A¨²n no hemos asimilado el dinero que nos ha tocado", a?ade Amparo. Ayer hubo alegr¨ªa, pero los afortunados se condujeron m¨¢s con la cabeza que con el coraz¨®n, a juzgar por su cautela y discreci¨®n a la hora de hacer declaraciones. Tampoco se dejaron fotografiar.
Miguel, uno de los tres hombres agraciados -el resto son mujeres-, fue uno de los ¨²ltimos en enterarse. El s¨¢bado se fue a ver las motos a Cheste, donde se disputa el Gran Premio de Motociclismo, y sus compa?eros, que saben que padece del coraz¨®n, esperaron hasta ayer para informarle de que era millonario. "Seguir¨¦ trabajando, llevo 20 a?os en la Seguridad Social y soy fijo". A Miguel le gustar¨ªa hacer un viaje al otro lado del mundo, pero su familia y deshacerse de algunas deudas son su prioridad.
Lo peor, las empleadas del turno agraciado que no participaron por un motivo u otro. "Estaba trabajando, pero no me enter¨¦", comenta una sin ocultar su desolaci¨®n. Otro pinche a?ade: "Yo estaba librando ese d¨ªa".
En torno a las tres de la tarde, cuando se produce el cambio de turno, un empleado de banca de Sagunto aparece por las cocinas del hospital y reparte su tarjeta entre los agraciados ofreciendo asesor¨ªa. "No recuerdo un premio de esta cuant¨ªa en esta zona", reconoce.
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