P¨¢nico esc¨¦nico
Schuster se siente perseguido y en el Madrid no consiguen calmarlo
![Diego Torres](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F905d2291-3bc7-4951-9b10-14c4000df79f.png?auth=71540af241da7b2d45e7ccd8aac79de09feb0b15263f9f39b72b24c67ae654b5&width=100&height=100&smart=true)
El Madrid acababa de ganar 4-2 al Olympiakos, hace dos semanas, cuando Bernd Schuster se doblaba sobre s¨ª mismo en un recodo del vestuario. Los testigos se quedaron at¨®nitos al descubrir a un hombre atormentado. Esperaban encontrarse alguien exultante, pero lo que vieron fue una representaci¨®n de la ansiedad, o del p¨¢nico. Schuster parec¨ªa haber olvidado el partido, los goles de Robinho, la alegr¨ªa del Bernab¨¦u. S¨®lo le preocupaba la prensa. Esperaba que lo llamaran para acudir ante los medios de comunicaci¨®n como quien aguarda una sentencia. Estaba l¨ªvido.
El entrenador del Madrid, hombre impulsivo y sentimental, no consigue argumentar al club la raz¨®n de sus temores, exactamente. Pero hay algo ah¨ª afuera, entre los periodistas que le interrogan, le filman y le tiran fotos, que le pone ansioso. Algo que va m¨¢s all¨¢ de su razonamiento. "Vienen a por m¨ª", avisa. Se trata de una intuici¨®n que hace un mes le hizo confesar a Beckenbauer, en la televisi¨®n alemana, que no sabe si seguir¨¢ en el Madrid el a?o que viene.
Cree que la prensa quiere destruirle, y el s¨¢bado acus¨® al ¨¢rbitro de prevaricar
El t¨¦cnico b¨¢varo, de 47 a?os, est¨¢ convencido de que un sector cada vez m¨¢s generalizado de la prensa maquina una conspiraci¨®n para destruirlo. En el club lo escuchan y lo animan a mantener la calma. Pero cada vez que comparece en una sala de prensa la tensi¨®n crece. "La cosa va a peor", confiesan en el Madrid, preocupados. Tras caer ante el Sevilla, en el S¨¢nchez Pizju¨¢n (2-0), Schuster busc¨® argumentos nuevos para sentirse perseguido. Esta vez acus¨® al ¨¢rbitro, ?lvarez Izquierdo, de prevaricar en su contra. Para avalar su tesis record¨® que ?lvarez naci¨® en Catalu?a.
La semana pasada Schuster cumpli¨® cuatro meses al frente del Madrid. Desde 1997, cuando arranc¨® su carrera como entrenador, en el banquillo del Fortuna de Colonia, quiso dirigir a un club grande de Espa?a. Tras una d¨¦cada de fatigas en el Colonia, el Xerez, el Shaktar, el Levante y el Getafe, por fin complet¨® su aspiraci¨®n. En el tiempo que lleva en el Madrid, el equipo ha conseguido diez victorias, dos derrotas y dos empates en Liga y Champions. En la competici¨®n europea es el l¨ªder de su grupo, y est¨¢ a punto de clasificarse para la segunda ronda. En la Liga va el primero, y aunque el equipo no ha practicado un f¨²tbol deslumbrante, hac¨ªa 18 a?os que no marcaba tantos goles (25).
Schuster no tiene razones deportivas para entrar en p¨¢nico. Ni los resultados, ni su relaci¨®n con el vestuario, invitan a pensar en una situaci¨®n desfavorable. Al contrario. Los jugadores est¨¢n m¨¢s que conformes con su forma de ser. En general se sienten comprendidos y amparados, y ¨¦ste es un hecho in¨¦dito en el vestuario del Madrid del ¨²ltimo lustro. Nadie emite quejas. Los suplentes tampoco. La armon¨ªa trasciende a la plantilla. Cuando los dem¨¢s t¨¦cnicos del club, los m¨¦dicos, y los preparadores f¨ªsicos hablan de Schuster, describen a un hombre honesto, que sabe escuchar y facilita el trabajo de todos. Nada que ver con la figura tensa y altiva que se pone a la defensiva cada vez que lo enfoca una c¨¢mara.
![Schuster, en el S¨¢nchez Pizju¨¢n el s¨¢bado pasado.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DK76BOHLNMHFUH6LVYVEVGTVPQ.jpg?auth=05d8352c007ddf44d43978434ff96cda0b78e77fbf3e2f11c9afc5f026605020&width=414)
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