Fant¨¢stico Nalbandi¨¢n
El argentino doblega a Nadal en la final y puede acudir a Shanghai como reserva
Se llama David Nalbandi¨¢n, ha renacido de un infierno de dudas y juega como un general. Sin escuchar contra¨®rdenes. Sin pedir segundas opiniones. Dictando su ley. El argentino venci¨® ayer a Rafael Nadal subido al galopar imparable de los tenistas en trance. Nalbandi¨¢n se clav¨® en el centro de la pista y desde all¨ª distribuy¨® veneno. Su catalejo siempre estuvo puesto en las esquinas, donde cada bola es un golpe en el h¨ªgado. All¨ª sufri¨® Nadal sus latigazos. All¨ª busc¨® contraataques y encontr¨® aire. Y all¨ª acab¨® derrotado y acomplejado ante un tenista con pinta de iluminado, sonrisa de ganador y unos toques portentosos, a la altura del resultado: 6-4 y 6-0.
Nadal, que tambi¨¦n perdi¨® con Nalbandi¨¢n hace dos semanas en Madrid, no encajaba un 6-0 desde que perdi¨® este verano la final de Hamburgo ante Roger Federer (2-6, 6-2 y 6-0). En dos partidos contra Nalbandi¨¢n su balance es desolador: cuatro sets perdidos y s¨®lo siete juegos ganados.
"Pens¨¦ en Madrid, cuando me gan¨® f¨¢cil, y me puse tenso", reconoce el espa?ol
"He vuelto a pensar en Madrid, cuando me gan¨® f¨¢cil, y me he puesto tenso", admiti¨® el mallorqu¨ªn; "no ha sido un desastre como entonces. He hecho un buen primer set, aunque luego es verdad que he jugado mal. ?l ha jugado fant¨¢stico y tiene el mejor resto del mundo".
El espa?ol retrat¨® sus ¨¢nimos nada m¨¢s comenzar el partido. S¨®lo se hab¨ªan jugado nueve bolas cuando pidi¨® la asistencia de las c¨¢maras en una pelota que juzg¨® dudosa. Hab¨ªa nervios. Sospechas ante una final que le enfrentaba a un tenista que ya se ha ganado un sitio en sus pesadillas. Nadal aguant¨® lo que le sostuvo su servicio. Tuvo un arranque en¨¦rgico, guiado por el amor propio y el desinter¨¦s de Nalbandi¨¢n, a la espera de su momento. Luego, naufrag¨®. Fue v¨ªctima de la superioridad del rival y de su segundo saque, raqu¨ªtico y con el list¨®n a la altura de sus peores noches. Habr¨ªa necesitado mucho m¨¢s: el rubio de C¨®rdoba fue un rival de m¨¢rmol, al¨¦rgico a la especulaci¨®n e imperial en la definici¨®n. Demasiado Nalbandi¨¢n para el Nadal de ayer, dimitido a mediados del segundo set.
El argentino se ha convertido en el juez del circuito. Su explosi¨®n de final de temporada se ha ensa?ado especialmente con Roger Federer, Nadal y Novak Djokovic, los tres mejores jugadores del mundo. Los efectos de sus victorias han sido propios de un cataclismo. Viajar¨¢, si quiere, como primer reserva a la Copa de Maestros de Shanghai a la espera de que las rodillas del estadounidense Andy Roddick o el codo del ruso Nikolay Davydenko le ofrezcan una oportunidad de participar. Su sola presencia debe provocar tembleques entre los favoritos. Antes de subirse al avi¨®n, sin embargo, ya ha cambiado el escenario del tenis mundial.
Paradojas del destino, Nadal nunca estuvo tan cerca de Federer. Por primera vez en su carrera, al espa?ol le separan menos de 1.000 puntos del suizo: 995 exactamente. La cifra coloca a Nadal ante la primera oportunidad matem¨¢tica de su carrera de obtener el n¨²mero uno. Independientemente del resultado final de la Copa de Maestros, que se disputa desde el pr¨®ximo domingo, el n¨²mero dos tendr¨¢ la posibilidad de arrebatar a Federer el primer puesto en enero. Ser¨¢ en el Open de Australia. Y podr¨ªa ocurrir antes, en la primera semana del a?o, dependiendo de los resultados de Shanghai. Ninguno de esos c¨¢lculos, sin embargo, tuvo sentido ayer para el espa?ol. Su derrota contiene un aviso y encierra un desaf¨ªo. Nalbandi¨¢n est¨¢ para disputarlo todo. Y los dos mejores del circuito ya le han recordado que no le consideran todav¨ªa rival para el n¨²mero uno. Le falta, dicen, "constancia".
"No hay que olvidar que estuve lesionado toda la primera mitad de la temporada", se defendi¨® el argentino, "aunque jam¨¢s habr¨ªa imaginado terminar la temporada as¨ª de fuerte". "Jugu¨¦ a un nivel excelente", cerr¨®.
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