La derecha reclama a Prodi la expulsi¨®n de 250.000 inmigrantes rumanos

La oposici¨®n conservadora italiana capitaliza la "crisis de los rumanos". Y exige mucha dureza contra los extranjeros que delinquen o carecen de medios de subsistencia. El presidente de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, ex ministro de Asuntos Exteriores, afirma que convendr¨ªa expulsar de Italia a "unas 250.000 personas". Y Silvio Berlusconi, ex presidente del Gobierno, plantea la posibilidad de cerrar las fronteras a los rumanos. El Gobierno de Romano Prodi, que el viernes aprob¨® un decreto para extender a los ciudadanos comunitarios (los rumanos, aunque no aparecieran en el texto) las medidas represivas aplicables a otros inmigrantes, parece desbordado por los acontecimientos.

El homicidio de una mujer en Roma, presuntamente cometido por un rumano con antecedentes penales, deton¨® una crisis de consecuencias impredecibles. Italia es, desde siempre, la meta preferida por los inmigrantes rumanos. Desde que Rumania ingres¨® en la Uni¨®n Europea, en enero de este a?o, el flujo se increment¨® y agrav¨® el problema de los asentamientos de chabolas en la periferia de las grandes ciudades. Rumanos, chabolas y delincuencia se han coagulado como una misma cuesti¨®n para gran parte de la opini¨®n p¨²blica, y los partidos de la derecha creen haber hallado en el relativo aumento de la xenofobia una f¨®rmula electoral de ¨¦xito.

Prodi reaccion¨® en caliente tras el asesinato de Giovanna Reggiani. Tom¨® "una decisi¨®n necesaria tras la impresi¨®n causada en la opini¨®n p¨²blica por un crimen horrendo", seg¨²n Anna Finocchiaro, portavoz gubernamental en el Senado. La urgencia de un decreto at¨ªpico, dirigido a los rumanos y causado por un suceso ocurrido en Roma, fue r¨¢pidamente interpretada como una muestra del poder de Walter Veltroni, alcalde romano y nuevo l¨ªder del centro-izquierda. Y fue aprovechada por la derecha, que acus¨® al Gobierno de poner un simple parche sobre una "crisis grav¨ªsima".

Mientras la derecha pide expulsiones masivas y dureza contra los extranjeros, comunitarios o extracomunitarios, Prodi vuelve a encontrarse en dificultades.

El flanco izquierdo de su Gobierno rechaza el decreto por sus connotaciones xen¨®fobas. El texto debe ser votado hoy en el Senado, y Prodi, atrapado entre quienes piden m¨¢s dureza y quienes, desde la izquierda, le acusan de "caer en la demagogia populista", no tiene por el momento los votos necesarios para convertir en ley la expulsi¨®n de los delincuentes comunitarios.