La crisis de los rumanos divide a Italia
El pol¨¦mico decreto de Prodi amenaza con romper la coalici¨®n de Gobierno
La crisis de los rumanos empieza a convertirse en una crisis pol¨ªtica. El proyecto de expulsi¨®n patrocinado por Romano Prodi divide a su propio Gobierno, fortalece los argumentos de la derecha, suscita reparos entre los constitucionalistas y adquiere, con los d¨ªas, matices racistas. En el punto de mira est¨¢n los rom, los gitanos procedentes de Rumania, acusados de protagonizar la mayor¨ªa de los delitos en las ciudades italianas. El primer ministro rumano, Calin Tariceanu, viaja hoy a Roma para buscar soluciones al problema.
Romano Prodi y su ministro del Interior, Giuliano Amato, se reunieron ayer para hablar de la crisis y para intentar calmar los ¨¢nimos. Amato anunci¨® despu¨¦s que, en ning¨²n caso, el decreto implicar¨ªa expulsiones masivas. "Las autoridades rumanas ya se han comprometido a retener a las personas que expulsemos", se?al¨®. Tambi¨¦n conden¨® la "fantas¨ªa enferma" de quienes, como los dirigentes de la derecha, reclamaban la expulsi¨®n de cientos de miles de rumanos, y conden¨® el "tono xen¨®fobo" y los "ribetes racistas" de los l¨ªderes de la oposici¨®n.
Prodi se vio obligado a perge?ar con urgencia un decreto para ampliar a los ciudadanos comunitarios los supuestos que, hasta ahora, permit¨ªan expulsar a los extracomunitarios, y para conceder plenos poderes a la polic¨ªa. Walter Veltroni, alcalde de Roma y, como secretario general del nuevo Partido Democr¨¢tico, l¨ªder oficioso del centro-izquierda, reclam¨® a Prodi medidas inmediatas contra los inmigrantes que se aglomeraban en asentamientos de chabolas. Estas zonas, pobladas mayoritariamente por gitanos de Rumania, son vistos como una amenaza. Veltroni hizo declaraciones duras: "El 75% de las detenciones afectan a los rumanos", dijo. "No son inmigrantes que vienen a buscarse la vida, tienen como caracter¨ªstica la criminalidad".
La derecha ha asumido un debate que le beneficia y tanto Silvio Berlusconi como Gianfranco Fini azuzan con argumentos populistas y exigen expulsiones masivas. No votar¨¢n a favor del decreto en el Parlamento, dicen, si no incluye la posibilidad de expulsar a los extranjeros sin empleo y un mecanismo de expulsi¨®n inmediato, es decir, el traslado policial hasta el pa¨ªs de origen en 24 horas. En su actual redacci¨®n, el decreto prev¨¦ la expulsi¨®n de ciudadanos comunitarios "por motivos imperativos de seguridad p¨²blica" o por "incompatibilidad con la ordinaria convivencia", lo que concede un amplio poder discrecional a los prefectos de polic¨ªa, ya que no se requiere que los ciudadanos hayan cometido delitos.
Rechazo comunista
El flanco izquierdo del Gobierno, encabezado por Refundaci¨®n Comunista, rechaza frontalmente el decreto y exige cambios muy distintos de los planteados por la oposici¨®n conservadora. Los comunistas quieren que las expulsiones se limiten a quienes cometan delitos graves o actos de terrorismo y que cada procedimiento de expulsi¨®n sea convalidado por la justicia ordinaria. Tal como est¨¢n las cosas, Prodi y su decreto se encuentran en minor¨ªa.
El conflictivo decreto se enfrentar¨¢ hoy a la primera prueba parlamentaria, en la Comisi¨®n de Asuntos Constitucionales. Varios constitucionalistas han se?alado que los supuestos de expulsi¨®n, demasiado gen¨¦ricos, podr¨ªan violar el art¨ªculo 13 de la Constituci¨®n italiana, referente a las libertades personales. Si la Comisi¨®n da el visto bueno al decreto, el mayor peligro para Prodi llegar¨¢ cuando, en los pr¨®ximos d¨ªas, la oposici¨®n presente sus enmiendas.
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