Adi¨®s a d¨¦cadas de diferencias
El presidente franc¨¦s rompe con la diplomacia heredada de la guerra fr¨ªa
En 1996 Jacques Chirac tambi¨¦n tuvo la oportunidad de expresarse ante la representaci¨®n pol¨ªtica estadounidense pero ni los aplausos ni la audiencia fueron parecidos: Chirac hab¨ªa arrancado su primera presidencia con unas impopulares pruebas nucleares y el campo dem¨®crata no se lo perdonaba. Luego vino el atentado del 11 de septiembre y de nada le vali¨® el viajar de inmediato a Nueva York para expresar su solidaridad. Bush no quer¨ªa gestos para la galer¨ªa sino soldados en el frente iraqu¨ª. Y el entonces ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, le dijo a la Administraci¨®n Bush que se equivocaba. En voz alta, delante de todo el mundo, ante la asamblea de la ONU. En Par¨ªs nunca creyeron en la existencia de las armas de destrucci¨®n masiva, ni siquiera simularon creer en ella y eso gener¨® litros de tinto franc¨¦s vertido en las cloacas y ante las c¨¢maras de televisi¨®n.
Siendo ministro del Interior Sarkozy ya se atrevi¨® a calificar de "arrogante" el discurso de Villepin. Lo hizo desde los propios EE UU, tras fotografiarse con Bush y asegurarse de que la imagen ser¨ªa retocada para que le a?adieran los cent¨ªmetros necesarios para tener estatura presidencial. Y ya una vez presidente, a Sarkozy le ha faltado tiempo para pasar las vacaciones en EE UU y para compartir hamburguesa con la familia Bush, aunque C¨¦cilia ya hubiese comenzado a volar en otra direcci¨®n.
Sarkozy quiere romper con una pol¨ªtica exterior francesa heredada de De Gaulle y de la guerra fr¨ªa. Durante tres d¨¦cadas Francia cre¨ªa mantener su estatus de primera potencia situ¨¢ndose como alternativa a los dos grandes, los EE UU y la URSS. Las presidencias de Pompidou, Giscard y Mitterrand no cambiaron, oficialmente, la l¨ªnea aunque el socialista no tuvo ning¨²n reparo -crisis de despliegue de misiles Pershing en Alemania, a principios de los 80- en respaldar a EE UU aunque siempre manteniendo una ret¨®rica de "independencia", la petite musique francesa.
Chirac, que gan¨® sus dos elecciones sin convencer nunca de que era un buen candidato, encontr¨® en un cierto anti americanismo, que tambi¨¦n era una cr¨ªtica larvada a la mundializaci¨®n econ¨®mica y cultural, una popularidad que no le daba su pol¨ªtica social.
Con Sarkozy la pol¨ªtica francesa da un giro de 180%. El antiamericanismo pasa a ser un defecto de las "elites francesas" pues, seg¨²n ¨¦l, sus conciudadanos lloran por cada soldado que muere, sea donde sea, defendiendo la causa de la libertad o los intereses de las petroleras. Con Sarzoky, Francia se reincorporar¨¢ a la OTAN como miembro pleno y eso parece tan l¨®gico como es posible que llegue tarde. Sarkozy hace abstracci¨®n de una vieja tradici¨®n anti imperialista que toda la izquierda gala asume, al menos de boquilla, y que tambi¨¦n agrada entre la extrema derecha o el gaullismo residual. Es m¨¢s, se abraza a Bush cuando la mayor¨ªa procura no aparecer en la foto junto a ¨¦l. No cabe la menor duda de que al futuro presidente de EE UU, sea republicano o dem¨®crata, le agradar¨¢ saber que en Par¨ªs manda "el amigo franc¨¦s".
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