Andaluc¨ªa in¨¦dita
Conozco gente adicta a las mudanzas, con una vocaci¨®n de n¨®madas que les ayuda a mantener la ilusi¨®n juvenil de que el tiempo y el espacio todav¨ªa son manipulables. A m¨ª, por el contrario, la posibilidad de un cambio de domicilio se me complica hasta el punto de no dejarme dar ni un solo paso hasta una oficina en la que buscarme una plaza de garaje distinta de la que ahora ocupo. Ya estoy aqu¨ª, y la verdad es que estas paredes me ayudan a saber qui¨¦n soy.
La operaci¨®n de cambiar de sede de Canal Sur, adem¨¢s de recordar mucho a lo que est¨¢ haciendo TVE, puede encontrar una justificaci¨®n f¨¢cil en la necesidad de racionalizar cualquier cosa: gasto, espacio o esfuerzo, que representa la actual dispersi¨®n de sus instalaciones. Pero hay algo en todo esto que, como pertinaz sedentario, echo de menos. Yo creo que tendr¨ªa mucho sentido que Canal Sur se buscara una sede nueva porque tiene un proyecto nuevo. Vale: no quiero volver a ver esos cuadros en la misma pared, estoy harto de saber andar a ciegas por esta casa que me s¨¦ de memoria, mi rutina me abruma porque en vez de ayudarme a sentirme seguro y saber por d¨®nde ando me lleva a la descorazonadora conclusi¨®n de que, camine como camine, siempre llegar¨¦ al mismo sitio.
Vista as¨ª, la idea de instalar Canal Sur en otro sitio resulta hasta ilusionante. ?Se imaginan que un examen de conciencia hubiera llevado a los jefes de La Nuestra a la decisi¨®n de cambiar de casa para vivir, ser y hacer las cosas de otra manera? Me explico con un ejemplo. La programaci¨®n de Canal Sur es el resultado de una mirada sobre la realidad de Andaluc¨ªa que sesga todo lo que muestra para servir a la propaganda tur¨ªstica y a un nacionalismo d¨¦bil, puramente alimenticio. Esa mirada deja fuera de c¨¢mara una Andaluc¨ªa in¨¦dita que s¨®lo llega, de tarde en tarde, a La Nuestra cuando se constituye en cat¨¢strofe (siempre aminorada para no inquietar m¨¢s de la cuenta) o en efem¨¦ride (el caso del barroco andaluz). Hay que cambiar de mirada, y no s¨®lo de sede, para ser capaz de mostrar la crudeza de otra realidad que nunca se ve en Canal Sur. La semana pasada vi en Cuatro, en el extraordinario programa Callejeros, un reportaje sobre el barrio Palma Palmilla de M¨¢laga que yo ten¨ªa que haber visto en ese Canal Sur que prefiere no faltar a ninguna de las ferias y saraos de la tierra.
Estoy hablando de un problema pol¨ªtico: la televisi¨®n p¨²blica andaluza mantiene lejos una Andaluc¨ªa in¨¦dita, con unos problemas terribles cuya soluci¨®n, incluso su mera enunciaci¨®n, nos ayudar¨ªa a pertenecer a esta tierra sin la morfina del folclore y el populismo de La Nuestra. Y eso tienen que cambiarlo los due?os de Canal Sur. Si no lo hacen, es que s¨®lo se cambian de sede para estar m¨¢s c¨®modos. Ellos.
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