Brujas, en un cuento de chocolate
La ciudad belga inspira un divertido periplo ideal para hacer con ni?os
En el noroeste de B¨¦lgica hay una encantadora ciudad medieval sacada de las ilustraciones de un cuento: Brujas. Casas del siglo XVII por todas partes (algunas incluso m¨¢s antiguas), con fachadas coloreadas y frontones escalonados; grandes ventanas cuadradas como las que dibujan los ni?os; coches de caballos; canales y calles empedradas que van dirigiendo nuestros pasos a la plaza del Mercado, la plaza Mayor, con su impresionante campanario de 83 metros, al que se puede subir para que los ni?os se asomen a la ciudad del cuento que pueden escribir cuando volvamos en el tren que nos separa una hora de Bruselas o, mejor, en el coche alquilado en el aeropuerto, con sus sillas infantiles y su reproductor de m¨²sica, en el que escucharemos la que hemos tra¨ªdo: los payasos de la tele, la gallina turuleta, venga a poner huevos por las autopistas de este pa¨ªs verde donde las vacas parecen ser felices.
Podemos empezar el paseo desde la estaci¨®n de tren. Si venimos en coche, aparcaremos all¨ª. Markt, la plaza del mercado, el coraz¨®n de la ciudad, est¨¢ a poco m¨¢s de diez minutos a pie. El paseo nos transporta a otra ¨¦poca, mientras contemplamos las extraordinarias casas antiguas que se alternan con comercios de cuidados escaparates mostrando gran variedad de chocolates que inevitablemente acabaremos comprando (y consumiendo; menos mal que en el paseo de vuelta quemaremos algunas calor¨ªas).
La visi¨®n de la bella torre nos servir¨¢ de gu¨ªa, pero antes de llegar podemos detenernos en la iglesia de Nuestra Se?ora para contemplar la Virgen con el Ni?o (en la capilla de la Virgen), una escultura de m¨¢rmol de Miguel ?ngel orgullo de Brujas, pues pocas obras del genio est¨¢n fuera de Italia.
La plaza rectangular de Markt recibe su nombre del mercado, que dicen que se celebra desde el siglo X. En su centro, un monumento conmemora a dos cabecillas de una revuelta popular que se enfrent¨® a los franceses en 1302. Tan cerca Francia, por cierto (Lille, a s¨®lo 70 kil¨®metros de Brujas), y tan cerca Holanda, y Alemania, y Luxemburgo, y otras ciudades belgas como Gante, si es que podemos alquilar una casa en el campo durante dos semanas (desde 50 euros al d¨ªa, con dos dormitorios y paisajes de ensue?o alrededor) y recorrer media Europa en trayectos de dos horas como m¨¢ximo.
El edificio de las Hallen (mercado) acaparar¨¢ nuestra atenci¨®n, y tras subir nuestra mirada una vez m¨¢s al campanario, desde el que nos asomaremos, nos fijamos en el resto de casas de la plaza, como el Craenenburg, donde los burgueses de Brujas tuvieron prisionero al emperador Maximiliano tres meses el a?o 1488.
Maximiliano de Austria fue el padre de Felipe el Hermoso, cuya madre, Mar¨ªa de Borgo?a, muri¨® al caerse de un caballo cuando su hijo ten¨ªa cuatro a?os (y ella, 25). Podremos visitar su tumba, junto a la de su marido, el emperador, en la capilla Lanchals de la iglesia de Nuestra Se?ora (la de la escultura de Michelangelo Buonarroti).
Men¨² infantil
En la parte norte de la plaza, frente al mercado, hay una serie de restaurantes t¨ªpicos para turistas (en fin, lo que somos) donde los ni?os podr¨¢n pedir un men¨² infantil, y los mayores, otro plato de mejillones y otra cerveza, la mejor del mundo. Aunque alquilemos la casa esas dos semanas, no tendremos tiempo de probar todas las recetas de mejillones ni todos los tipos y marcas de cerveza. Muy cerca est¨¢ el caf¨¦ De Medici, con fama de servir el mejor caf¨¦ de Brujas, que podemos acompa?ar de un dulce de chocolate con fruta y helado que quiz¨¢ tambi¨¦n quememos en el camino de vuelta a la estaci¨®n. Y a¨²n no hemos visitado el Museo del Chocolate (dos calles m¨¢s al norte, sin duda m¨¢s interesante para los ni?os que el Museo Municipal, a pesar de El Bosco y su Juicio final).
Una calle muy corta, la Breideltraat, nos lleva de la Markt a otra plaza espl¨¦ndida: Burg, donde se encuentra el Ayuntamiento, el m¨¢s antiguo de B¨¦lgica y obra maestra del g¨®tico, y tambi¨¦n la bas¨ªlica de la Santa Sangre, en cuyo museo un cofre de oro, plata y piedras preciosas custodia la reliquia de la Santa Sangre, tra¨ªda por el conde de Flandes de una de las cruzadas. Y hablando de sangre, al lado est¨¢ el hotel Crown Plaza, que era una iglesia hace muchos a?os y en ella fue decapitado Carlos el Bueno mientras rezaba.
Cambio de perspectiva
Pues s¨ª, somos turistas, ?qu¨¦ pasa? Vale que no nos montemos en un coche de caballos con su saco detr¨¢s para que las limpias, hermosas y a menudo solitarias calles sigan oliendo a chocolate y no a heces de caballo, de acuerdo; pero subirnos en una de las lanchas con gu¨ªa que surcan los canales es algo que no nos saltaremos. Adem¨¢s del cambio de perspectiva para mirar esta ciudad tan bonita, los ni?os pueden decir adi¨®s a quienes sorprendan asomados a uno de los 50 puentes, o disfrutar cuando se pasa bajo una casa.
Para cenar, lo primero es recordar que a las ocho de la tarde ya est¨¢ casi todo cerrado, as¨ª que almorcemos a media ma?ana y cenemos a media tarde, ?qu¨¦ m¨¢s da! Adem¨¢s, para tener una buena primera impresi¨®n, nos falta poco que ver, y tenemos que regresar pronto a nuestra casa de dos dormitorios en mitad del campo, o a nuestro hotel. Y es que, cuando viajamos con ni?os, los elementos que a menudo s¨®lo nos sirven de apoyo para lo esencial (medio de transporte, alojamiento) se convierten en lo esencial.
Nos queda la catedral de Saint Salvator, con una magn¨ªfica torre rom¨¢nica de base cuadrada que le da a la catedral aspecto de castillo; tambi¨¦n alguna de las cuatro puertas de la ciudad que se conservan, o un ¨²ltimo caf¨¦ en el Vlissinghe, el m¨¢s antiguo de Brujas, situado m¨¢s o menos entre el Museo de Chocolate y la iglesia de Jerusal¨¦n, r¨¦plica de la del Santo Sepulcro. O el Minnewater (lago del Amor), en las proximidades de la estaci¨®n, uno de los lugares t¨ªpicos para los turistas, donde con ni?os nos limitaremos a corretear un poco; eso s¨ª, con mucho amor.
Pablo Aranda es autor de Ucrania (Destino) y El orden improbable (Espasa)
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- Brujas se encuentra a cien kil¨®metros en coche desde Bruselas.- En tren (www.b-rail.be), el trayecto se cubre en unos 50 minutos.Visitas- Museo del Chocolate (00 32 50 61 22 37; www.choco-story.be). Wijnzakstraat, 2. Abre todos los d¨ªas de 10.00 a 17.00. Precios: adultos, 6 euros; ni?os de seis a doce a?os, 4 euros.Informaci¨®n- Turismo de Brujas (00 32 50 44 46 46; www.brugge.be). Tienen una oferta de invierno de tres noches al precio de dos (50 euros cada noche) v¨¢lida hasta marzo. M¨¢s informaci¨®n, www.winterinbrugge.be.- Turismo de Flandes en Espa?a (www.flandes.net; 935 08 59 90).
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