220 zonas muertas en el mar
La acci¨®n humana deja sin vida dos centenares de regiones en la costa - Los 'desiertos' sin ox¨ªgeno son ya el doble de los que se registraron en 1990
Hasta 220 regiones marinas no tienen vida por culpa del hombre. Son zonas costeras, generalmente cerca de la desembocadura de grandes r¨ªos, que sufren un proceso de agotamiento del ox¨ªgeno. Las m¨¢s conocidas y estudiadas est¨¢n en el golfo de M¨¦xico -frente a Luisiana, donde vierte sus aguas el Misisipi-, en el mar B¨¢ltico y en el mar Negro, que tiene la mayor de estas zonas permanentes (m¨¢s de 20.000 kil¨®metros cuadrados, el equivalente a la provincia de Badajoz). El tama?o de estas zonas var¨ªa con el tiempo. Greenpeace calcula que cuando llegan a su m¨¢xima expansi¨®n esta superficie se triplica, y alcanza los 70.000 kil¨®metros cuadrados (como si toda la vida desapareciera de toda la isla de Irlanda).
La causa de este desastre medioambiental es, una vez m¨¢s, la acci¨®n humana. El proceso se inicia cuando los r¨ªos recogen el exceso de fertilizantes utilizados en los campos del interior, o cerca de zonas de vertidos industriales.
La alta concentraci¨®n de nutrientes (los restos org¨¢nicos y los fertilizantes que no han sido absorbidos por los cultivos) produce una primera explosi¨®n de vida: las algas y el plancton se multiplican sin control. Pero con su proliferaci¨®n sellan su muerte. Al multiplicarse, consumen el ox¨ªgeno del agua. Es lo que los cient¨ªficos califican como un ciclo de hiperoxia -exceso de ox¨ªgeno- que desemboca en uno de hipoxia -falta de este gas vital para la vida-. Cuando se llega a esta segunda fase, los animales que pueden moverse huyen, pero las plantas, los corales o los animales m¨¢s lentos, como los crust¨¢ceos, se asfixian. De hecho, el proceso se describi¨® por primera vez justamente cuando se observ¨® una elevada mortandad en los criaderos de langosta del B¨¢ltico.
R¨¢pido aumento
El investigador Robert J. D¨ªaz, del Instituto de Ciencia Marina de Virginia y una de las mayores autoridades del mundo en el fen¨®meno, calcula que actualmente existen en el mundo entre 200 y 220 de estas zonas. En su anterior recuento -de hace unos cinco a?os, que es el que se ve en el gr¨¢fico- eran cerca de 150. La nueva lista la publicar¨¢ D¨ªaz en diciembre, seg¨²n comunic¨® a este peri¨®dico. Sus c¨¢lculos coinciden con los de Naciones Unidas, que ha advertido del "r¨¢pido aumento de estas zonas".
La mayor¨ªa son zonas muertas peri¨®dicas. Coinciden con la llegada de las lluvias tras el verano. El agua recoge los excedentes de nutrientes de los campos de cereales, profusamente abonados en los pa¨ªses ricos. En los deltas y las desembocaduras, si las corrientes no los dispersan, ponen en marcha el proceso.
La relaci¨®n con el desarrollo est¨¢ clara. Desde los a?os sesenta del siglo XX, el n¨²mero de zonas muertas identificadas se duplica cada d¨¦cada: 10, en 1960; 19, en 1970; 37, en 1980; 68, en 1990. Y su reparto -casi todas en el hemisferio norte- confirma su v¨ªnculo con pr¨¢cticas de agricultura intensiva.
Su localizaci¨®n no deja lugar a dudas: las costas de Norteam¨¦rica y Europa son las m¨¢s castigadas. En cambio, apenas aparecen zonas muertas en ?frica y en Asia, aunque este ¨²ltimo continente va a incorporarse al proceso, y habr¨¢ m¨¢s puntos en el mapa de D¨ªaz, advierte ¨¦ste.
Esta evoluci¨®n se va a agravar por el calentamiento, adelanta D¨ªaz. El aumento de la temperatura y de las concentraciones de CO2 en la atm¨®sfera van a influir en el r¨¦gimen de lluvias. Los pron¨®sticos son que llover¨¢ menos, pero de manera m¨¢s torrencial. En consecuencia, el arrastre de materia org¨¢nica ser¨¢ mayor y en menos tiempo. La desertificaci¨®n impedir¨¢ que las capas superficiales de la tierra se fijen, lo que acarrea una p¨¦rdida de nutrientes, y los agricultores intentar¨¢n paliar el empobrecimiento de sus fincas intensificando el uso de abonos. El resultado ser¨¢ un c¨ªrculo vicioso que implicar¨¢ unos mayores vertidos de fosfatos y nitratos al mar: m¨¢s alimento para las algas, y, a medio plazo, menos ox¨ªgeno disuelto.
Adem¨¢s, se alterar¨¢n las corrientes marinas, que son las encargadas de diluir el proceso. Las consecuencias de este fen¨®meno ya se han hecho evidentes en las zonas m¨¢s castigadas. "La pesca en muchas regiones del B¨¢ltico y el mar Negro ha desaparecido pr¨¢cticamente", dice D¨ªaz. En el golfo de M¨¦xico y la costa atl¨¢ntica y del Pac¨ªfico de Estados Unidos, estuarios, fiordos y, en general, espacios cerrados tambi¨¦n empiezan a acusarlo, a?ade.
La excepci¨®n gallega
En los mapas que prepara Robert D¨ªaz aparece un punto frente a la costa gallega. "Esta zona desaparecer¨¢ en la pr¨®xima actualizaci¨®n" -que prepara para finales de a?o-, afirma este investigador hijo de gallegos (su madre era de Vila Xuan, en Pontevedra, y su padre de Neda, en A Coru?a).
El punto negro de la costa, frente a la r¨ªa de Vigo, no obedece a las mismas causas que la mayor¨ªa. No se trata de una acci¨®n humana ni tiene que ver con el Prestige u otros vertidos.
La causa es la "insurgencia costera". Este proceso se da cuando hay un cambio en las corrientes de agua ascendentes y descendentes en una zona. Con estos flujos cambia la concentraci¨®n de nutrientes. Si suben aguas de las profundidades -m¨¢s pobres en sustancias alimenticias porque hay menos luz, y con menos ox¨ªgeno-, las zonas superficiales se empobrecen y se quedan sin vida marina. Y el plancton y otros microorganismos, empujados hacia abajo, desaparecen al cambiar la temperatura y llegarles menos luz. El resultado es una zona muerta que se recupera con el tiempo.
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