El expolio que no cesa

Por desgracia, el robo de casi 300 libros de la biblioteca que el Ministerio de Asuntos Exteriores posee en el palacio de Santa Cruz, y del que inform¨® este peri¨®dico el lunes, no ha sido un hecho puntual. La desaparici¨®n de manuales y mapas en la sede del Ministerio es casi una tradici¨®n. Vienen faltando vol¨²menes -muchos de ellos catalogados por Cultura y de un gran valor hist¨®rico- desde hace m¨¢s de un siglo.

"Ya incluso en 1859 se hab¨ªa detectado la desaparici¨®n de alg¨²n libro", reconoc¨ªa ayer un portavoz de Exteriores en una carta remitida a este diario. En ella se confirma la p¨¦rdida o robo a lo largo del tiempo de 292 manuales, parte de ellos de los siglos XVI, XVII y XVIII.

El ministerio dice que 99 de los 292 libros robados tienen "valor hist¨®rico"

En un recuento de 1985 se constat¨® la desaparici¨®n de 224 vol¨²menes

Seg¨²n Exteriores, s¨®lo 99 de esos libros tienen "valor hist¨®rico", al estar datados "antes de 1900". "En su mayor parte", explica, "son desapariciones antiguas, puesto que en el recuento general de 1985 ya se constat¨® la desaparici¨®n de un total de 224 libros, de los que 73 ten¨ªan ese car¨¢cter de hist¨®ricos". El propio ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, confirm¨® ayer el robo de los libros, si bien precis¨® que a¨²n no han sido tasados.

Entre los vol¨²menes sustra¨ªdos figura una colecci¨®n de Pilots de 1700, muy valiosa porque contiene profusi¨®n de detalles de las costas inglesas y de otros pa¨ªses del norte de Europa. Esta serie debi¨® de desaparecer a comienzos de los a?os noventa, ya que el Ministerio de Cultura la catalog¨® como protegida en 1989. Otro de los vol¨²menes robados es Historias de la fundaci¨®n y antig¨¹edades de San Juan de la Pe?a y de los reyes de Sobrarbe, Arag¨®n y Navarra, de Juan Briz. Tambi¨¦n hay, entre el bot¨ªn de los desconocidos ladrones, antiqu¨ªsimas obras de navegaci¨®n y libros hist¨®ricos, como Historia d'Italia, de Francesco Guicciardini.

Exteriores se?ala que ha informado de los hechos a la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico de la Polic¨ªa Nacional. La recuperaci¨®n de los libros no va a ser f¨¢cil, dado el tiempo transcurrido desde las desapariciones. Se refuerza asimismo el temor de que los manuales m¨¢s valiosos hayan sido vendidos en el mercado negro y est¨¦n ya lejos de Espa?a. Seg¨²n fuentes bien conocedoras del expolio, la polic¨ªa ha interrogado a una decena de funcionarios de la biblioteca. "Todos han negado cualquier vinculaci¨®n con el robo, pero han admitido evidentes deficiencias en la seguridad".

La desaparici¨®n y su envergadura han sido constatadas gracias a un recuento exhaustivo de libros que se orden¨® al comienzo de la presente legislatura. No obstante, el ministerio insiste en que los robos se han producido a lo largo de muchos a?os. "Entre 2003 y 2007 han desaparecido al menos 25 manuales", se?alan las citadas fuentes, que a?aden: "Aunque es verdad que desde siempre ha habido un goteo de robos".

Las medidas de seguridad en torno a esta emblem¨¢tica biblioteca han dejado mucho que desear. Aunque ¨²ltimamente, a la vista del expolio, se hayan reforzado. Exteriores avanz¨® ayer que "ha iniciado actuaciones urgentes para la magnetizaci¨®n de los libros y la aceleraci¨®n de la digitalizaci¨®n del fondo documental del archivo".

Una muestra de la ineficacia del sistema de seguridad de los ¨²ltimos a?os es que el ministerio se vio forzado, hace s¨®lo unos meses, a eliminar el pomo de la puerta de acceso a la biblioteca: pese a la orden, los funcionarios persist¨ªan en dejarla abierta. Todo se deb¨ªa a que est¨¢ en un s¨®tano del edificio y la ventilaci¨®n es p¨¦sima.

Eliminar el pomo no se demostr¨®, con todo, como la panacea: la llave de entrada a la sala estaba al alcance de todos, al permanecer colgada en un cajet¨ªn al lado de la puerta de acceso. No exist¨ªa, pues, control alguno sobre ella. Un hecho que, en todo caso, era irrelevante hasta hace cinco a?os. Antes de eso la puerta de entrada ni siquiera ten¨ªa cerradura.

Por la biblioteca han desfilado, sin control, todos los funcionarios que lo deseaban (entre los del propio ministerio y los ajenos a la biblioteca), as¨ª como personal contratado para tareas de limpieza de los libros, empleados para la vigilancia... Por si fuera poco, en la biblioteca han trabajado peri¨®dicamente empleados de empresas temporales.