"Las FARC no tienen la m¨¢s m¨ªnima voluntad de di¨¢logo"
Apuesta a la buena fe. Confianza en la lealtad. Las palabras voluntariosas del ministro del Interior colombiano, Carlos Holgu¨ªn, respecto a la mediaci¨®n de Hugo Ch¨¢vez ante las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), reflejan perfectamente la tesitura en la que se encuentra el Gobierno de ?lvaro Uribe que, a pesar de sus recelos, tiene en Ch¨¢vez la mejor baza para resolver el apremiante drama de los secuestrados.
Las gestiones del mandatario venezolano, con el que la guerrilla no oculta su afinidad, han provocado ya un primer roce. El pasado 8 de noviembre, Ch¨¢vez recibi¨® en Caracas a Iv¨¢n M¨¢rquez, emisario de las FARC, sin haber advertido a los colombianos, tal y como estaba estipulado. ?se fue incluso el motivo esgrimido por el venezolano para perderse la inauguraci¨®n de la Cumbre Iberoamericana de Santiago. Bogot¨¢ no ocult¨® su malestar. "En Santiago, el presidente Ch¨¢vez explic¨® a Uribe cu¨¢l hab¨ªa sido el sentido de la reuni¨®n con M¨¢rquez. Fue ¨²nicamente un encuentro de aproximaci¨®n, sin avances sustanciales", dice el ministro Holgu¨ªn, de visita oficial en Espa?a.
Pese a los recelos, Ch¨¢vez es la baza principal para liberar a los rehenes
Los m¨¢s esc¨¦pticos, sin embargo, han visto en esa maniobra la primera se?al de que Ch¨¢vez, las FARC y Cuba est¨¢n escribiendo el gui¨®n a espaldas del Gobierno colombiano, y que el venezolano no es fiable porque tiene una agenda personal. "Yo abono la buena fe y la buena voluntad", dice el ministro del Interior. "No ser¨ªa concebible que, ante un acto de confianza tan grande como el que ha hecho el presidente Uribe hacia el presidente Ch¨¢vez, se pudiese derivar hacia una confabulaci¨®n, con prop¨®sitos distintos de los que se persiguen al permitir su intervenci¨®n. Lo que no aceptaremos es que las FARC usen este escenario para recuperar posiciones perdidas".
Las autoridades colombianas intentan lograr la liberaci¨®n de los 45 rehenes que la guerrilla considera "canjeables" (pol¨ªticos y miembros de las fuerzas de seguridad, si bien mantiene secuestrados, adem¨¢s, a unos 600 civiles). Sin embargo, las condiciones del grupo armado, entre ellas el establecimiento de una zona desmilitarizada, son inasumibles para el Gobierno colombiano. "Las FARC no tienen la m¨¢s m¨ªnima voluntad de di¨¢logo", afirma Holgu¨ªn. "No la han tenido nunca. Puede que ahora, con la presencia de Ch¨¢vez, den alg¨²n paso, pero mientras no se les acabe de reducir militarmente y no se les tapone todav¨ªa m¨¢s el ducto del narcotr¨¢fico, no ceder¨¢n".
Las rentas de la coca¨ªna son, seg¨²n las autoridades colombianas, la clave de la pervivencia de las FARC, nacidas en plena guerra fr¨ªa a partir de grupos comunistas vinculados a la URSS, y hoy catalogadas como organizaci¨®n terrorista por la UE. "Las FARC controlan un poco m¨¢s del 60% del negocio de la droga. El resto son carteles dispersos, pero relacionados tambi¨¦n con las guerrillas y los paramilitares".
Holgu¨ªn, que participa en un foro sobre la Ley de Justicia y Paz, cree que el avance en estos cinco a?os es "prodigioso". "De 60.000 hombres alzados en armas, se han desmovilizado 43.000. En 2002 no hab¨ªa fuerza p¨²blica en 415 municipios y 200 alcaldes no pod¨ªan acceder a los ayuntamientos. Hoy el Estado ha recuperado el territorio. El paramilitarismo, como tal, ya no existe: hay una reinserci¨®n eficaz, 400 diligencias judiciales abiertas y 100.000 v¨ªctimas dispuestas a pedir justicia".
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