Precintado el ¨²ltimo puesto del mercado de San Miguel
Un juez avala a la empresa que har¨¢ del recinto un centro gastron¨®mico
Precintado. La mala leche y los nervios de Joaqu¨ªn Nieves, el propietario del ¨²ltimo puesto abierto en el mercado de San Miguel, no pudieron evitarlo. Ayer, con una orden bajo el brazo, dos agentes judiciales se presentaron a la una de la tarde en la fruter¨ªa de este granadino de origen y madrile?o de adopci¨®n de 60 a?os y le obligaron a cerrar su negocio: "Coja todo lo que tenga que coger, que cuando lo precintemos usted no podr¨¢ volver a entrar hasta nueva orden", dec¨ªa la agente judicial a un Joaqu¨ªn Nieves que ya no sab¨ªa ni d¨®nde ten¨ªa los limones ni las manzanas. "Las balanzas, mis herramientas de trabajo y la televisi¨®n las dejo porque yo voy a volver a trabajar aqu¨ª", dec¨ªa el frutero, que lleva 25 a?os con ese puesto.
El mercado bull¨ªa, literalmente, y no precisamente por la actividad que le corresponde. Sopletes, mangueras de agua a presi¨®n, generadores el¨¦ctricos, martillazos y polvo, mucho polvo. Las obras que emprendi¨® hace meses la sociedad Gastr¨®domo de San Miguel, SL, la propietaria mayoritaria de este mercado de principios del siglo XX construido por el arquitecto espa?ol Alfonso Dub¨¦ y D¨ªez, avanzan a marchas forzadas para crear "un centro de ocio gastron¨®mico" en lugar de este mercado del barrio de toda la vida.
Ya no quedaba ni uno de los 75 antiguos puestos en pie, salvo los del pescadero Jos¨¦ Bonales y el del frutero Joaqu¨ªn Nieves, que se han resistido hasta el final y que a¨²n no dan la guerra por perdida: "Nos vamos para volver", dec¨ªan ayer cuando le pon¨ªan el precinto a la fruter¨ªa, en medio de periodistas, abogados, clientes y curiosos. La pescader¨ªa de Bonales la precintaron hace menos de un mes.
Ambos se hicieron ilusiones porque hace dos semanas, mediante un interdicto judicial, se puso freno a parte de las obras que se llevan a cabo en el mercado. Un juez limit¨® las actuaciones, en lo que pudiera afectar a sus puestos, a "obras de consolidaci¨®n". Ahora, de nuevo a golpe de orden judicial, la otra parte ha conseguido que abandonen sus puestos para acometer las obras previstas en esa zona, donde han permanecido casi sitiados por paneles de contrachapado los dos tenderos en los ¨²ltimos tiempos. El mercado ya est¨¢ vac¨ªo, pero esta historia terminar¨¢ en los tribunales.
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