El regreso de la fiebre fara¨®nica
Londres acoge una de las mayores exposiciones de la historia sobre Tutankam¨®n
"Al principio no pude ver nada (...) pero cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad pude distinguir la silueta de extra?os animales, estatuas, y oro... por todas partes el brillo del oro". A?¨¢dase a las frases emocionadas de Howard Carter al irrumpir en la tumba de Tutankam¨®n en 1922 un rato de cola, la opci¨®n de audiogu¨ªa con la voz de Omar Sharif y la constataci¨®n de que estamos bajo una carpa (Millennium Dome) junto al T¨¢mesis y no en un sepulcro en la orilla occidental del Nilo. Y se tendr¨¢ la impresi¨®n inicial que provoca la exposici¨®n sobre el joven fara¨®n presentada ayer en Londres en medio de una gran expectaci¨®n y bajo el oficioso lema de Tut is back.
La muestra, que se inaugura ma?ana, llega 35 a?os despu¨¦s de la ¨²ltima sobre tesoros del rey, celebrada con ¨¦xito en el British Museum (1,7 millones de visitantes). Ahora es The O2, en Greenwich, el lugar elegido para este Tut superstar, que en diciembre convivir¨¢ con el Boss (Springsteen toca el 19). La competencia ser¨¢ dura, no en balde uno de los organizadores se?al¨® ayer que la gira mundial de Tutankam¨®n "es el come back tour de m¨¢s ¨¦xito en los ¨²ltimos 3.000 a?os". La exhibici¨®n, que recala en Londres hasta agosto, es en esencia la misma que se vio en Basilea y Bonn en 2004-2005, pero el paso por EE UU, donde ha arrasado, y la incorporaci¨®n de socios como National Geographic la ha hecho mucho m¨¢s espectacular de dise?o.
La muestra, con 11 salas tem¨¢ticas en dos niveles -la ¨²ltima, una reconstrucci¨®n de la c¨¢mara funeraria de Tutankam¨®n-, se presenta en pleno apogeo medi¨¢tico del rey y con un desprecio total por las maldiciones: ayer era martes y 13.
"Cosas maravillosas": la manoseada frase de Carter a sus compa?eros, mientras ¨¦l solo avizoraba los amontonados tesoros de Tutankam¨®n, viene una y otra vez a la cabeza al recorrer la exhibici¨®n. Se titula Tutankam¨®n y la edad de oro de los faraones, algo que Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antig¨¹edades de Egipto, justifica diciendo que en esos tiempos, la dinast¨ªa XVIII (1555 antes de Cristo-1305 despu¨¦s de Cristo), el imperio egipcio lleg¨® a la cima de su poder, "y el oro flotaba como polvo en la tierra de los reyes". Hawass subray¨® que Tut "esta vez ha venido con la familia": no se trata s¨®lo de mostrar sus tesoros sino de ofrecer un recorrido did¨¢ctico y sensorial -la muestra es muy escenogr¨¢fica- por el mundo de su dinast¨ªa. Entre los 130 objetos -50 de la tumba de Tutankam¨®n-, los hay de los supuestos padres del joven (Akenat¨®n y Kiya), madrastra (Nefertiti), bisabuelos (Tjuya y Yuya, Amenofis II), abuelo (Amenofis III) o t¨ªa (Sitamun).
"Cosas maravillosas". Ah¨ª est¨¢ el peque?o joyero de marfil del rey. Ah¨ª la peque?a m¨¢scara dorada, pat¨¦tico remedo de la de su padre, de una de las dos hijas malhadadas del fara¨®n ni?o. Pero ?qu¨¦ es aquel objeto dorado que brilla suspendido en el aire? ?Es el extraordinario pu?al de oro de Tutankam¨®n!, hallado sobre su momia.
El cayado y el azote, s¨ªmbolos del poder de Tutankam¨®n sobre las Dos Tierras, est¨¢n tambi¨¦n aqu¨ª, y su copa-grial de alabastro, y una de las bellas tapas de vasos canopos, y, sobre todo, su diadema, la que portaba la momia y que seguramente Tut usaba en vida. Est¨¢ asimismo el maniqu¨ª-escultura de madera, y la peque?a y delicada capilla hallada en la antec¨¢mara y cuyas puertas se abren para mostrar el inviolado misterio de una estatua ausente. De nuevo hay que citar a Carter: "El tiempo parec¨ªa perder su significado ante un espect¨¢culo que recordaba tan v¨ªvidamente los solemnes ritos de una civilizaci¨®n desconocida".
Belleza en un aura de misterio
Uno de los aciertos de la exposici¨®n, adem¨¢s de presentar las piezas con un aura de misterio y belleza, de manera harto diferente a como se las exhibe en el melanc¨®lico Museo Egipcio de El Cairo, es que plantea a trav¨¦s de los objetos muchas de las cuestiones que penden sobre Tutankam¨®n. Por ejemplo, la reutilizaci¨®n de objetos en su tumba.
A ello remite el minisarc¨®fago -uno de los cuatro que iban embutidos en los vasos canopos y que conten¨ªan v¨ªsceras momificadas de Tutankam¨®n-, que es uno de los s¨ªmbolos de la exposici¨®n y que parece haber sido creado para otro fara¨®n, el misterioso Neferneferuat¨®n corregente de Akenat¨®n. El peque?o f¨¦retro, de 39,5 cent¨ªmetros, conten¨ªa el h¨ªgado embalsamado de Tut, que ya es reliquia.
El bell¨ªsimo reposacabezas de vidrio azul del fara¨®n (Carter se lo llev¨® como recuerdo) alude calladamente a la secreta historia del escamoteo de objetos de la tumba. Hay m¨¢s gui?os: ?no lo es ese rutilante abanico de oro que muestra en relieve a Tut cazando peligrosamente avestruces desde su carro a todo galope y que parece ilustrar la nueva teor¨ªa de la muerte del joven rey en accidente?
Hawass, que anunci¨® ayer que por primera vez una misi¨®n arqueol¨®gica egipcia comienza a excavar en el Valle de los Reyes, recalc¨® que el dinero de las entradas de la exposici¨®n por primera vez revertir¨¢ en Egipto. "El 75% ser¨¢ para la conservaci¨®n de las antig¨¹edades egipcias, que son de todos". Hawass, que alarde¨® de que no le ha pasado nada por manipular la momia de Tutankam¨®n (quiz¨¢ a¨²n es pronto para confiarse), a?adi¨® tras recordar que de otras giras de Tut, Egipto no vio un centavo: "Se acabaron los regalos".
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