Nubarrones para Merkel

La dimisi¨®n por graves motivos familiares del vicecanciller alem¨¢n Franz M¨¹ntefering, un socialdem¨®crata que representaba una decisiva fuerza estabilizadora en la gran coalici¨®n, coloca a la jefa de Gobierno, Angela Merkel, ante tiempos turbulentos. Un primer y gran interrogante se abre sobre la capacidad de la alianza entre rivales cristianodem¨®cratas y socialdem¨®cratas para resistir los 22 meses que restan hasta las elecciones legislativas. Pero con comicios anticipados o sin ellos, la salida de M¨¹ntefering, sustituido por su correligionario Steinmeier, abre una largu¨ªsima precampa?a electoral en el pa¨ªs m¨¢s importante de la Uni¨®n Europea.

El escenario pol¨ªtico alem¨¢n ha cambiado en los ¨²ltimos meses, a medida que ha ido recobrando fuerza el ala izquierda socialdem¨®crata. En el reciente congreso del SPD, y en contra de la opini¨®n del vicecanciller dimitido -un pragm¨¢tico convencido de que el Estado protector necesita cambios profundos para mantener su competitividad-, los delegados fueron muy cr¨ªticos con los recortes del colch¨®n social que impusiera en su d¨ªa el canciller Schr?der y de los que ha hecho bandera la cristianodem¨®crata Merkel. El resultado de este nuevo clima fue la abrumadora reelecci¨®n de Kurt Beck como presidente del partido. Beck es el impulsor de un viraje a la izquierda destinado a frenar la p¨¦rdida de votos socialdem¨®cratas en favor del nuevo Partido de la Izquierda, formados por ex comunistas y socialistas radicales seguidores de Oskar Lafontaine.

Las propuestas de Beck van desde un salario m¨ªnimo intersectorial hasta la anticipaci¨®n de la edad de retiro de los 67 a los 65 a?os. ?stos y otros frentes, incluida la privatizaci¨®n de los conflictivos ferrocarriles alemanes, llevan ahora la incertidumbre a la alianza gubernamental.

M¨¹ntefering era hasta esta semana el m¨¢s s¨®lido aliado de Merkel en la coalici¨®n, el gozne que articulaba aspiraciones encontradas. Los ministros socialdem¨®cratas responder¨¢n presumiblemente ahora ante un crecido Beck, que aspira a convertirse en pr¨®ximo jefe del Gobierno, m¨¢s atento a elevar su estatura que a consolidar una alianza que no le convence. Su decisi¨®n de no integrarse en el Ejecutivo federal anticipa la agudizaci¨®n de las discrepancias, ya serias, entre los dos partidos rivales que gobiernan juntos Alemania desde finales de 2005.

Ninguna de las dos formaciones ha hablado de disolver la coalici¨®n, entre otros motivos porque es muy probable que los electores castiguen a quien tomara la iniciativa; algo especialmente grave en el caso socialdem¨®crata, que ya va muy por detr¨¢s en intenci¨®n de voto. Pero, en todo caso, las divergencias entre CDU y SPD van a hacer la vida m¨¢s dif¨ªcil a la canciller y podr¨ªan descabalgarla de su actual popularidad. De ah¨ª a la par¨¢lisis gubernamental no hay m¨¢s que un paso. El paso que Berl¨ªn deber¨ªa cuidadosamente evitar, precisamente cuando se consolida su recuperaci¨®n econ¨®mica y se mantiene alto su perfil en la UE.