Bridget Jones en Arabia Saud¨ª
No se dejen enga?ar por la cubierta rosa. Aunque el dise?o kitsch de la portada de Chicas de Riad (Emec¨¦) hace honor a su contenido, la novela de Rajaa Alsanea no es un follet¨ªn rom¨¢ntico para adolescentes. Trata de enamoramientos juveniles, sue?os de amor eterno y pasiones prohibidas, pero las historias entrelazadas de Sadim, Kamra, Michelle y Lamis revelan mucho m¨¢s de la sociedad saud¨ª en la que se desarrollan y sobre la que tan poco conocemos en Occidente. A trav¨¦s de sus p¨¢ginas va emergiendo poco a poco un fresco tan sorprendente como aterrador de un pa¨ªs, Arabia Saud¨ª, cuyas tradiciones frustran los deseos de felicidad de sus ciudadanos. Chicas de Riad tal vez no pase a la historia de la literatura, pero es un texto no s¨®lo entretenido sino con un alto valor sociol¨®gico. El dato de que el reino prohibiera su publicaci¨®n y que s¨®lo la editorial libanesa Dar al Saqi estuviera dispuesta a imprimirlo en ¨¢rabe, resulta ya significativo. Refuerza la curiosidad saber que los cien mil ejemplares que vendi¨® en los primeros meses suscitaron un acalorado debate entre intelectuales y pol¨ªticos ¨¢rabes.
?D¨®nde est¨¢ el esc¨¢ndalo?, se preguntar¨¢n algunos lectores que tal vez vean la historia de las cuatro amigas como otra m¨¢s de unas jovencitas un tanto despistadas en el paso a la edad adulta. Sus preocupaciones y sus comentarios pueden parecer absolutamente inocentes hasta que uno se va percatando de c¨®mo contradicen los valores imperantes en la sociedad en la que se mueven, y por extensi¨®n en el resto del mundo ¨¢rabe. De ah¨ª su osad¨ªa.
Osad¨ªa tambi¨¦n formal. Ya que la autora, una joven universitaria que acab¨® la novela sin haber cumplido 25 a?os, rompe con los esquemas de la literatura ¨¢rabe. En primer lugar, adopta un estilo moderno en el que se entremezclan el idioma ¨¢rabe cl¨¢sico y diversas variedades dialectales que conviven en Arabia Saud¨ª. Este aspecto se pierde inevitablemente en la traducci¨®n, aunque Alsanea lo apunta en una breve nota inicial. Adem¨¢s, presenta la historia como una sucesi¨®n de mensajes enviados a una lista de correo electr¨®nico semanalmente durante un a?o. Tal recurso, tal vez un gui?o a la generaci¨®n que como ella ha crecido con internet, le da la oportunidad de crear un metarrelato en el que muestra la sensibilidad de esa sociedad que oprime a las protagonistas. Una sociedad que la autora describe, por boca de Michelle, "llena de contradicciones y que no permite la autoafirmaci¨®n de las personas".
La novela empieza con una boda, la de Kamra. A partir de ah¨ª, las amigas descubren el gran foso que existe entre los sue?os rom¨¢nticos que han alimentado viendo pel¨ªculas occidentales y la realidad de los matrimonios arreglados que se espera que acepten sin rechistar. En las historias de desamor que vive cada una de ellas sale a la superficie la falta de derechos de las mujeres saud¨ªes, pero tambi¨¦n las tristes consecuencias que ello tiene para sus hombres, cuyas vidas terminan siendo casi igual de tristes.
No obstante, los hombres son s¨®lo parte del decorado. ?sta es una historia de mujeres. De mujeres j¨®venes que sufren porque los hombres, y muchas mujeres, aceptan la dictadura de las tradiciones, en cuyo cementerio, dicen un poema de Nizar Qabbani, "est¨¢n enterradas miles y miles de mujeres m¨¢rtires". Los versos de Qabbani, un gran poeta ¨¢rabe contempor¨¢neo, encabezan varios de los cap¨ªtulos de Chicas de Riad, como tambi¨¦n lo hacen citas de autores occidentales y, sorpresa, algunas azoras del Cor¨¢n y hadices, los dichos del Profeta.
Alsanea no entra en disquisiciones teol¨®gicas. Sin embargo, sus personajes dejan claro que no ven contradicci¨®n entre su religiosidad (de distinta intensidad en cada una de las chicas) y sus aspiraciones de disfrutar de una vida plena y gozosa. Ponen en evidencia los excesos que muchos cometen en nombre de la religi¨®n y critican sin ambig¨¹edad pr¨¢cticas como la poligamia o el mehran, el custodio legal que el islam impone a la mujer de por vida, primero el padre y luego el esposo, el hermano o el hijo. El estilo ligero del relato, m¨¢s cercano al cotilleo que a la denuncia, quita hierro al asunto y le da un tono tragic¨®mico, pero conmovedor. La autora es capaz de transmitirnos la crueldad de la sociedad que retrata a trav¨¦s de peque?os detalles, como cuando Sadim y su prometido acuden a inscribir su matrimonio. "Pidieron a Sadim que imprimiera su huella digital en el gran libro del registro civil. Ella protest¨® porque quer¨ªa firmar, pero su t¨ªa le dijo: 'Hazlo de una vez, el jeque te ha dicho que tienes que estampar tu huella. S¨®lo los hombres firman".
Desde el desprecio hacia la mujer divorciada hasta los pretextos para justificar la cirug¨ªa est¨¦tica, Alsanea repasa los rincones m¨¢s ocultos de la sociedad saud¨ª. Tambi¨¦n destaca otros aspectos menos graves pero igualmente reveladores, como el importante papel del tel¨¦fono en las relaciones entre los sexos. "Como para muchos amantes de este pa¨ªs, tambi¨¦n para Sadim y Firas el tel¨¦fono era la ¨²nica posibilidad de dejar el camino libre a su amor". O el m¨¢s novedoso de internet. "Era una buena herramienta para conocer chicos y bromear con ellos en una sociedad que no proporcionaba ning¨²n medio para ello, pero nada m¨¢s. Lamis no se tomaba en serio el chat".
Chicas de Riad no est¨¢ describiendo el pasado. Eso es as¨ª hoy, en el siglo XXI. Pero, por Dios, si estas muchachas ya son universitarias. Igual da. A los ojos de la legislaci¨®n saud¨ª (basada en la controvertida shar¨ªa, o ley isl¨¢mica), son menores y lo ser¨¢n el resto de su vida. Las cuatro amigas tratan de rebelarse, pero no es mucho lo que pueden hacer sin pagar el precio de ser rechazadas por su familia y por el resto de la sociedad. El individuo s¨®lo es alguien dentro de una familia, y si es con pedigr¨ª tribal tanto mejor. Lo constata la rebelde Michelle cuando el Faisal de su vida renuncia a lo que parece un amor de cine por la oposici¨®n de su madre. Esa contradicci¨®n que Michelle experimenta refleja tambi¨¦n el choque cultural que afrontan muchos j¨®venes saud¨ªes que salen a estudiar fuera, pero que a su regreso tienen que volver a comportarse de acuerdo con los moldes preestablecidos. El peso del qu¨¦ dir¨¢n, las diferencias sociales y de nacionalidad, pero tambi¨¦n los prejuicios hacia la minor¨ªa chi¨ª, en definitiva, todos los elementos de una construcci¨®n social que coarta la espontaneidad de los j¨®venes y limita su capacidad para ser felices como adultos, aparecen en Chicas de Riad. "?De d¨®nde pens¨¢is que salen los poemas tristes, los lamentos y las canciones melanc¨®licas de nuestra herencia cultural?", pregunta la narradora de ficci¨®n a los destinatarios de su lista de correo. Motivo para reflexionar.
?Existen en Arabia Saud¨ª muchas chicas como las chicas de Riad? Sin duda. Aunque las cuatro protagonistas son en cierta medida unas privilegiadas. Pertenecen a familias acomodadas y no excesivamente conservadoras, lo que les da una libertad de movimientos que, por limitada que sea, no tienen otras muchas j¨®venes saud¨ªes. Pero, con el acceso a la educaci¨®n, las cadenas por sat¨¦lite e internet, incluso quienes no viajan empiezan a compartir las mismas inquietudes. Queda por adivinar qui¨¦n de las cuatro expone sus intimidades. Y eso, que constituye la primera violaci¨®n en un pa¨ªs donde la privacidad es m¨¢s valiosa que el petr¨®leo, se convierte en parte del juego en el que Alsanea implica a los lectores.
Chicas de Riad es una denuncia de la doble moral, pero desde una visi¨®n esperanzada de que las nuevas generaciones de saud¨ªes empiezan a cuestionar el sistema. "Cuando el amor ha hecho acto de presencia en tu vida, sabes que el ¨²nico placer verdadero y aut¨¦ntico es el amor", asegura la atrevida cronista en contra de la visi¨®n imperante. Al final, Sadim logra rehacer su vida y Lamis elige al hombre con el que se casa, pero el amor "a¨²n debe luchar para poder salir a la luz en Arabia Saud¨ª".
La novela est¨¢ bastante bien traducida, algo cada vez m¨¢s infrecuente, en especial cuando se hace desde una lengua como el ¨¢rabe. S¨®lo una recomendaci¨®n. Para quien no est¨¦ familiarizado con los nombres ¨¢rabes, conviene leerse primero el glosario situado al final del libro. Ayudar¨¢ a captar algunos de los dobles sentidos con los que juega la autora. -
Chicas de Riad. Rajaa Alsanea.
Emec¨¦. Barcelona, 2007. 314 p¨¢ginas. 20 euros.
Traducci¨®n de Yvonne Fern¨¢ndez Samitier.
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