Un h¨¦roe de nuestro tiempo
Gregorio L¨®pez Raimundo, hist¨®rico dirigente del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC)
Gregorio L¨®pez Raimundo falleci¨® ayer en Barcelona a los 93 a?os. Por deseo de la familia no habr¨¢ funeral p¨²blico. Nacido en Tauste (Zaragoza), era sastre de profesi¨®n. Al estallar la Guerra Civil, se afili¨® al partido de los comunistas catalanes. En 1947 retorn¨® clandestinamente a Catalu?a. Detenido y torturado en 1951, fue expulsado del pa¨ªs tres a?os m¨¢s tarde. En 1956 fue designado m¨¢ximo responsable de la organizaci¨®n del PSUC en el interior y en 1965 secretario general. Apoy¨® las tesis eurocomunistas. Fue diputado a Cortes en tres legislaturas. En 1985 se retir¨® de la pol¨ªtica activa. Casado con la escritora Teresa P¨¤mies, uno de sus hijos es el escritor Sergi P¨¤mies.
L¨®pez Raimundo ha sido, con Joan Comorera, el dirigente m¨¢s importante de la historia del PSUC. Luchador y militante de base en la guerra y el primer exilio, fue pieza b¨¢sica en la reconstrucci¨®n clandestina del PSUC del interior. Ha dejado un testimonio magn¨ªfico de ese periodo en su libro de memorias Primera clandestinidad. Uno no sabe qu¨¦ admirar m¨¢s, si su heroica resistencia a la tortura de la polic¨ªa cuando es detenido, o la inmensa paciencia de las peque?as actividades cotidianas que pretenden erosionar a un enemigo mil veces m¨¢s fuerte: el r¨¦gimen franquista.
Siempre se ha dicho que lleg¨® a la secretar¨ªa general del PSUC porque era el candidato favorito de Santiago Carrillo. Se trataba de que el PSUC fuera controlado desde la direcci¨®n del Partido Comunista de Espa?a a fin de evitar la repetici¨®n del caso Comorera, que acab¨® con el enfrentamiento entre los dos partidos.
Es probable que Gregorio L¨®pez Raimundo coincidiera con ese objetivo. Pero, con el paso del tiempo, su sentido de la responsabilidad le llev¨® a desempe?ar su cargo y su funci¨®n de la mejor manera posible, con la m¨¢xima lealtad a su gente. Cuando le detuvieron por ¨²ltima vez, en 1975, despu¨¦s de ser puesto en libertad (recuerdo la emoci¨®n del momento en el antiguo Palacio de Justicia), declar¨® que el PSUC y el PCE eran como dos naranjas, no parte de una misma naranja. La frase parec¨ªa inocente, pero levant¨® ampollas porque afirmaba la personalidad y la independencia del PSUC. Me acord¨¦ entonces de Becket o el honor de Dios.
Vino luego la legalizaci¨®n del partido, su crecimiento, sus ¨¦xitos electorales, la llegada a las instituciones. Gregorio presidi¨® todo ese proceso. Durante alg¨²n tiempo pareci¨® posible construir un partido comunista democr¨¢tico, o como se dec¨ªa entonces, un "partido nacional y de clase", un "partido de lucha y de gobierno". El sue?o se acab¨® en 1981. Lo que hab¨ªa costado tantos a?os construir, se destruy¨® en pocas semanas. Gregorio sobrellev¨® la amargura del trance con gran dignidad y reafirmado en sus convicciones.
Mirando hacia atr¨¢s, lo veo como un h¨¦roe de nuestro tiempo. Pero los h¨¦roes no son santos. Son, s¨ª, hijos de su tiempo. Gregorio L¨®pez Raimundo ha encarnado algunas contradicciones de los revolucionarios del siglo XX. Es el personaje de la canci¨®n de Raimon -"t'he conegut sempre igual com ara, els cabells blancs, la bondat a la cara"- y una de las escasas personas que visit¨® a Ram¨®n Mercader, el asesino de Trotski, en su casa de Mosc¨². La ¨²ltima vez que le vi, a finales de septiembre, me propuso un libro -que ser¨¢ su ¨²ltimo proyecto- donde demuestra el papel tan a menudo decisivo que jug¨® el PSUC en la lucha por la democracia. Le encontr¨¦ con la lucidez de siempre, pero con la vitalidad y la movilidad muy disminuidas. Cuando le pregunt¨¦ c¨®mo se encontraba, me contest¨® sonriendo: "Tengo 92 a?os, un mal que no se cura".
Xavier Folch es editor y antiguo militante del PSUC.
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