El d¨¦bil d¨®lar
?Qu¨¦ tienen en com¨²n la modelo Gisele Bundchen, el rapero Jay Z y el Taj Majal en India? Que los tres prefieren ser pagados en monedas que no sean el d¨®lar estadounidense. Tras el anuncio de Gisele hace unas semanas que denominaba sus honorarios en euros, y la aparici¨®n de Jay Z en un v¨ªdeo con fajos de billetes de 500 euros, el Ministerio de Transporte y Cultura indio acaba de anunciar que dejar¨¢ de aceptar d¨®lares como pago del tique de entrada en el Taj Majal, en Agra, debido a la persistente ca¨ªda del d¨®lar y la consiguiente merma de ingresos.
El d¨®lar parece que se haya convertido en un material radiactivo al cual nadie se quiere acercar. Este fin de semana, varios miembros de la OPEP presentaron una propuesta para abandonar la denominaci¨®n de los precios del petr¨®leo en d¨®lares. Los pa¨ªses del Golfo, a su vez, anunciaron una posible revisi¨®n de la paridad de sus monedas con respeto al d¨®lar, y hay una activa discusi¨®n en marcha acerca de la conveniencia de abandonar la ligaz¨®n con el d¨®lar y sustituirla por una cesta de monedas.
El euro se afianza cada vez m¨¢s como moneda alternativa de reserva
Dada la rapidez de su depreciaci¨®n en los ¨²ltimos meses, y los niveles r¨¦cord que est¨¢ alcanzando, no es de extra?ar que las autoridades monetarias mundiales hayan comenzado a intervenir verbalmente en apoyo del d¨®lar. Los recientes comunicados del G10 y del G20 han sido muy claros al respecto, y es quiz¨¢s ir¨®nico, y una clara se?al de los tiempos en los que vivimos, que hasta el gobernador del banco central de China ha salido en defensa de la moneda estadounidense.
Claramente, las perspectivas para la moneda estadounidense no son halag¨¹e?as. La econom¨ªa esta en una fase de clara desaceleraci¨®n debido al colapso del mercado inmobiliario y el tensionamiento de las condiciones crediticias, el diferencial de tipos de inter¨¦s es menos favorable a medida que la Fed reduce los tipos de inter¨¦s, y el deterioro del atractivo de los derivados crediticios, una de las principales fuentes de entrada de flujos extranjeros denominados en d¨®lares, dificulta la financiaci¨®n del todav¨ªa amplio d¨¦ficit por cuenta corriente.
El panorama fiscal tampoco es prometedor, ya que debido a la din¨¢mica demogr¨¢fica y la estructura de gastos del sistema de salud y de pensiones el d¨¦ficit fiscal americano aumentar¨¢ r¨¢pidamente en las pr¨®ximas d¨¦cadas si no se acometen profundas reformas. Y la din¨¢mica proteccionista, alentada por el escaso crecimiento de los salarios en la parte baja de la distribuci¨®n de la renta, s¨®lo contribuye a reducir el atractivo de la moneda estadounidense.
Por otro lado, el euro se afianza cada vez m¨¢s como moneda alternativa de reserva, y todav¨ªa tiene camino que recorrer hasta ocupar un peso similar al del d¨®lar en las reservas mundiales. Claramente, la mayor disciplina de la pol¨ªtica econ¨®mica europea, y la actitud menos beligerante de su pol¨ªtica exterior, aumentan el valor del euro como moneda de reserva.
La Administraci¨®n americana ha continuado usando la ret¨®rica del "d¨®lar fuerte", con varias matizaciones. El secretario del Tesoro, Paulson, a?adi¨® que defend¨ªa un d¨®lar fuerte "determinado por el mercado". En vista de que la divisa verde ha seguido depreci¨¢ndose, la nueva estrategia consiste en decir que, en vista de que los fundamentos de la econom¨ªa americana son s¨®lidos, no cabe duda de que el d¨®lar se apreciar¨¢ en el futuro. Por ahora, parece que los mercados difieren en el an¨¢lisis de la fortaleza de la econom¨ªa americana y el d¨®lar sigue depreci¨¢ndose.
Las implicaciones de un d¨®lar d¨¦bil son m¨²ltiples. Por un lado, el peso y la influencia de la econom¨ªa estadounidense en la econom¨ªa mundial se reducen. Por ejemplo, en cinco a?os el valor del mercado burs¨¢til americano ha pasado de ser igual al conjunto de las Bolsas del resto del mundo a meramente la mitad. Por otro lado, el ancla nominal que daba estabilidad a la pol¨ªtica monetaria de muchos pa¨ªses se desintegra, y se hace necesaria una alternativa que s¨®lo puede basarse en la f¨¦rrea disciplina antiinflacionista de los bancos centrales. Esto implica que sea necesario un mayor control de las expectativas de inflaci¨®n y, posiblemente, un menor margen de maniobra para compensar las fluctuaciones c¨ªclicas del crecimiento, al menos hasta que se consolide el nuevo sistema.
La novedad siempre induce incertidumbre, y parece que el mundo est¨¢ avanzando hacia una estructura multipolar para la cual no existe un paradigma y donde la confianza en el sistema, tras el derrumbe de la burbuja crediticia, est¨¢ a niveles muy bajos. No es de extra?ar que la aversi¨®n al riesgo est¨¦ aumentando.
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