Muere el c¨®mico total

Le gustaban el tango Caminito y Marlene Dietrich, hab¨ªa nacido en Lima en 1921 durante una gira teatral de su madre, la actriz Carola Fern¨¢n-G¨®mez, y su voz impar era todo un s¨ªmbolo para el cine espa?ol. Fernando Fern¨¢n-G¨®mez muri¨® ayer a los 86 a?os en el hospital La Paz de Madrid rodeado de su compa?era durante los ¨²ltimos 35 a?os, la actriz Emma Cohen y de sus dos hijos, Elena y Fernando, fruto de su matrimonio con la cantante Mar¨ªa Dolores Pradera.

Los restos del actor se instalar¨¢n hoy a partir de las 11.00 en el Teatro Espa?ol de Madrid, el ¨²ltimo escenario que pis¨®.

"Todo lo compensa el misterioso placer de sentirse invadido por un personaje"

Con Fern¨¢n-G¨®mez desaparece un creador total: dramaturgo, novelista, articulista, guionista, director de cine, teatro y televisi¨®n y, fundamentalmente, actor. Un c¨®mico (t¨¦rmino que le gustaba m¨¢s y que siempre defendi¨®) que dirigi¨® obras maestras como El extra?o viaje o El viaje a ninguna parte e interpret¨® pel¨ªculas (algunas de ellas fundamentales) como Esa pareja feliz, La vida por delante, El mundo sigue, El esp¨ªritu de la colmena, El anacoreta, Maravillas, Belle ¨¦poque, El abuelo y Todo sobre mi madre. En sus memorias, tituladas El tiempo amarillo y publicadas en 1990, reuni¨® la cr¨®nica de una vida marcada por su madre y su abuela ("Ellas se esforzaban en que me pareciera natural el hecho de no tener padre y yo me esforzaba en que ellas no se dieran cuenta de que yo me daba cuenta de que aquello no era normal"), el desamor ("as¨ª, de destrozo en destrozo, de derrota en derrota, amable lector ha ido transcurriendo mi vida sentimental") y el humor: "Hacia la mitad del camino de mi vida, una mujer bell¨ªsima y muy inteligente con la que hab¨ªa tenido escasos d¨ªas de intimidad me dijo mir¨¢ndome con su mirada inolvidable: 'A ti no se te puede destruir Fernando. T¨² ya est¨¢s destruido".

El gran bohemio

Fern¨¢n-G¨®mez empez¨® su carrera en los a?os cuarenta y desde entonces trabaj¨® en m¨¢s de 180 pel¨ªculas, dirigi¨® 25 filmes y escribi¨® una decena de obras teatrales, entre ellas, en 1984, Las bicicletas son para el verano. Recibi¨® numerosos galardones como el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes, los Premios Nacionales de Cine y Teatro, la medalla de oro de la Academia de Cine y cinco premios Goya. Elegido en 2000 miembro de la Real Academia (donde ocup¨® el sill¨®n B) el d¨ªa de su ingreso proclam¨®: "Creo hallarme entre las personas dispuestas a defender su libertad no con la violencia y la sangre, sino con el pensamiento y la palabra".

Pero Fern¨¢n-G¨®mez fue sobre todo un defensor feroz de la vida libertaria de los c¨®micos, de su moral y del mundo aparte que constituyeron durante los grises a?os del franquismo. M¨¢s de una vez explic¨® que la ¨ªntima tragedia de todo actor es saber que nunca podr¨¢ ser otra persona y por ello siempre intent¨® descifrar la fragilidad de un oficio "imposible" que necesita el elogio "sin medida, menos por vanidad que por la ineludible necesidad de ser tranquilizado, de recuperar la calma".

La ¨²ltima vez que se subi¨® a un escenario fue en 1992 para una lectura de anuncios por palabras en el Teatro Espa?ol, en un espect¨¢culo que dirigi¨® Mario Gas. Entonces, ya hab¨ªa decidido retirarse de las largas giras teatrales y actuar solo para el cine: La silla de Fernando, un documental-conversaci¨®n dirigido por David Trueba y Luis Alegre, fue en 2006 su ¨²ltimo gran estreno.

En la intimidad, Fern¨¢n-G¨®mez se lamentaba de los "injustos" dolores de la vejez y le gustaba recordar su ni?ez pegado a una abuela que muy pronto le ense?¨® a correr en libertad ("Para m¨ª, mi abuela era la ternura, el calor, la compa?¨ªa") y la belleza de su madre, a la que dedic¨® algunas de sus mejores p¨¢ginas: "Jugaba yo en la plaza de Santa Ana con otros ni?os desconocidos y por all¨ª, por el fondo de la plaza, se dibujaba una aparici¨®n sonriente, ven¨ªa hacia m¨ª llena de belleza. Era mi madre. Lo m¨¢s bello que hab¨ªa en toda la plaza. Me tra¨ªa besos, abrazos, y regalos, un juego de domin¨® con las fichas de chocolate y una caja de l¨¢pices de colores".

El estallido de la Guerra Civil dejaba en suspenso la vida de un pa¨ªs, pero ¨¦l "segu¨ªa creciendo mientras aquellas dos mujeres discut¨ªan sobre qu¨¦ hacer conmigo. 'Un oficio limpio', opinaba mi abuela. 'Obrero, de ninguna manera', replicaba mi madre".

A los 16 a?os, ya convertido en un pelirrojo zangolotino, empieza a estudiar declamaci¨®n con Carmen Seco en la Escuela de Actores de la CNT. Su primera actuaci¨®n fue de comparsa en el teatro Pav¨®n. Y en su primera funci¨®n, con una compa?¨ªa de vodeviles en el teatro Eslava, el miedo le impidi¨® pronunciar las dos frases de su papel.

Fern¨¢n-G¨®mez sol¨ªa decir que el oficio de actor es quiz¨¢ el ¨²nico en el que la alienaci¨®n puede producir felicidad. "Todos los esfuerzos, todos los dolores tambi¨¦n tienen su compensaci¨®n. Una de ellas es el misterioso placer de sentirse invadido por un personaje".

Fernando Fern¨¢n G¨®mez: Una voz necesaria en la cultura