Dos modelos diferentes

Dos de las cinematograf¨ªas m¨¢s poderosas del mundo occidental —Francia y Estados Unidos— tienen modelos contrapuestos pero proteccionistas con su industria. Francia es el ¨²nico pa¨ªs de Europa cuyo cine sigue siendo mayoritario —o muy importante, depende de los a?os— dentro de su mercado nacional. La producci¨®n de filmes oscila entre los 200 y los 250 por a?o y la industria se financia, a trav¨¦s de un organismo redistributivo llamado Centro Nacional de Cinematograf¨ªa (CNC), gracias a las tasas que ¨¦ste gestiona y que proceden: a) del 10,9% del precio de cada entrada vendida; b) un 5,5% de la cifra de negocios de cada canal televisivo (un 12% en el caso de Canal+; c) el 2% que graba la venta de todo CD o DVD virgen; y d) el 2% que graba tambi¨¦n la compra o alquiler de pel¨ªculas por Internet o a trav¨¦s de otros sistemas m¨¢s cl¨¢sicos.

Las televisiones tienen una obligaci¨®n de porcentajes de producci¨®n propia en materia de ficci¨®n y documentales y, parte de esa producci¨®n, deben hacerla con sociedades exteriores o independientes. En total se estima que la televisi¨®n aporta el 33% del coste de las pel¨ªculas.

El gran hallazgo del sistema, en su origen, era que la tasa sobre las entradas financiaba el cine franc¨¦s, procediera el montante de filmes de la nacionalidad que fuese. De alguna manera pod¨ªa —puede— decirse que el cine de EE UU financia en parte al cine franc¨¦s.