Un velatorio de puro teatro
Cientos de compa?eros y admiradores despiden a Fern¨¢n-G¨®mez en Madrid
Antonio admiraba a Fernando Fern¨¢n-G¨®mez desde Balarrasa. Por eso ayer se acerc¨® al Teatro Espa?ol de Madrid, se subi¨® al escenario con su arm¨®nica Hohner y toc¨® El carnavalito de Arequipa y un chotis madrile?o. "?Por el lugar donde naci¨® y por el lugar donde muri¨®!". La ceremonia de despedida a Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, que hoy ser¨¢ incinerado en La Almundena, fue todo menos pretenciosa y solemne. Reuni¨® a cientos de amigos y admiradores del actor que desde por la ma?ana se acercaron al teatro de la plaza de Santa Ana con flores en la mano, bolsas de la compra o con un verso en el bolsillo.
En el escenario se instal¨® el f¨¦retro cubierto por una bandera anarquista; a su alrededor, unas mesas de m¨¢rmol y unas sillas de terciopelo rojo tra¨ªan el aire de tertulia de un viejo caf¨¦. Estaban los amigos del Gij¨®n y los compa?eros de muchos repartos. Al frente, un atril abierto al que quisiera leer, recitar o cantar. Y al fondo, contemplando con cara de sorna la escena, una gran foto del actor tomada por su compa?era, Emma Cohen, en una terraza de Roma.
Las historias se cruzaban. Y las risas y l¨¢grimas, tambi¨¦n. Por la tarde, el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, consolaba a Manuel Alexandre, el amigo de antes de la guerra. Por la ma?ana, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, alcalde de Madrid, guardaba en silencio la cola. Almod¨®var, C¨¦sar Antonio Molina, Esperanza Aguirre, Marisa Paredes, Jos¨¦ Luis G¨®mez, David y Fernando Trueba, Anal¨ªa Gad¨¦, Charo L¨®pez, ?ngela Molina, Mar¨ªa Asquerino, Trist¨¢n Ulloa... Con las horas, la lista se volv¨ªa interminable.
El Brujo romp¨ªa el fuego con Cantos de vida y esperanza, de Ruben Dar¨ªo. Amparo Bar¨® le segu¨ªa con unos versos del propio Fern¨¢n-G¨®mez. N¨²ria Espert, Blanca Portillo y Berta Riaza pusieron el list¨®n muy alto. Portillo recit¨® Las hijas de la marquesa y la ovaci¨®n fue cerrada. "Las hijas de la marquesa hablan ingl¨¦s y beben ginebra, qu¨¦ cortos son los d¨ªas y qu¨¦ largas son sus piernas. Madre, yo quiero ser un se?orito, aunque sea de Palencia".
En el pr¨®logo del libro El canto es vuelo que reune la mayor¨ªa de sus versos, Fern¨¢n-G¨®mez escrib¨ªa: "Si alguna vez dentro de m¨ª hubo un poeta, malo o mediano, desapareci¨® hace muchos a?os. En una vieja carpeta quedaron sus restos". A esos restos se aferraba ayer Emma Cohen y repart¨ªa a unos y a otros hojas sueltas con poemas del actor. Les animaba a participar, mientras el patio de butacas se llenaba de espectadores que at¨®nitos asist¨ªan a un espect¨¢culo ¨²nico, un velatorio tan surrealista y conmovedor como el mejor teatro.
A la funci¨®n se sumaron voces espont¨¢neas. Mari Paz Pondal aull¨® la Eleg¨ªa de Miguel Hern¨¢ndez; una corona de rosas rojas entraba con el nombre de la familia Bardem impreso y otra, de "Melanie y Antonio", dec¨ªa: "Adi¨®s, compa?ero". Elena Santonja interpret¨® un tango de Enrique Santos Disc¨¦polo que seg¨²n el actor nadie canta como ella, y Gardel y Morente no dejaban de sonar. La versi¨®n del cantaor granadino de Caminito se repet¨ªa una y otra vez junto a Adi¨®s, muchachos, Nostalgia, El d¨ªa que me quieras y Garufa. "Fernando siempre escuchaba tangos", record¨® ?lvaro de Luna, "le gustaban los peque?os melodramas".
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