El orden de Garc¨ªa M¨¢rquez
El premio Nobel colombiano lee la prensa mundial en internet y relee sus obras en su estudio de M¨¦xico DF
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (Aracataca, 1927) suele empezar el d¨ªa frente al ordenador, navegando en internet en busca de lo que dice la prensa mundial, que devora como en los tiempos de periodista. El escritor pasa horas en su rinc¨®n de trabajo, un espacio amplio y luminoso, de grandes vidrieras que dan al jard¨ªn de la casa, en una calle tranquila del Pedregal de San ?ngel, un barrio al sur de la Ciudad de M¨¦xico. Sorprende el orden que impera en el estudio, con estanter¨ªas repletas de libros y una colecci¨®n de discos de vinilo y compactos. La mayor¨ªa de m¨²sica cl¨¢sica. Todas sus novelas, desde La hojarasca hasta Memoria de mis putas tristes, est¨¢n encuadernadas en un lugar prominente del despacho. Sobre el escritorio, un par de libros, una lupa, una impresora y un esc¨¢ner. En la pared, una foto del novelista con su colega ?lvaro Mutis, tambi¨¦n colombiano y residente en el Distrito Federal, y un retrato de Gabo, pintado por la espa?ola Nati Ca?ada.
Contiguo al rinc¨®n del escritor est¨¢ el despacho donde trabajan la secretaria y el asistente, su "c¨®mplice personal", que "filtran" la cascada diaria de llamadas telef¨®nicas. Aqu¨ª est¨¢ uno de los retratos m¨¢s conocidos de Garc¨ªa M¨¢rquez, con firma del gran fot¨®grafo Richard Avedon. Distintas fotos de esta estancia recuerdan momentos estelares de la vida del escritor. Especialmente, los que rodearon el 21 de octubre de 1982, d¨ªa que obtuvo el Premio Nobel de Literatura. O junto a grandes protagonistas de la pol¨ªtica, como el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan, y los ex presidentes Bill Clinton y Felipe Gonz¨¢lez.
Sentado junto a la mesa de trabajo, Gabo colabora pacientemente con el fot¨®grafo, entre comentarios jocosos. En cuanto a lecturas, dedica su atenci¨®n a releer toda su obra, para ver hacia d¨®nde va y, tal vez, escribir la segunda parte de las memorias. "?Y sabes una cosa? Me doy cuenta de que son libros muy buenos", comenta socarr¨®n. Ahora tiene entre manos El amor en los tiempos del c¨®lera, que public¨® en 1985 -"qu¨¦ buena es", dice-, y que ha sido llevada al cine. Prefiere no hablar de la pel¨ªcula. "Qu¨¦ tenemos esta noche", pregunta al asistente-c¨®mplice que asoma por la puerta. Gran amante de la vida social y la parranda, Garc¨ªa M¨¢rquez, que acaba de cumplir los 80, prefiere ahora la tranquilidad de las veladas caseras, rodeado de pocos pero buenos amigos. Hoy toca descanso porque tiene por delante varios viajes.
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