Vecinos y v¨ªctimas del amianto

Marina Rib¨¦, de 70 a?os, es una mujer muy presumida. "Era todo nervio", asegura. Hoy levantar el vaso de agua que tiene encima de la mesa es como encaramarse a la cima m¨¢s alta. Casi nunca abandona la silla de ruedas, los 10 pasos que la separan del ba?o la dejan exhausta. La m¨¢quina de ox¨ªgeno la acompa?a all¨¢ donde vaya, sus pulmones se han endurecido y tiene una capacidad respiratoria que apenas supera el 30%. Padece una fibrosis pulmonar, debida a la inhalaci¨®n de amianto.

Hoy se sabe que la exposici¨®n permitida hace a?os es cancer¨ªgena

Sus pulmones se han endurecido y tiene una capacidad respiratoria del 30%

De 600 casos diagnosticados, una tercera parte nunca trabaj¨® en la firma

Fibrosis pulmonar, c¨¢ncer de pleura y pulm¨®n son patolog¨ªas asociadas

Marina vivi¨® 41 a?os frente a la f¨¢brica Uralita. Sus geranios se cubr¨ªan, a menudo, de un polvo fino y blanco, el mismo con el que jugaban sus hijos, lo cog¨ªan a pu?ados y lo lanzaban como si fuera nieve. Ni Marina ni su marido, que trabajaba como practicante en el dispensario de la f¨¢brica, imaginaban que aquella polvareda se pod¨ªa meter en el organismo con s¨®lo respirar.

El amianto ha hecho estragos en Cerdanyola. A los trabajadores de Uralita, que hab¨ªan sido expuestos al amianto y afectados al inhalarlo, se les reconoci¨® hace a?os la enfermedad laboral. Algunos, muy pocos, tras a?os de litigios, consiguieron indemnizaciones. Hay otras v¨ªctimas tard¨ªas del amianto, como Marina, que nunca se ganaron la vida en la f¨¢brica. Nadie es responsable de su enfermedad. Ahora, 48 de ellas, van a poner una demanda por da?os y perjuicios contra Uralita.

El amianto, un silicato sobreutilizado en la d¨¦cada de 1960 como material de construcci¨®n y hoy proscrito por sus efectos cancer¨ªgenos, ya no se usa. La f¨¢brica Uralita fue el medio de vida de buena parte de la poblaci¨®n de Ripollet y Cerdanyola, desde 1907 hasta 1997, cuando fue desmantelada. El amianto rebosaba virtudes: incombustible, aislante del calor y sonido, resistente a la corrosi¨®n qu¨ªmica, y se usaba para recubrir edificios, en tuber¨ªas y levantar tejados. La gallina de los huevos de oro ten¨ªa un defecto: el polvo que desprende cuando se manipula.

Las fibras del amianto pueden quedarse en las v¨ªas respiratorias y ser eliminadas con la mucosa, pero las m¨¢s peque?as pueden llegar hasta la pleura. No es una cuesti¨®n ni de cantidad ni de tiempo de exposici¨®n. Muchos de los que trabajaron o vivieron cerca de la empresa Uralita hace 30 y 40 a?os empiezan a notar ahora las secuelas de haber respirado polvo de amianto: fibrosis pulmonar, c¨¢ncer de pleura, de pulm¨®n y peritoneal son patolog¨ªas relacionadas con el amianto.

"Hasta el momento, se ha reconocido a las v¨ªctimas que trabajaron en las empresas que fabricaban amianto, pero nunca a las que no han tenido ninguna relaci¨®n laboral con la empresa y padecen la enfermedad", explica el despacho de abogados Roca i Junyent. Los letrados van a pedir da?os y perjuicios, tanto f¨ªsicos como morales. En otros pa¨ªses europeos son los gobiernos los que indemnizan a las v¨ªctimas del amianto. En Espa?a no hay un fondo p¨²blico destinado a compensar a los afectados que no han sido trabajadores.

El Grupo Uralita hoy es una multinacional espa?ola con una cifra de negocios que el a?o pasado ascendi¨® a 1.005,2 millones de euros y con f¨¢bricas en Espa?a y Europa dedicadas a materiales de construcci¨®n, como aislantes, yesos, tejas y tuber¨ªas.

"Tienen todo el derecho a presentar una demanda, aunque no tengo conocimiento de ning¨²n caso similar en Europa", explica Eustasio P¨¦rez, director de calidad de fibrocemento de Uralita. "Nunca hemos negado que haya personas enfermas por haber inhalado amianto. Aun as¨ª, la empresa siempre ha cumplido con todo lo que la ley obligaba a hacer" contin¨²a P¨¦rez. "En 1961 la reglamentaci¨®n era de no sobrepasar las 175 part¨ªculas por cent¨ªmetro c¨²bico; hoy se sabe que con esta exposici¨®n se puede tener la enfermedad, pero entonces no se sab¨ªa y en todo caso corresponde a la Administraci¨®n establecer la normativa", precisa el director de calidad.

Josep Tarr¨¦s lleva 30 a?os atendiendo enfermos de amianto desde su consulta en un centro de atenci¨®n primaria de Cerdanyola. Desde hace cuatro, realiza un estudio entre la poblaci¨®n de Cerdanyola y Ripollet, que es de unos 96.000 habitantes. Tiene 600 casos diagnosticados, una tercera parte de ellos nunca trabajaron en la f¨¢brica.El primer atlas municipal de mortalidad por c¨¢ncer en Espa?a, realizado por el Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa del Instituto Carlos III, del Ministerio de Sanidad, le da la raz¨®n. El estudio se?ala los casos de contaminaci¨®n industrial. En el cap¨ªtulo del c¨¢ncer de pleura, constata que "la provincia de Barcelona muestra un llamativo patr¨®n de exceso de mortalidad con municipios con el mayor riesgo, destacando los situados en la comarca del Vall¨¨s, siendo Cerdanyola el municipio que presenta el riesgo relativo m¨¢s alto de Espa?a". En el Taul¨ª, que atiende una poblaci¨®n de 391.546 habitantes, se diagnosticaron entre 1994 y 2004, 40 casos de c¨¢ncer de pleura. No tiene cura. El tiempo entre el diagn¨®stico y la muerte suele ser de un a?o.

Marina supo que estaba enferma al segundo d¨ªa de intentar subir la cuesta de una calle de Cerdanyola y quedarse sin aliento. "Es como si me lo hubieran quitado todo de golpe. No me da ning¨²n miedo morir, pero s¨ª sufrir", lamenta.

"Frente a la Uralita hab¨ªa ocho casas, en cada una hay un enfermo", relata Marina. La tos le sobreviene al m¨ªnimo esfuerzo. A Maria Merc¨¨ Duran, de 57 a?os, las fibras de amianto le han llegado hasta la pleura. Cada vez tiene menos capacidad respiratoria. Naci¨® en una de las ocho casas, su padre trabajaba en Uralita. "Cuando me diagnosticaron la enfermedad dije que ir¨ªa a donde fuera, a Alemania, a Estados Unidos, a buscar una cura, pero tal cura no existe".

Con la demanda, Maria Merc¨¨ quiere "un poco de justicia. Mi hermano muri¨® a los 19 a?os de c¨¢ncer; mi padre, de un endema pulmonar, y mi hermana tambi¨¦n est¨¢ afectada por el amianto". Espera "una compensaci¨®n econ¨®mica, porque no es lo mismo cobrar una pensi¨®n de 300 o 400 euros y ponerte enfermo, que tener dinero para poder ir a una residencia donde te puedan cuidar o poder contratar a alguien".

Su esposo, Leont¨ª Trabal¨®n, de 58 a?os, es el presidente de la Asociaci¨®n de Afectados por el Amianto de Cerdanyola y Ripollet, que se cre¨® en enero de 2004. Una de las primeras preguntas que le asaltan a uno es por qu¨¦ se ha tardado tanto en reclamar ante los tribunales. El tercer lunes de cada mes la asociaci¨®n recibe a los afectados por el amianto en el Ateneu de Cerdanyola. "Hay un sentimiento de impotencia, es un colectivo que ha sufrido mucho", comenta el presidente. "Las administraciones reconocen nuestro trabajo, pero el apoyo es casi inexistente", se queja.