La cruzada contra los mul¨¢s de Martin Amis
El escritor brit¨¢nico recibe en Le¨®n el Premio Leteo
No llevan turbantes, ni t¨²nicas, ni babuchas. Los nuevos mul¨¢s de su pa¨ªs, del Reino Unido, visten corbatas desabrochadas y van en mangas de camisa. Son los periodistas, seg¨²n Martin Amis, que ayer recogi¨® en Le¨®n el Premio Leteo y llegaba a la ciudad con la cabeza cargada por la ¨²ltima pol¨¦mica que ha desatado desde el peri¨®dico The Guardian. Un art¨ªculo le acusaba de racista y, despu¨¦s, escritores como Christopher Hitchens o Ian McEwan cerraron filas en su causa y le defendieron en cascada. "El Islam no es una cuesti¨®n de raza. Si lo fuera, si lo hubiese criticado en esos t¨¦rminos, me habr¨ªa enfrentado a tres cuartas partes de la humanidad. Cr¨¦anme, nadie tiene tanto hambre de pol¨¦mica como para hacer una cosa as¨ª", aseguraba ayer el escritor en Le¨®n.
"La poes¨ªa no es compatible con el presente", afirma el autor
Tampoco le dio apuro admitir que no hab¨ªa o¨ªdo hablar de la Alianza de Civilizaciones promovida en la ONU por el paisano leon¨¦s de los presentes, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. "No s¨¦ lo que es". Se lo explic¨® la traductora. "En principio, suena bien".
Amis se mostr¨® tranquilo, contento, con ganas de compartir su premio con los lectores de una ciudad que no conoc¨ªa y a la que quiso acercarse como en ediciones anteriores han hecho Am¨¦lie Nothomb o Michel Houellebecq.
El Premio Leteo, que ha nacido con el siglo de mano de j¨®venes escritores y lectores inquietos leoneses, va creando sus fieles. El brit¨¢nico se confes¨® feliz de estar, dijo, "en esta ciudad de poetas". Ni siquiera le import¨® haber lanzado, hace dos a?os en Segovia, un juicio funerario sobre la poes¨ªa, seg¨²n uno de los asistentes. Al parecer dijo: "Alguien deber¨ªa decretar su estado de defunci¨®n". Ayer matiz¨®: "Creo como mi padre [el gran Kingsley Amis] que la poes¨ªa es la forma m¨¢s noble de creaci¨®n con el lenguaje, pero es un g¨¦nero cuya funci¨®n es detener el tiempo, parar el reloj. Eso, en estos tiempos en que nuestros instintos nos llevan a movernos r¨¢pido, no la hace compatible con el presente". Tambi¨¦n habl¨® de la nueva novela que aparecer¨¢ en febrero en Espa?a titulada La casa de los encuentros (Anagrama). Es su regreso a los tiempos negros del estalinismo tras Koba, el terrible. "Despu¨¦s de mi libro sobre Stalin, un ensayo, sent¨ª que el tema me hab¨ªa pose¨ªdo y necesit¨¦ convertirlo en ficci¨®n. Quise escribir esta historia sobre c¨®mo esos sistemas estatales tan absolutos cambian la vida de la gente". Y se fij¨® en esas casas de encuentros reservadas para que los prisioneros de los campos de concentraci¨®n recibieran las visitas de sus esposas. "Ten¨ªan que viajar un mes para pasar una noche. Esta novela cuenta uno de esos encuentros", afirma. Sobre el ambiente, como esos buenos fantasmas que siempre le han acompa?ado, se hac¨ªa fuerte la presencia de su padre, de Nabokov, Saul Bellow, Borges, sus maestros reconocidos. O bien el 11-S, el tema que aborda en su pr¨®ximo libro: "La reacci¨®n de Estados Unidos se produjo en estado de shock, como aquellas personas que deambulan errantes por ah¨ª despu¨¦s de un accidente", dice. Sus opiniones sobre el papel volver¨¢n a traer cola. Ha nacido pol¨¦mica.
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