Putin I de Rusia
En la avenida Kut¨²zovski de Mosc¨², un coche aparcado en plena calzada impide la circulaci¨®n de un troleb¨²s. El autom¨®vil, un Lexus, espera frente a un exquisito supermercado. El conductor del troleb¨²s hace sonar repetidamente el claxon, pero el veh¨ªculo no se mueve. Finalmente, sale del troleb¨²s e increpa al conductor del veh¨ªculo, que, con desd¨¦n, se retira lo justo para dejar pasar al transporte p¨²blico. "Cabr¨®n", murmura entre dientes y conteniendo la ira el ch¨®fer del trole.
?sta es una escena cotidiana en la ruta entre el centro de la capital rusa y las zonas de dachas donde residen los dirigentes del pa¨ªs. Los dos conductores enfrentados compartir¨¢n el mismo destino, si en su camino se cruza el presidente: un silencio sepulcral preceder¨¢ entonces el paso del Mercedes de Vlad¨ªmir Putin y su caravana de motoristas. Seguir¨¢ un ulular de sirenas y el zumbido de la limusina a m¨¢s de 120 kil¨®metros por hora. Durante los 20 minutos que puede durar la operaci¨®n, todo el tr¨¢fico estar¨¢ paralizado.
El objetivo es conseguir mayor¨ªa absoluta de esca?os y barrer a las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas
Si el tr¨¢fico es una met¨¢fora de la sociedad, en ¨¦poca de Putin, los altos cargos siguen haciendo imposible la vida de los automovilistas. La lista de veh¨ªculos oficiales autorizados a llevar sirenas y luces de prioridad muestra qui¨¦n es qui¨¦n en la jerarqu¨ªa rusa. El Servicio Federal de Seguridad (heredero del KGB sovi¨¦tico), con 230 coches, va en primer lugar, seguido del Ministerio del Interior (173) y el Servicio Federal de Escolta (150). A la Comisi¨®n Electoral Central y la mayor¨ªa de los ministerios les corresponde uno solo. El n¨²mero de veh¨ªculos con preferencia de paso se redujo en 2006, en parte debido a la presi¨®n social. Las asociaciones de automovilistas, junto con las de vecinos, son parte de la precaria estructura de la sociedad civil. Los automovilistas luchan contra el despotismo viario, y los vecinos, contra la subida de los gastos de comunidad y contra la edificaci¨®n en patios y jardines. En Mosc¨², los jueces siempre dan la raz¨®n al Ayuntamiento.
El hombre deportivo de 55 a?os, que se dirige al Kremlin en su limusina por la avenida Kut¨²zovski, se cruza estos d¨ªas con gigantescos letreros que ensalzan su nombre. Es la propaganda electoral de Rusia Unida (RU), el partido cuya lista para las legislativas del 2 de diciembre encabeza el actual presidente, Vlad¨ªmir Vladim¨ªrovich Putin, con el objetivo de conseguir una mayor¨ªa absoluta de esca?os y barrer a todas las dem¨¢s fuerzas que hayan llegado a la final, tras superar la carrera de obst¨¢culos que representan las reformas legislativas aprobadas por la Duma (Parlamento) durante los ¨²ltimos a?os. Los gobernadores provinciales han recibido ¨®rdenes de asegurar entre un 70% y un 85% de los votos para RU, seg¨²n fuentes pr¨®ximas al Kremlin.
Rusia Unida, que encabeza Putin, es la versi¨®n posmoderna del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica
La estrategia de Putin ha sido acertada. Con ¨¦l como abanderado, RU, la versi¨®n posmoderna del Partido Comunista de la URSS, ha cobrado nuevo aliento, y un enjambre de funcionarios, empresarios y pol¨ªticos se someten a su voluntad a cambio de sillones en la Administraci¨®n. Las encuestas indican que, al encabezar la lista, Putin le ha hecho un favor a RU y ha convertido las elecciones en un refer¨¦ndum sobre su persona. Y m¨¢s que un refer¨¦ndum, una "coronaci¨®n", que entronca con las "ra¨ªces mon¨¢rquicas" de Rusia, se?alan las fuentes. De ah¨ª la importancia de una victoria aplastante, que justificar¨¢ lo que venga despu¨¦s.
La mayor¨ªa de los rusos apoyar¨ªa a Putin si ¨¦ste quisiera seguir otros cuatro a?os, pero el presidente ha rechazado reiteradamente la posibilidad de un tercer mandato, para el que, por ley, se requerir¨ªa un cambio constitucional. "Mantener la continuidad del rumbo hacia un desarrollo estable y sostenible, lograr un aumento del bienestar y la seguridad del Estado a prueba de riesgos pol¨ªticos" es la principal tarea del r¨¦gimen. En su primer acto electoral de la campa?a, Putin no pronunci¨® la palabra democracia. Es m¨¢s, inst¨® a no permitir que la Duma Estatal se convierta en una "asamblea de populistas, paralizada por la corrupci¨®n y la demagogia". Ya antes, Bor¨ªs Grizlov, el jefe del Parlamento saliente, hab¨ªa dicho que la Duma "no es un lugar para discusiones".
Con Putin como presidente, los rusos han recuperado la seguridad en s¨ª mismos y el orgullo ante el mundo por su pa¨ªs, pero tambi¨¦n han perdido el aplomo con el que, desde los tiempos de Mija¨ªl Gorbachov, hab¨ªan comenzado a interpelar libremente a los que mandan. La subida de los precios del crudo ha proporcionado enormes recursos a Rusia. Las reservas de oro y divisas ascienden a 447.000 millones de d¨®lares, y el fondo de estabilizaci¨®n creado para compensar una posible disminuci¨®n de los ingresos petrol¨ªferos sumaba 147.000 millones de d¨®lares a principios de mes. Ni Gorbachov ni Yeltsin se beneficiaron de una coyuntura econ¨®mica como la que ha permitido a Putin cultivar la imagen de un salvador providencial que ha logrado poner de pie a una Rusia que antes estaba "de rodillas".
Respaldado por los hidrocarburos y consciente de la creciente dependencia europea, Putin defiende tenazmente sus intereses, por ejemplo, en el caso del tratado de Armas Convencionales en Europa, y ha reconquistado las posiciones que no se perdieron definitivamente en los ahora denostados noventa.
El l¨ªder del Kremlin ha devuelto el orgullo a los rusos, pero ¨¦stos ya no pueden interpelar a los que mandan libremente
De forma sistem¨¢tica, los altos cargos hablan de armas nuevas y m¨¢s perfectas capaces de penetrar la defensa antimisiles norteamericana, mientras los bombardeos estrat¨¦gicos rusos vuelven a patrullar. En relaci¨®n con el PIB, los gastos de defensa del Estado son de un 2,63% este a?o (de un 2,73% en 2006). En t¨¦rminos absolutos, Rusia ha aumentado sus inversiones en reequipamiento del Ej¨¦rcito con nuevas armas y planea aumentos presupuestarios del 19,1%, 31,6% y 46,1% para 2008, 2009 y 2010, respectivamente, en relaci¨®n con 2007. Los gastos de defensa se han hecho m¨¢s opacos, pero la militarizaci¨®n rusa tiene tambi¨¦n componentes ret¨®ricos. "Las tradiciones rusas hacen que la sociedad y el l¨ªder s¨®lo se sientan en una comunidad de intereses en caso de guerra, cuando existe una amenaza exterior. Por eso, si ¨¦sta no existe, se recrea artificialmente", afirma Kliamkin. Eso explica el tono antioccidental.
"En el campo raso, misiles modernizados. Tenemos detr¨¢s a Putin y Stalingrado", cantaban el mi¨¦rcoles unos j¨®venes durante el acto electoral dedicado al l¨ªder. Para un occidental puede ser sorprendente la cantidad de canciones modernas donde palabras como "patria" y "Rusia" suenan a ritmo de rock.
Los polit¨®logos se hacen c¨¢balas sobre el futuro de Putin, pero s¨®lo ¨¦l sabe qu¨¦ quiere hacer cuando transfiera las competencias tras los comicios presidenciales de marzo de 2008. Lo que todos tienen claro es que su equipo, formado sobre todo por chequistas o veteranos de los servicios de seguridad, no tiene intenci¨®n de marcharse a ninguna parte. Todo lo contrario, ahora que ocupan, no s¨®lo despachos en el Kremlin, sino puestos en los consejos de administraci¨®n de las grandes empresas del pa¨ªs.
El Kremlin ha construido una imagen optimista de Rusia y un culto a Putin, ensalzado como l¨ªder de la naci¨®n
Putin est¨¢ satisfecho de su gesti¨®n. "Reforzamos la soberan¨ªa y recuperamos la integridad del pa¨ªs. Restablecimos la autoridad de la ley y la supremac¨ªa de la Constituci¨®n", ha dicho a sus seguidores. "A pesar de las duras p¨¦rdidas y v¨ªctimas", se?al¨®, "se rechaz¨® la agresi¨®n del terrorismo internacional contra nuestra patria".
La segunda guerra de Chechenia, la contienda que dio popularidad a Putin en el verano de 1999, reg¨® con sangre la historia reciente de Rusia y produjo una secuela de actos terroristas. En el secuestro de rehenes en el teatro Nord-Ost en octubre 2003 y de la escuela de Besl¨¢n en septiembre de 2004, las v¨ªctimas son en parte el resultado de chapuceras operaciones de rescate. Las instituciones armadas, sin embargo, han gozado de protecci¨®n corporativa. No en vano, Putin es un veterano de los ¨®rganos de seguridad.
La guerra de Chechenia ha concluido, y en la rep¨²blica cauc¨¢sica rebelde hay un r¨¦gimen te¨®ricamente fiel a Mosc¨², a cambio de grandes transferencias financieras y la tolerancia del Kremlin para extorsionar a los ciudadanos. A los residentes en Chechenia que claman justicia por la arbitrariedad de las autoridades no los defienden los tribunales rusos, sino el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
El presidente gusta a los rusos, empezando por los j¨®venes, a los que ha logrado movilizar y organizar
El patriotismo, entendido como el culto al Estado centralizado y jerarquizado, la suspicacia frente al mundo exterior y la jactancia del poder¨ªo militar son parte del discurso de Putin en detrimento del ciudadano como portador de derechos democr¨¢ticos, del pluralismo y de las relaciones horizontales. La divisi¨®n de poderes se ha desdibujado y los mecanismos de control se han debilitado. La Administraci¨®n se ha llenado de veteranos de los servicios secretos que incluso han restablecido estructuras de vigilancia interna semejantes a las que en su d¨ªa tuviera el KGB.
El proceso que est¨¢ culminando comenz¨® poco despu¨¦s de llegar Putin al poder en 2000. El presidente se liber¨® de los oligarcas que hab¨ªan impuesto su voluntad en ¨¦poca de Yeltsin. Vlad¨ªmir Gusinski y Bor¨ªs Berezovski se vieron obligados a exiliarse, y el canal de televisi¨®n NTV, que representaba una alternativa informativa, acab¨® siendo engullido por el monopolio del gas Gazprom y, poco a poco, se convirti¨® en instrumento de propaganda tan burdo (y tan eficaz) como los canales estatales. El Consejo de la Federaci¨®n, antes integrado por poderosos gobernadores, se transform¨® en una c¨¢mara de lobbistas, y los partidos pol¨ªticos liberales, importantes en ¨¦poca de Yeltsin, han sido marginados gracias en parte al boicoteo televisivo.
Los mecanismos de decisi¨®n reales se orientan hacia los deseos del Kremlin. A veces, los funcionarios de la Administraci¨®n presidencial llaman a otros de rango inferior en las provincias para darles instrucciones que no figuran por escrito en ninguna parte: mirar con lupa un expediente, hacer la vista gorda ante otro. Otras veces, los bur¨®cratas locales se curan en salud y hacen lo que creen que el Kremlin desear¨ªa de ellos. Uno de los resultados de esta actitud selectiva ha sido la condena de Mija¨ªl Jodorkovski, el art¨ªfice de la primera petrolera de Rusia, en la que algunos ven una motivaci¨®n personal del presidente.
La campa?a de acoso y derribo que elimin¨® a Yukos no ha desanimado al empresariado occidental. Durante los primeros nueve meses del a?o, las inversiones extranjeras fueron de casi 88.000 millones de d¨®lares, un 150% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o pasado. Con todo, el caso Yukos ha perjudicado muchos intereses y ha generado muchos enemigos que esperan su oportunidad. ?sta es, para algunos analistas, una de las razones por las cuales Putin y los suyos no pueden ceder tranquilamente el poder y deben asegurarse la continuidad.
"En tiempos de la URSS, los comunistas monopolizaban el poder. Ahora son los chequistas, pero est¨¢n atrapados por la Constituci¨®n, que establece el pluralismo, y por la falta de ideolog¨ªa", se?ala Kliamkin. Putin ha dicho que no piensa iniciar una reforma constitucional para quedarse un tercer mandato, pero tambi¨¦n que piensa seguir influyendo en pol¨ªtica. La cuesti¨®n es c¨®mo.
Con ayuda de la televisi¨®n y de viejos h¨¢bitos de la ¨¦poca sovi¨¦tica, el Kremlin ha construido una imagen optimista de Rusia y un verdadero culto a Putin, al que se ensalza ahora como "l¨ªder de la naci¨®n". Seg¨²n Kliamkin, "se trata de una figura de inspiraci¨®n mon¨¢rquica para que Putin pueda retener la influencia como autoridad moral sobre el nuevo presidente durante un par de a?os a lo sumo, ya que los instrumentos institucionales del poder est¨¢n reservados al presidente por la Constituci¨®n".
El nombramiento de V¨ªktor Zubkov al frente del Gobierno en septiembre fue interpretado como la aparici¨®n de un nuevo candidato a la presidencia, m¨¢s manejable que los dos viceprimeros ministros, Sergu¨¦i Ivanov y Dmitri Medv¨¦dev, inicialmente considerados como los sucesores potenciales de Putin. "Ivanov podr¨ªa convertirse en el l¨ªder de una junta militar y Medv¨¦dev no tiene la talla para dirigir Rusia. En cambio, Zubkov es un hombre mayor y sin ambiciones", se?ala una fuente pr¨®xima al Kremlin.
Los analistas discrepan sobre la l¨®gica que prevalecer¨¢. Unos creen que la instituci¨®n presidencial, que controla el bot¨®n nuclear y puede nombrar y destituir al Gobierno y disolver el Parlamento, es m¨¢s fuerte que la personalidad de Putin; otros, al rev¨¦s. De momento, el Kremlin ha dejado de rodar a los posibles candidatos en la televisi¨®n y la popularidad de todos ellos se ha estancado, sin que Zubkov haya podido desbancar a sus dos vices en los sondeos. De nuevo, como en la avenida Kut¨²zovski, todos los coches se han parado para dejar pasar el cortejo presidencial. Lo que nadie sabe es ad¨®nde va.
Putin no ha enmendado la Ley Fundamental como pod¨ªa haber hecho (mediante la mayor¨ªa absoluta que ten¨ªa RU en la Duma), y esto indica, seg¨²n el polit¨®logo Dmitri Furman, que su modelo es Europa, y no las rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas asi¨¢ticas como Uzbekist¨¢n o Kazajist¨¢n, cuyos presidentes alteran la Constituci¨®n a su medida. Putin no quiere ser un s¨¢trapa asi¨¢tico, sino que desea estar en el club de las naciones civilizadas, aunque en Occidente le vean como algo oriental y en Oriente como algo occidental.
"China no cumple las normas occidentales ni quiere cumplirlas, porque no pretende ser igual que Occidente. Rusia, en cambio, quiere mantener las formas arcaicas del poder y ser como todos los miembros del G-8, pero no lo es. Mosc¨² no quiere cumplir sus compromisos sobre las libertades c¨ªvicas y los derechos humanos, pero los otros miembros del club no se atreven a expulsarla", afirma Kliamkin, seg¨²n el cual, "Rusia no ha resuelto el problema de su posicionamiento ante Occidente, y Occidente no ha resuelto el problema de su posicionamiento ante Rusia".
Putin es fiel a sus colaboradores del pasado. Zubkov, el actual jefe de Gobierno, hab¨ªa sido su vicerresponsable de Agricultura en los a?os noventa, cuando Putin dirig¨ªa el comit¨¦ de Exteriores de la alcald¨ªa de San Petersburgo. Sin embargo, ya antes parece haber tenido una relaci¨®n con ¨¦l, ya que, seg¨²n la prensa rusa, fue precisamente Zubkov quien le ayud¨® a conseguir en los alrededores de San Petersburgo los terrenos donde Putin y sus amigos formar¨ªan la cooperativa de dachas El Lago. Se trata de una zona rural en la que Zubkov hab¨ªa sido jefe del partido comunista y dirigente local. Los vecinos de Putin en El Lago y sus alrededores -muchos de los cuales tambi¨¦n eran colegas suyos en los servicios secretos- ocupan hoy cargos importantes al frente de la naci¨®n. Vlad¨ªmir Yakunin es el responsable de los ferrocarriles; Andr¨¦i F¨²rsenko, ministro de Educaci¨®n, y V¨ªktor Cherk¨¦zov encabeza la lucha contra el narcotr¨¢fico. Otros viejos conocidos est¨¢n hoy en los negocios. As¨ª, por ejemplo, Guennadi T¨ªmchenko, que posee el 50% del trader de petr¨®leo Gunvor, el tercero del mundo.
T¨ªmchenko y los hermanos Kovalchuk fueron citados en 2004 por el candidato presidencial Iv¨¢n Ribkin como personas que responden de los negocios del presidente. La declaraci¨®n financiera de Putin, en tanto que candidato a diputado, no lo confirma: el presidente ha declarado tener un sueldo anual de 2.011.611,28 rublos (algo m¨¢s de 56.000 euros), un terreno de 1.500 metros cuadrados en Mosc¨², un piso de 77,7 metros cuadrados en San Petersburgo, dos coches de los a?os sesenta y un remolque de carga.
Putin gusta a los rusos y tambi¨¦n a los j¨®venes, a los que el Kremlin ha logrado movilizar y organizar. El campamento de Seliguer se ha convertido en una cita de verano obligada de Nashi (Los Nuestros), el m¨¢s popular de estos grupos, que entre otras cosas se han dedicado a perseguir al embajador del Reino Unido en Mosc¨², a gritar ante la Embajada de Estonia y a organizar m¨ªtines de apoyo de Putin. El fundador de Nashi, Vasili Yakimenko, ha sido nombrado jefe del Comit¨¦ de la Juventud de Rusia en la ¨²ltima remodelaci¨®n gubernamental, un nuevo cargo con rango de ministro.
Entre los activistas de los grupos juveniles controlados por el Kremlin hay una buena dosis de cinismo. En la Facultad de Periodismo de la Universidad Estatal de Mosc¨², el l¨ªder de Ross¨ªa Molodaia (Rusia Joven o Juventudes de RU), Maxim M¨ªshenko, discut¨ªa hace poco con otros representantes juveniles, entre ellos, Ili¨¢ Yashin, del partido Y¨¢bloko. "Queremos una gran Rusia hasta el oc¨¦ano y no una Rusia despojada de Siberia, como pretende la oposici¨®n", afirmaba M¨ªshenko, quien acusaba a los adversarios de RU de estar supuestamente pagados por Estados Unidos para debilitar a Rusia.
"Putin es Espartaco, el jefe de los esclavos rebeldes. Hay que rebelarse contra el papel que nos impone la civilizaci¨®n occidental dominada por el modelo anglosaj¨®n", segu¨ªa M¨ªshenko. "Putin es un gestor corriente", contestaba Yashin. "?Por qu¨¦ no le preguntas, t¨² que puedes, por qu¨¦ los ancianos cobran esas pensiones de miseria?". "Con tantos aduladores que llevan su retrato y elogian su grandeza, Putin igual se lo acaba creyendo", advert¨ªa.
La discusi¨®n de los dirigentes juveniles, organizada por estudiantes de 18 y 19 a?os para practicar el g¨¦nero de la tertulia, resultar¨ªa hoy imposible de emitir en una cadena de televisi¨®n estatal, despu¨¦s de que RU se haya negado a participar en lo debates preelectorales.
En un ambiente donde la xenofobia y las tendencias fascistoides est¨¢n en alza, las juventudes putinistas se internan en terrenos peligrosos: se han dedicado a entregar a emigrantes a la polic¨ªa, a recoger firmas para la demolici¨®n de la Embajada de Estonia o a pedir la persecuci¨®n de los forasteros con aspecto cauc¨¢sico que se ganan unos rublos haciendo de taxistas sin licencia.
Los j¨®venes no s¨®lo son exhortados a amar a su pa¨ªs bajo la tutela del Kremlin, sino tambi¨¦n incentivados a tener m¨¢s hijos. Putin ha promovido un sistema de ayudas a la maternidad para compensar la crisis demogr¨¢fica que, en lo que va de a?o, ha encogido la poblaci¨®n en 196.600 personas. Rusia tiene hoy 142 millones de habitantes, y en edad reproductiva est¨¢n los ni?os de la perestroika, que son 12,6 millones entre 20 y 24 a?os. Hay 11 millones entre 15 y 19 a?os, y 7,2 millones entre 10 y 14 a?os. Esto indica que la situaci¨®n demogr¨¢fica empeorar¨¢, de no mediar inmigraci¨®n masiva.
El intento de poner en marcha este a?o un programa para atraer a los compatriotas de las rep¨²blicas pos-sovi¨¦ticas ha fracasado, y s¨®lo unas decenas de personas, en lugar de los miles previstos, han podido hacer uso de las facilidades que Putin les prometi¨®. La preocupaci¨®n por la demograf¨ªa es m¨¢s que comprensible si se considera que al este de los Urales, la zona m¨¢s extensa y m¨¢s rica en materias primas de Rusia, viven s¨®lo 20 millones de personas, mientras 122 millones lo hacen en la zona europea.
Putin trata a Occidente con mordacidad, como si hubiera renunciado ya a intentos anteriores de seducir y convencer. Indiferente a los reproches sobre la democracia en Rusia, el l¨ªder contraataca alegando que las democracias occidentales tienen tantos o m¨¢s problemas que Rusia. El pasado junio, en v¨ªsperas del G-8, un periodista le pregunt¨® si se consideraba un dem¨®crata de pura cepa, y el presidente ironiz¨®: "Claro que soy un dem¨®crata puro, pero ?sabe cu¨¢l es la desgracia? Y m¨¢s que una desgracia, una verdadera tragedia. Pues que yo soy el ¨²nico y no hay otros en el mundo. Mire lo que sucede en Norteam¨¦rica, un horror: torturas, gente sin hogar, Guant¨¢namo, arrestos sin juicio ni investigaci¨®n. Mire lo que sucede en Europa: el trato cruel con los manifestantes, las balas de goma, los gases lacrim¨®genos en una u otra capital, los asesinatos de manifestantes en las calles, y ya no hablo del espacio pos-sovi¨¦tico (...). Tras la muerte de Mahatma Gandhi no hay con quien hablar". -
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