Las v¨ªctimas del enga?o
A tres meses vista de las elecciones legislativas, los sondeos de intenci¨®n de voto y las encuestas acerca del lugar que ocupan las preocupaciones de los ciudadanos condicionan las campa?as de los partidos a trav¨¦s de sus consejos impl¨ªcitos sobre la conveniencia de dirigir o difuminar la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica hacia determinadas cuestiones. El anuncio hecho el domingo pasado por Zapatero de que Pedro Solbes -el valor mas seguro del actual gobierno- ser¨ªa de nuevo vicepresidente si el PSOE ganase las elecciones del 9-M parece una consecuencia de la relevancia demosc¨®pica cobrada por las inquietudes de los ciudadanos en torno a la coyuntura econ¨®mica.
Tambi¨¦n es probable que la ca¨ªda del terrorismo -del primer al cuarto lugar- como principal problema en el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS guarde relaci¨®n con la cautelosa actitud mostrada por el PP frente a la manifestaci¨®n convocada el pasado s¨¢bado en Madrid por la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT). Los dirigentes populares hab¨ªan prestado una entusiasta contribuci¨®n a las ocho movilizaciones organizadas durante esta legislatura contra la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno. Presidida esta vez por el falso lema unitario "Juntos derrotemos a ETA", la marcha fue -como las anteriores- un desafinado orfe¨®n de injurias contra el presidente Zapatero, acusado una vez m¨¢s de traicionar a los muertos y de humillar a las v¨ªctimas.
La ausencia del presidente del PP en la manifestaci¨®n tuvo mucho mayor relieve informativo que la presencia habitual de los reyes godos (Acebes, Zaplana, Mayor Oreja, Astarloa) de su plana mayor. Aunque Telemadrid -una finca de recreo custodiada por los guardias jurados de la ultraliberal y superintervencionista presidenta Aguirre- hizo denodados esfuerzos para inflar las cifras y magnificar las im¨¢genes de la marcha, el pinchazo de las previsiones de asistencia en t¨¦rminos comparativos con las masivas concentraciones precedentes fue evidente.
La legendaria capacidad del aparato del PP para el acarreo motorizado de manifestantes funcion¨® esta vez s¨®lo medio gas por culpa del mermado entusiasmo de sus militantes. La prudente estrategia seguida por los populares respecto a la convocatoria de la AVT dio por descontado el desgaste de la eficacia movilizadora de la consigna que les hab¨ªa permitido desbordar las calles en anteriores ocasiones. La ruptura del alto el fuego de ETA en junio de 2007, la adecuada respuesta policial a la banda terrorista y la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el 11-M explican sobradamente ese cambio de humor de la opini¨®n p¨²blica.
Es cierto que los serios graves errores cometidos por los analistas del Gobierno al valorar equivocadamente los mensajes de ETA como una oferta de rendici¨®n condicional -y no como una simple maniobra diversionista de guerra psicol¨®gica- crearon un espacio de sombra abierto durante demasiado tiempo a todo tipo de interpretaciones, desde la desconfianza racionalmente fundada hasta la maliciosa manipulaci¨®n pol¨ªtica. Los portavoces del PP se inclinaron por la peor hip¨®tesis imaginable: el Gobierno y ETA habr¨ªan pactado en secreto -o estaban a punto de hacerlo- la capitulaci¨®n del Estado democr¨¢tico de derecho ante la banda terrorista: la amnist¨ªa de todos presos, la anexi¨®n de Navarra al Pa¨ªs Vasco y la independencia de la Euskal Herria resultante formar¨ªan el n¨²cleo del acuerdo.
Pero los acontecimientos han desmentido -desde el atentado del T-4 hasta ahora- las acusaciones de lesa patria y alta traici¨®n que tan alegre e irresponsablemente los portavoces del PP hab¨ªan lanzado contra el Gobierno como si se tratara de hechos cient¨ªficamente establecidos. El eurodiputado popular Mayor Oreja contin¨²a sosteniendo que el PSOE y ETA prosiguen bajo cuerda sus negociaciones; seg¨²n el ex-ministro del Interior del gobierno de Aznar durante la tregua de ETA de 1998, vivimos el descanso de un partido de f¨²tbol cuyo segundo tiempo se jugar¨¢ en la pr¨®xima legislatura a menos que el PP gane las elecciones.
La sentencia de la Audiencia Nacional tambi¨¦n ha desbaratado la rid¨ªcula f¨¢bula que atribu¨ªa a ETA la participaci¨®n en el atentado de los trenes de la muerte y que sirvi¨® tambi¨¦n de consigna movilizadora -Queremos saber la verdad- para las marchas de la AVT y el PP contra la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno. La teor¨ªa de la conspiraci¨®n ahora judicialmente desmantelada era imprescindible para dar sentido al suicida entreguismo del Gobierno frente a ETA, que tendr¨ªa agarrado a Zapatero por los vagones (una piadosa met¨¢fora hospedada en la Radio de los Obispos) con la amenaza de revelar las complicidades de los socialistas antes de perpetrar el crimen y el encubrimiento del Gobierno despu¨¦s de llevar a cabo el atentado a fin de impedir su investigaci¨®n. Pese a la ausencia de Rajoy el pasado s¨¢bado, no ser¨¢ f¨¢cil que las v¨ªctimas de tan necio enga?o -sobre todo si son adem¨¢s v¨ªctimas del terrorismo- lleguen a perdonar esa sucia manipulaci¨®n.
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