El Atl¨¦tico se tranquiliza
El Aberdeen no fue rival para el equipo rojiblanco, que por fin resolvi¨® con facilidad
Apareci¨® Motta al mando y el Atl¨¦tico no s¨®lo gan¨®, como no pod¨ªa ser de otra manera teniendo en cuenta el tama?o del rival, sino que lo hizo desde la tranquilidad m¨¢s absoluta, asunto sin duda m¨¢s llamativo. Acostumbrado a partidos borrascosos, con mejor o peor desenlace, el conjunto de Aguirre logr¨® serenarse, resolver con autoridad el conflicto y huir del habitual intercambio de golpes. Mucho de Motta, algo de Ag¨¹ero y una migaja de Forl¨¢n. Con eso le bast¨®.
ATL?TICO 2 - ABERDEEN 0
Atl¨¦tico: Abbiati; A. L¨®pez, Pablo, Eller, Pern¨ªa; Cleber, Motta; Luis Garc¨ªa, Ag¨¹ero (Simao, m. 46), Maxi (Maniche, m. 70); y Forl¨¢n (Mista, m. 70). No utilizados: Leo Franco; Z¨¦ Castro, Ra¨²l Garc¨ªa y Reyes.
Aberdeen: Langfield; Hart, Diamond, Byrne, Foster; McNamara (Clark, m. 33), Severin (Maguire, m. 76); Smith (De Visscher, m. 43), Touzani, Young; y Miller. No utilizados: Soutar; Considine, Nicholson y D. Smith.
Goles: 1-0. M. 45. Forl¨¢n transforma un penalti cometido sobre Ag¨¹ero. 2-0. M. 61. Falta directa que transforma Simao junto al poste.
?rbitro: Iv¨¢n Bebek (Croacia).
Unos 40.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
El Atl¨¦tico no sufri¨® ni un rasgu?o, lo que no deja de ser la noticia del a?o por estos lares. Aguirre, su t¨¦cnico, est¨¢ convencido de que la presencia de Motta en el eje del equipo le va a dar a ¨¦ste la solidez de la que carece, am¨¦n de provocar que viva m¨¢s tranquilo que de costumbre. Porque la riada de desajustes defensivos que sufre el Atl¨¦tico tiene algo que ver con la fragilidad de su zona de creaci¨®n, en la que sus hu¨¦spedes habituales, Ra¨²l Garc¨ªa y Maniche, son futbolistas con limitados argumentos defensivos. As¨ª que la presencia de Motta result¨® determinante para que el Atl¨¦tico, por vez primera en una eternidad, se manejara en la m¨¢s absoluta placidez.
A ello le ayud¨®, sobra decirlo, el Aberdeen, un equipo menor. Lejos quedan los tiempos (en el calendario y en su f¨²tbol), en que este equipo se mov¨ªa con soltura por Europa. Y ah¨ª est¨¢ la Recopa que en 1983 le gan¨® al Madrid de Juanito, Santillana y compa?¨ªa para demostrarlo. Hoy el Aberdeen es un conjunto que viaja s¨¦ptimo en la Liga escocesa y que en la g¨¦lida noche madrile?a no mostr¨® nada digno de menci¨®n.
En ese escenario, lejos del estruendo en el que suele manejarse, el Atl¨¦tico fue feliz. Arranc¨® a lo grande. Cuarenta y nueve segundos se llevaban y ya estaba Luis Garc¨ªa plantado ante el portero rival. Se le fue larga la pelota, lo que no le ocurri¨® a Pern¨ªa, cuyo zapatazo a los tres minutos era una maravilla. Le sobr¨® el poste. Al instante, Ag¨¹ero dibuj¨® una arrancada de magn¨ªfico aspecto que le plant¨® en el punto de penalti. Dispar¨® fuera el Kun, a lo que le ayud¨® ser objeto de un penalti que el ¨¢rbitro no vio. El Atl¨¦tico acumulaba ocasiones, llegando cuando y como quer¨ªa. El gol, sin embargo, tardaba en llegar. Naci¨® en los pies de Motta, que recuper¨® un bal¨®n en su campo, elev¨® la cabeza y aceler¨®. En el camino dej¨® a un par de rivales que intentaron mandarle al suelo a empujones. No lo consiguieron. Motta vio el desmarque de Ag¨¹ero y le mand¨® el bal¨®n. El argentino lo toc¨® lo justo para elevarlo y evitar la entrada del defensa, que le atropell¨®. Forl¨¢n marc¨® el penalti.
El conflicto, si alguna vez lo hubo, estaba resuelto. Y Aguirre lo sab¨ªa. Por eso movi¨® ficha y prescindi¨® de Ag¨¹ero, lo que nunca har¨ªa en un partido torcido. Entr¨® por ¨¦l Sim?o y el portugu¨¦s espabil¨® al equipo, que parec¨ªa dejarse ir. Lleg¨® una falta al borde del ¨¢rea, que Sim?o coloc¨® con matem¨¢tica precisi¨®n entre el palo y el portero. Ah¨ª muri¨®, ya del todo, el partido, para disgusto del aficionado que deseaba de nuevo emborracharse de goles, pero para satisfacci¨®n de un Aguirre y un Atl¨¦tico a los que, por vez primera, no les tembl¨® el coraz¨®n.
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