Flechas contra metralletas
Documentales y falsos documentales se movilizan contra la Administraci¨®n de Bush.
El 19 de octubre de 2007 es asesinado George W. Bush en Chicago, mientras cientos de manifestantes protestan contra ¨¦l y reclaman el fin de la guerra de Irak. ?se es el punto de partida del falso documental que el brit¨¢nico Gabriel Range ha perge?ado en su pel¨ªcula Muerte de un presidente. Luego, activistas, asesores personales, polic¨ªas, agentes secretos, periodistas, sospechosos del crimen y familiares, en realidad actores haciendo de, son entrevistados acerca de los hechos con tal verosimilitud que hay momentos en que el espectador duda si no ser¨¢n reales los personajes y los acontecimientos que se narran. Es s¨®lo una prueba de la buena salud de la que goza el documental norteamericano, que es tomado como modelo para las historias de ficci¨®n, como tambi¨¦n ha hecho Brian de Palma en el documental dramatizado Redacted. Sin embargo, s¨ª son reales las torturas que sufren los presos iraqu¨ªes y afganos que muestra Alex Gibney en Taxi al lado oscuro, uno de los documentales preseleccionado para la pr¨®xima edici¨®n de los oscars y que emite en la actualidad Canal +; como reales son los veteranos y la par¨¢lisis que sufre en la mitad de su cuerpo el soldado Tomas Young, tras combatir en Irak, que cuenta su terrible experiencia en el documental Body of war, de Ellen Spiro y Phil Donahue, tambi¨¦n preseleccionado para los oscars.
Range apenas ha utilizado 10 minutos de material de archivo, el resto de las im¨¢genes las ha recreado como si fueran reales
Se dir¨ªa que algunos cineastas se atreven a contar lo que los medios de comunicaci¨®n no pueden, o no quieren, o no les dejan contar
Gonz¨¢lez Kh¨¹n: "Ayudan a que el p¨²blico se entere de lo que pasa, basta mirar lo que est¨¢ provocando el documental de Al Gore"
Se dir¨ªa que algunos cineastas se atreven a contar lo que los medios de comunicaci¨®n no pueden, o no quieren, o no les dejan contar. Hollywood parece reconoc¨¦rselo, al menos eso se desprende cuando se observa que de los 15 documentales que ha preseleccionado para sus premios, m¨¢s de la mitad son muy cr¨ªticos con la Administraci¨®n de Bush, con la guerra de Irak, con algunos poderes econ¨®micos y con algunos problemas sociales de gran calado en aquel pa¨ªs, sea el aborto o el papel de los homosexuales en la Iglesia.
Pero la batalla entre los cineastas y los poderes pol¨ªticos y econ¨®micos es desigual, es una batalla similar a la que destaca uno de los personajes de Muerte de un presidente, cuando describe la lucha entre los manifestantes de Chicago y las fuerzas del orden que les reprimen, es una batalla de flechas contra metralletas.
Range tiene claro que si en lugar de Bush hubiera sido un presidente dem¨®crata tambi¨¦n hubiera hecho la misma pel¨ªcula: "No es una pel¨ªcula antirrepublicana, es una pel¨ªcula que critica lo que esa Administraci¨®n ha hecho a Estados Unidos, llevando a la guerra a todo un pa¨ªs con una serie de falsedades".
Range, que apenas ha utilizado 10 minutos de material de archivo, porque el resto de las im¨¢genes las ha recreado como si fueran reales, incluidas manifestaciones, no cree que tuviera sentido hacer una pel¨ªcula en la que el asesinado fuera Blair u otro l¨ªder europeo porque, se?ala, su historia va sobre el mundo creado por el 11-S y ¨¦ste ocurri¨® en tierra norteamericana: "Fue la Administraci¨®n de Bush la principal art¨ªfice y responsable de ello, por eso no creo que matando a Blair hubiera tenido el mismo impacto".
Enrique Gonz¨¢lez Kh¨¹n, responsable de compras de Altafilms, que distribuy¨® en Espa?a las pel¨ªculas de Michael Moore Bowling for Columbine y Farenheit 9/11, paradigmas del documental comprometido y que obtuvieron buenas recaudaciones en taquilla, cree que es un momento dulce para los documentales: "En los festivales de Cannes y Berl¨ªn se han presentado decenas de documentales, algunos excelentes, que ser¨¢n los que lleguen a los cines, los otros terminar¨¢n en televisi¨®n. Pero los hay con un gran presupuesto, muy bien realizados y con tem¨¢ticas provocadoras, sean contra Bush, la tortura o la guerra de Irak, aunque creo que en el futuro aparecer¨¢n muchos sobre Putin".
El peruano espa?ol Javier Corcuera, director de documentales como Invierno en Bagdad; La espalda del mundo y La guerrilla de la memoria, reconoce que se producen buenos documentales pero que no se exhiben y promocionan como se deber¨ªa: "No se trata de dejar una pel¨ªcula en un cine para ver qu¨¦ pasa y a la semana retirarla, necesita promoci¨®n, que la gente sepa que existe y eso no sucede, aunque a veces con alguno ocurre como con la de Julio Medem, La pelota vasca -la vieron en el cine m¨¢s de 377.000 espectadores-, que tuvo promoci¨®n gratuita, pero no es lo habitual, el documental necesita ayudas a la exhibici¨®n y a la promoci¨®n".
En esa l¨ªnea se manifiesta Gonz¨¢lez Kh¨¹n, que confiesa que en Espa?a no resulta tan rentable programarlos y eso que en las pr¨®ximas semanas estrenar¨¢, adem¨¢s de Muerte de un presidente, El caso Litvinenko y el que est¨¢ a punto de terminar Morgan Spurlock, el director de Super size me, que ha recorrido varios pa¨ªses ¨¢rabes en busca de Osama Bin Laden, porque aqu¨ª no hay "esa cultura que existe en Francia, por ejemplo, de pagar seis euros por ir a ver un documental en pantalla grande, aqu¨ª todav¨ªa se da el prejuicio de que los documentales son para verse en la televisi¨®n".
Cree que los directores de documentales gozan de una libertad de la que a menudo carecen los que hacen ficci¨®n, quiz¨¢ porque trabajan con presupuestos y las presiones son menores. Y pone como ejemplo a Morgan Spurlock, cuando realiz¨® Super size me: "Tuvo presiones de McDonals para que no lo hiciera, pero la hizo; sin embargo, algunas televisiones que la compraron nunca la emitieron. Se sabe que esas televisiones, que viven de la publicad y en ellas deja decenas de millones esa firma, recibieron presiones para que no la emitieran. Adem¨¢s, muchas no se quieren mojar en temas comprometidos".
Reconoce cierto poder transformador de esas pel¨ªculas: "Ayudan a concienciar, a que el p¨²blico se entere de lo que pasa, basta mirar lo que est¨¢ provocando el documental de Al Gore, al menos la informaci¨®n llega a la gente y toma conciencia, se dan cuenta de que no es ficci¨®n, que es la vida misma. Luego, hay algunos que adem¨¢s de denunciar, divierten, como pas¨® con Michael Moore y Bowling for Columbine. En esa l¨ªnea yo creo que est¨¢ Morgan, que lleva dos a?os por Afganist¨¢n buscando a Bin Laden, se juega el pellejo pero lo hace en un tono que va a impresionar, yo he visto 20 minutos y est¨¢n muy bien".
Corcuera cree en el poder no tanto del documental sino del cine y es consciente, por experiencia propia, de que la libertad en el documental es cuesti¨®n de productores y del dinero que se est¨¦n jugando, a mayor inversi¨®n m¨¢s posibilidades de menor libertad, aunque matiza: "Creo que el compromiso del director no es tanto con los productores o con la taquilla, sino que es contar bien una buena historia, sea documental o de ficci¨®n".
Otras veces los cineastas s¨®lo quieren mostrar hechos del pasado pero desde el otro lado, desde otro punto de vista, aportando datos nuevos. Eso ocurre en Los Estados Unidos contra John Lennon, documental de David Leaf y John Scheinfeld que el pr¨®ximo 20 de diciembre Canal + comenzar¨¢ a emitir. En ¨¦l se revisan los a?os activistas por la paz en Vietnam del m¨²sico brit¨¢nico en Estados Unidos, a finales de los sesenta y principios de los setenta, cuando el FBI y la CIA le persegu¨ªan, le investigaban y pinchaban su tel¨¦fono. Era la bestia negra de Richard Nixon, que recib¨ªa personalmente informes de J. Edgar Hoover, presidente del FBI, sobre c¨®mo iban los tr¨¢mites para negarle el permiso de residencia del cantante. Pero cuando Nixon gan¨® en 1972, su reelecci¨®n como presidente, ces¨® el acoso, dejaron de importarle Lennon y sus campa?as por la paz. El paralelismo entre aquellos a?os y los posteriores al 11-S, entre Lennon y algunos artistas activistas contra la guerra de Irak, resulta evidente. En el documental, salpicado por varias decenas de canciones de Lennon, entre ellas algunas convertidas en himno contestatario y antibelicista, como All you need is love, Give peace a change, Imagine, Revolution o Love, cuenta con la presencia fundamental de su esposa Yoko Ono y de figuras como Angela Davis, Gore Vidal, Carl Bernstein y Noam Chomsky.
No ser¨¢ f¨¢cil que se vean en pantalla grande, tal vez s¨®lo en alguna cadena de televisi¨®n, tres t¨ªtulos recientes y de los m¨¢s alabados por la cr¨ªtica estadounidense: War on democracy, No end in sight y Operation homecoming: writing the wartime experience. Ni siquiera Sicko, de Michael Moore, que ya prepara Fahrenheit 9/11 ?, la segunda entrega sobre Bush y sus negocios, tiene exhibidor en Espa?a, se sugiere que porque tras el ¨¦xito de sus dos primeros documentales se ha "subido a la parra" y pide tanto dinero como si fuera la superproducci¨®n de una multinacional.
War on democracy, de John Pilger y Christopher Martin, descubre los movimientos de la CIA en los pa¨ªses suramericanos durante los ¨²ltimos a?os, donde con sus actuaciones en lugar de ayudar a alcanzar mayores cotas de democracia en esos pa¨ªses lo que hace es poner todos los obst¨¢culos posibles. No end in sight, de Charles Ferguson, analiza los preparativos de la guerra de Irak y las medidas equivocadas de Bush y sus asesores. Operation homecoming: writing the wartime experience, de Richard Robbins, documental tambi¨¦n preseleccionado para los oscars, cuenta las experiencias de varios soldados norteamericanos tras participar en las guerras de Irak y Afganist¨¢n, que escribieron sobre ellas en la revista The New Yorker en el verano de 2006, con el a?adido de las experiencias y recuerdos de otros escritores como veteranos de guerra, entre ellos, Tim O'Brien, Tobias Wolff y Joe Haldeman.
Buen momento para el documental norteamericano, pero tambi¨¦n para el europeo y el suramericano, recuerda Corcuera, al tiempo que saca conclusiones: "El documental se ha convertido en un espacio de reflexi¨®n y de investigaci¨®n, se pueden hacer buenas pel¨ªculas independientes y con medios suficientes, cabe de todo, m¨¢s social, o m¨¢s activista, como Michael Moore, pero hay infinidad de formas del cine de lo real, de observaci¨®n, y a m¨ª me gustan todas, sean documental o ficci¨®n, si est¨¢n bien hechas".
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