Algo m¨¢s que petr¨®leo
La subida del crudo y de las materias primas no explica el diferencial de precios espa?ol
A mediados de este a?o la inflaci¨®n espa?ola parec¨ªa totalmente dominada, con tasas interanuales ligeramente superiores al 2%. Pero a partir de septiembre ha vuelto a convertirse en una amenaza para la estabilidad econ¨®mica. El indicador adelantado correspondiente a noviembre sit¨²a el crecimiento del IPC en el 4,1%, nada menos que cinco d¨¦cimas m¨¢s que el ya inusualmente elevado registro del mes de octubre. Semejante explosi¨®n de los precios le va a costar al erario p¨²blico m¨¢s de 3.000 millones de euros como compensaci¨®n a los pensionistas. Pero, sobre todo, es una infecci¨®n persistente -el vicepresidente Solbes advierte de que la inflaci¨®n alta puede prolongarse hasta el verano- que puede causar da?os importantes en la econom¨ªa.
El efecto pernicioso de la inflaci¨®n deteriora la competitividad de los bienes y productos fabricados en Espa?a, puesto que, a pesar de que el repunte inflacionista tambi¨¦n se observa en Europa, el diferencial de inflaci¨®n con la UEM se ha duplicado en estos tres meses y en noviembre ser¨¢ probablemente superior a un punto. Adem¨¢s, acrecienta la probabilidad de que se active un crecimiento salarial persistente para compensar la explosi¨®n de los precios; resulta oportuno recordar al respecto que una de las causas del ¨¦xito econ¨®mico de los ¨²ltimos 10 a?os se fundamenta en la moderaci¨®n salarial. Por ¨²ltimo, las subidas de precios desmoralizan a los consumidores, que somos todos, en tanto que reducen su poder de compra y, por ello, avanzan un posible descenso del consumo que deshilvanar¨¢ todav¨ªa m¨¢s las costuras del crecimiento.
Aunque el Gobierno insista en culpar del desbarajuste inflacionario a la subida de los precios internacionales de las materias primas y del petr¨®leo, hay que ir un poco m¨¢s all¨¢ de tan estereotipada explicaci¨®n. Es cierto que el grueso de los cambios que disfruta o padece la econom¨ªa espa?ola proceden de decisiones que se toman fuera de las fronteras. El Ejecutivo no puede influir sobre el crudo, los tipos de inter¨¦s o el encarecimiento de los cereales en los mercados mundiales. Pero, en lugar de limitarse a soportar el chaparr¨®n hasta que escampe, las autoridades econ¨®micas espa?olas s¨ª que pueden y deben actuar sobre los factores nacionales que han ampliado el diferencial de inflaci¨®n con los socios europeos. Como la persistencia de mercados sin liberalizar y de nuestra cr¨®nica ineficiencia energ¨¦tica.
Asegura Pedro Solbes que "no existen soluciones m¨¢gicas". Tiene raz¨®n; ni para el repunte inflacionista ni para cualquier otro mal. Pero s¨ª hay remedios que, aplicados con tenacidad, pueden aliviar el estropicio. Es el caso de la vigilancia de los canales de comercializaci¨®n de los productos alimenticios o de la traslaci¨®n de los precios a los combustibles. Es una buena oportunidad para ampliar la competencia comercial, ensayar importaciones alimentarias o liberalizar mercados.
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