Talidomida
Hay una imagen de mi ni?ez que tengo profundamente grabada en el recuerdo. Al salir del colegio, veo a una mujer que se rasca el l¨®bulo de la oreja... con un diminuto dedito que sal¨ªa directamente de su hombro. Inmediatamente me volv¨ª hacia mi madre, y ella, que no es m¨¦dico, me explic¨® que "la mam¨¢ de esa se?ora tom¨® un medicamento malo cuando estaba embarazada". En la puerta de mi escuela o¨ª hablar de la talidomida por primera vez, hace veinte a?os.
Desde entonces, el tema no ha vuelto m¨¢s que espor¨¢dicamente a mi cabeza. Hasta hace unos d¨ªas. El pasado jueves escuch¨¦ un documental de la cadena inglesa BBC, The neglected thalidomiders, que me ha dejado sin habla. Pese a que la existencia de la talidomida en Espa?a es m¨¢s que vox p¨®puli, el Ministerio de Sanidad nunca ha reconocido que f¨¢rmacos con esta sustancia hayan sido comercializados en nuestro pa¨ªs, por lo que los afectados jam¨¢s han percibido compensaci¨®n alguna por este desastre de la sanidad nacional. Algunos conservan las cajas del medicamento e incluso alguna receta.
Ante el mutismo oficial, los reporteros brit¨¢nicos contactaron con dos diputados, del PP y PSOE, cuya actitud me dej¨® helado. La diputada socialista afirmaba ser "muy optimista" al respecto, y que el Gobierno "estaba en ello". Pero, al ser preguntada acerca de si el Gobierno reconocer¨ªa que estos f¨¢rmacos se vendieron, su respuesta fue: "Ya os he dicho que estamos en ello". Un diputado del PP recomienda que los afectados se contenten con las ayudas a la discapacidad existentes y que se olviden de qu¨¦ les caus¨® esa discapacidad. Este diputado va en silla de ruedas y se pone a s¨ª mismo como ejemplo: "Cuando yo tuve el accidente no empec¨¦ a buscar si el culpable era el fabricante del coche o si la carretera estaba mal se?alizada". As¨ª que, mientras los ciudadanos de otros pa¨ªses europeos hace a?os que recibieron indemnizaciones, los afectados espa?oles luchan para que se reconozcan los hechos. As¨ª que la talidomida nunca existi¨®. Qu¨¦ pl¨¢stica es la realidad en Espa?a.
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