La ley de la marmota
El cine espa?ol no acaba encontrar su p¨²blico, eso que los economistas llaman cuota de mercado. Eso s¨ª, cosecha grandes ¨¦xitos aislados, eso s¨ª, como los tres Torrentes, Mortadelo y Filem¨®n, Los otros o El orfanato; pero en el balance final, los triunfos en taquilla no tienen continuidad -aunque sea mentar la bicha, las infracomedias de los sesenta y setenta o las pel¨ªculas de destape s¨ª ten¨ªan una clientela fiel- y las pel¨ªculas nacionales pierden espectadores cada a?o a velocidad de v¨¦rtigo. La debilidad del negocio -la cuota de mercado del cine espa?ol no llega al 8%- no se corrige a pesar de que durante a?os los Gobiernos sucesivos han trenzado una s¨®lida malla de ayudas p¨²blicas para las producciones nacionales, en forma de dinero que aportan las televisiones, desgravaciones fiscales y fondos de protecci¨®n. Pero, a pesar de que no faltan subvenciones, el cine espa?ol sigue siendo como aquellos enclenques personajes de las comedias del landismo que se enfrentaban animosamente a los fornidos yanquis de la base de Torrej¨®n para conseguir los favores de las Conchita Velasco o M¨®nica Randall de turno y resultaban aparatosamente apaleados.
La nueva Ley del Cine aprobada por amplia mayor¨ªa en el Congreso insiste en los remedios de la anterior: subvenciones extra¨ªdas de las televisiones, beneficios fiscales y ayudas a los exhibidores. Si esta ley sigue el patr¨®n de la anterior que tan poco contribuy¨® a reforzar la industria espa?ola, no es aventurado profetizar que tiene muchas probabilidades de fracasar en la tarea principal: reforzar una maquinaria industrial que produzca pel¨ªculas de ¨¦xito que mejoren la cuota de mercado de los productos nacionales. Resulta que en Espa?a cada Ley del Cine reproduce tercamente los modos de la anterior, como en la eterna repetici¨®n de El d¨ªa de la marmota.
Todo lo anterior no significa que haya que suspender las ayudas p¨²blicas y las subvenciones, como defienden los medios m¨¢s reaccionarios, esos que consideran al cine espa?ol como un reducto de se?oritos indolentes que viven del erario p¨²blico. S¨®lo significa que quiz¨¢ sea recomendable aplicar otras formas de ayuda que sean m¨¢s efectivas.
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