La identidad econ¨®mica
La presi¨®n fiscal en Espa?a se situ¨® en 2005, incluyendo todos los impuestos, en un 35,6% del PIB, seg¨²n datos de Eurostat. La media entre 1995 y 2005 fue del 33,7%. Quiere decirse que la presi¨®n fiscal que soportamos los espa?oles en 2005 fue 4,3 puntos inferior a la media de los pa¨ªses europeos del ¨¢rea euro (39,9%) y que en los ¨²ltimos diez a?os ha sido inferior en 6,8 puntos a esa media (40.5%). Incluso si se tiene en cuenta la UE en su conjunto, incluidos los nuevos socios, Espa?a queda muy por debajo de esa media.
?Qu¨¦ motivos hay para que el Partido Socialista y el PP hayan entrado en esta campa?a electoral en una clara competencia a la hora de prometer una reducci¨®n de esa presi¨®n fiscal? Es quiz¨¢s comprensible que el PP haya optado por una l¨ªnea ultraliberal, seg¨²n la cual hay que devolver el dinero a los ciudadanos para que ellos mismos paguen directamente sus servicios y resuelvan sus problemas. Se trata de instalar en amplios sectores de la sociedad la idea de que puede sacar beneficios de la privatizaci¨®n de lo p¨²blico. El caso m¨¢s evidente ser¨ªa el de la educaci¨®n: el informe PISA detecta las deficiencias del sistema educativo espa?ol, pero los ciudadanos no reaccionan reclamando su r¨¢pida mejora, probablemente porque un sector importante cree que, en el caso de sus propios hijos, puede resolver ese problema de forma privada. Esos mismos resultados en un pa¨ªs como Finlandia, en el que los ciudadanos valoran al m¨¢ximo los bienes p¨²blicos y consideran la educaci¨®n como uno de ellos, habr¨ªa hecho caer a un Gobierno tras otro.
La apelaci¨®n a suprimir impuestos no ayuda a acentuar la identidad de un partido de izquierda
Una cosa es cambiar el tipo del impuesto y otra la idea de que los patrimonios no tienen por qu¨¦ tributar
La privatizaci¨®n de lo p¨²blico es una idea muy potente, que se est¨¢ abriendo camino en medio mundo, de la mano de los grandes grupos de pensamiento norteamericanos. Lo que no se entiende es por qu¨¦ el PSOE entra en ese juego. Como dir¨ªa el tan citado soci¨®logo Lakoff, la gran victoria de esa l¨ªnea de pensamiento es lograr que se instale la idea de los impuestos como algo que debe ser reducido, o incluso eliminado, para que la econom¨ªa pueda funcionar mejor.
Pero esa, dice Lakoff, es una se?a de identidad de la derecha, no de la izquierda, y parece que los electores no votan tanto pensando en su bolsillo como en su identidad. La apelaci¨®n a suprimir impuestos no sirve para acentuar la identidad de un partido de izquierda, sino para privarle de ella. Por eso resulta tan curioso que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que ha le¨ªdo tanto a Lakoff y que se rodea de grandes expertos internacionales, haga luego lo contrario de lo que predican esos asesores y renuncie a tener se?as de identidad en lo econ¨®mico. Y si no, que le pregunten al premio Nobel de Econom¨ªa Joseph E. Stiglitz, quien probablemente est¨¦ tan boquiabierto como parte del PSOE ante el anuncio del presidente del Gobierno de que, si gana, piensa suprimir el impuesto sobre el patrimonio.
Es muy probable que ese impuesto, que no ha sido actualizado en muchos a?os (lo que ya demuestra una determinada voluntad pol¨ªtica), necesitara una importante reconfiguraci¨®n. Seguramente no deber¨ªa afectar a ciudadanos cuyo ¨²nico patrimonio es un piso. Pero una cosa es cambiar el tipo del impuesto, y otra suprimirlo, elevar a categor¨ªa la idea de que los patrimonios no tienen por qu¨¦ tributar y, lo que es todav¨ªa m¨¢s preocupante, la idea de que las cosas funcionan mejor con menos impuestos. Sobre todo, con menos impuestos directos, porque de los indirectos, los que gravan a todo el mundo por igual en su consumo, nadie parecen acordarse.
La promesa, hecha muy coherentemente en un foro tan liberal como el convocado por la magnifica revista The Economist, llena de melancol¨ªa a quienes llevan a?os peleando en la izquierda para demostrar que las econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras no son, en absoluto, las que tienen un sistema fiscal m¨¢s escu¨¢lido. Las estad¨ªsticas indican que los pa¨ªses campeones en competitividad no son los que carecen de grandes sectores p¨²blicos, sino todo lo contrario. Sin Estado fuerte no hay inversi¨®n p¨²blica y sin inversi¨®n p¨²blica no hay aut¨¦ntica prosperidad, predican los economistas empe?ados en dar un contenido serio, solvente y de izquierda, a la pol¨ªtica econ¨®mica.
Espa?a es un pa¨ªs que ha mejorado extraordinariamente en los ¨²ltimos treinta a?os en todos los ¨ªndices de valoraci¨®n internacional. Pero tambi¨¦n es un pa¨ªs que sigue teniendo un mal rendimiento educativo, con pensiones muy bajas (las que reciben las viudas son indignas), con una renta per c¨¢pita todav¨ªa por debajo de la media comunitaria y con una dotaci¨®n tecnol¨®gica claramente insuficiente. Muchos ciudadanos tenemos dudas de que la mejora de todo esto no tenga nada que ver con los impuestos que pagamos. ?De verdad alguien cree que una de las grandes reclamaciones de los espa?oles en estos momentos es una rebaja de impuestos? ?Y que vamos a votar en mayor n¨²mero si se nos promete la desaparici¨®n del impuesto sobre el patrimonio? solg@elpais.es
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