"Trist¨¢n e Isolda' resulta una experiencia teatral y vital radical"
Quedan apenas unas horas para que la ¨®pera Trist¨¢n e Isolda inaugure la temporada de La Scala de Mil¨¢n y en una de las salas del teatro el director de escena y cineasta franc¨¦s Patrice Ch¨¦reau da vueltas y vueltas a la ¨®pera de Wagner. Es su tercer intento de ponerla en escena, tras los de 1981 y 1993, ambos tambi¨¦n con la direcci¨®n musical de Daniel Barenboim, con quien anoche abri¨® la nueva temporada del templo milan¨¦s. No se prodiga demasiado en la ¨®pera. S¨®lo 10 t¨ªtulos, tres de ellos formando t¨¢ndem con Barenboim.
Pregunta. ?Qu¨¦ le atrae de Trist¨¢n e Isolda?
Respuesta. En primer lugar, Wagner. Tengo una gran conexi¨®n con el libreto y la m¨²sica de esta ¨®pera. Encuentro el texto magn¨ªfico. Me fuerza, me empuja a trabajar sobre las palabras y los di¨¢logos. Hay otros t¨ªtulos de Wagner que no comprendo, pero Trist¨¢n es distinta, con enigmas diferentes. A veces no comprendo lo que se cuenta, pero admiro la m¨²sica y eso me da claves. Adem¨¢s, en esta obra encuentro cosas que me inquietan desde hace tiempo. En ella est¨¢ la sombra de obras como Fedra o autores como Bernard Marie Kolt¨¨s. Y, en cierto modo, tambi¨¦n la mejor herencia del teatro, la de la tragedia griega, la de Shakespeare. E incluso existen ecos del misticismo espa?ol.
"La experiencia del cine, la literatura, el teatro y la vida me han enriquecido"
P. ?Del misticismo espa?ol?
R. Creo que Wagner hab¨ªa le¨ªdo a san Juan de la Cruz y Teresa de ?vila. En el segundo acto de Trist¨¢n hay una par¨¢frasis de un poema del primero que dice: "Y tan alta vida espero que muero porque no muero". El de Wagner es un misticismo personal. En relaci¨®n al amor de la noche; a Novalis, evidentemente. Son elementos que me conmueven y me reafirman que ¨¦ste era el momento de afrontar esta ¨®pera y no en las tentativas anteriores.
P. ?Por qu¨¦ ahora y no antes?
R. En 1981 acababa de terminar la teatralog¨ªa wagneriana de El anillo del nibelungo en el Festival de Bayreuth y tem¨ªa repetirme. Era pronto. Ahora, sin embargo, la experiencia del cine, el teatro, la literatura y la vida me han enriquecido para enfrentarme a esta obra tan compleja.
P. ?Qu¨¦ manda en c¨®mo afronta Trist¨¢n, el amor o la muerte?
R. En mi visi¨®n de Trist¨¢n no hay amor sexual. Es amor de otra naturaleza, m¨¢s profundo, con una gran carga de misterio. Hay una exaltaci¨®n er¨®tica desde la m¨²sica, sobre todo en dos momentos: el d¨²o final del primer acto y el principio del segundo. Es el momento en que los personajes se reconocen. La energ¨ªa sexual que subyace no dura mucho. No hay relaci¨®n mortal. Se introduce la fascinaci¨®n de la noche y de la muerte. Hay fusi¨®n y no destrucci¨®n. En ning¨²n caso se produce una anulaci¨®n de la individualidad, sino una nueva identidad de los dos en uno.
P. ?C¨®mo resuelve todo esto?
R. Me apoyo, sobre todo, en el texto, que es anterior a la m¨²sica, pero ¨¦sta me ayuda a una dial¨¦ctica m¨¢s sofisticada para explicar el dolor, la necesidad del otro y lo que ocurre despu¨¦s del amor.
P. En una ocasi¨®n, Barenboim dijo que Trist¨¢n e Isolda le hab¨ªa cambiado la vida. ?Y a usted?
R. No estoy seguro. En cualquier caso me ha turbado. Es una obra sobre la pasi¨®n, la adolescencia, el amor. Una experiencia radical, tanto teatral como vital.
P. Vive entre Par¨ªs y Sevilla, pero, ?por qu¨¦ no hace ¨®pera en Espa?a? ?No le invitan?
R. Tuve una oferta del Liceo de Barcelona para la producci¨®n de Desde la casa de los muertos, de Jan¨¢cek, que hemos hecho este a?o en Viena, ?msterdam y Aix en Provence. La tenemos programada en Nueva York en 2009 y en Mil¨¢n en 2010. Les propuse hacerla en 2010 con los mismos cantantes y actores que en La Scala. Pero me dijeron que la temporada ya estaba programada y deb¨ªa ser en 2012. Para m¨ª eso es muy complicado. Para mi forma de trabajo es m¨¢s f¨¢cil implicarme en proyectos con festivales que en teatros de temporada. En Sevilla y Madrid no me han invitado.
Un aforo de cuatro millones
Se calcula que al menos cuatro millones de personas contemplaron ayer, bien en directo, bien en cines o bien por televisi¨®n, la ¨®pera Trist¨¢n e Isolda, de Richard Wagner, dirigida por Daniel Barenboim y Patrice Ch¨¦reau, que inauguraba la temporada l¨ªrica del teatro de la Scala de Mil¨¢n.
Fueron 60 cines en Italia y otros tantos en Estados Unidos, adem¨¢s de tres teatros en Mil¨¢n y la televisi¨®n italiana, los que ofrecieron en directo la transmisi¨®n, a los que se sum¨® en diferido, dos horas despu¨¦s, el canal franco-alem¨¢n Arte. En vivo, lo que se dice en vivo, solamente fueron 2.140 personas las privilegiadas que accedieron al teatro.
Hac¨ªa 29 a?os que no se representaba Trist¨¢n e Isolda en la Scala. La ¨²ltima vez fue bajo la direcci¨®n de Carlos Kleiber, uno de los grandes maestros de la direcci¨®n musical del ¨²ltimo medio siglo que tomaba as¨ª el relevo de los Toscanini, de Sabata, Karajan, Knappertsbuch o Maazel. Ayer fue Barenboim quien asumi¨® la responsabilidad musical en una ¨®pera a la que le tiene cogido el punto.
Como director de escena se cont¨® con Patrice Ch¨¦reau, cuyos precedentes wagnerianos contemplan nada menos que el Anillo del Nibelungo del centenario en Bayreuth en 1976. Ian Storei, Waltraud Meier y Matti Salminen encabezaron el reparto vocal.
Las condiciones de seguridad en Mil¨¢n eran espectaculares y no solamente en los alrededores del teatro de la Scala. La polic¨ªa registraba minuciosamente hasta a los visitantes a la catedral. El d¨ªa m¨¢s emblem¨¢tico del curso oper¨ªstico en todo el mundo ha levantado una expectaci¨®n inusitada. La representaci¨®n de ayer fue todo un ¨¦xito. Doce minutos de aplausos as¨ª lo atestiguaron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.