28 kil¨®metros de libros, 80 a?os de independencia
Strand es la librer¨ªa de segunda mano m¨¢s vieja de Nueva York
Hace unas semanas se presentaba en Nueva York a bombo y platillo el iPod de los libros, el Kindle. Y el lanzamiento lo hac¨ªa Amazon.com, pionera en la venta de libros online. Pero en Strand, la librer¨ªa de segunda mano m¨¢s veterana, grande y quijotesca de la Gran Manzana, que este a?o ha cumplido 80 a?os de vida, Fred Bass, su due?o, sonre¨ªa. "Estamos destinados a desaparecer pero no importa. A¨²n habr¨¢ un par de generaciones que comprar¨¢n sus libros en tiendas como la m¨ªa. Luego... Mira lo r¨¢pido que ha sido con la m¨²sica. La gente ya s¨®lo se la baja de Internet. Con los libros pasar¨¢ lo mismo. Nadie usar¨¢ el soporte tradicional, s¨®lo los rom¨¢nticos", afirma atrincherado tras sus gafas de ¨¢vido lector.
Pero hasta que las premoniciones se hagan realidad, seguir¨¢ siendo un placer ¨²nico bucear en las "18 millas de libros" (28 kil¨®metros) con los que se anuncia esta instituci¨®n. Las paredes y pasillos de sus cinco pisos est¨¢n tapizados por miles de obras en aparente desorden que permiten al amante de la lectura encontrar desde un tratado de f¨ªsica cu¨¢ntica al ¨²ltimo best-seller, pasando por todos los cl¨¢sicos antiguos y modernos o los mejores cat¨¢logos de fotograf¨ªa y arquitectura actual. Usados, s¨ª, aunque tambi¨¦n nuevos, y sobre todo, m¨¢s baratos.
Atrincherada en una esquina del sur de la calle Broadway, Strand est¨¢ sitiada por diversos flancos por grandes cadenas de librer¨ªas como Barnes and Nobles, Borders y, sobre todo, por la especulaci¨®n inmobiliaria que amenaza la zona. Afortunadamente, el se?or Bass, como se le conoce en los c¨ªrculos literarios, pudo adquirir el edificio que le sirve de sede hace una d¨¦cada. "El boom inmobiliario ha echado de este barrio a todos los que no son propietarios", explica hoy sentado en el despacho de su hija, quien dirige el negocio junto a ¨¦l. "Yo no tengo despacho, me gusta estar entre la gente", explica.
A sus "setenta y tantos" a?os, Bass es el ¨²ltimo superviviente de una generaci¨®n que creci¨® entre las librer¨ªas que, en la primera mitad del siglo XX, dominaban la llamada Book Row, calle adyacente a Broadway en la que hab¨ªa casi 50 librer¨ªas en apenas seis manzanas. Hoy no queda ni una.
Visi¨®n comercial
Su padre fund¨® all¨ª Strand en 1927. Bass comenz¨® a trabajar all¨ª a los 13 a?os. "Se te mete en la sangre. Todo libro es una sorpresa, nunca sabes lo que vas a encontrarte al llegar al final", afirma con una sonrisa traviesa. Cuando les echaron de Book Row en los sesenta tuvo la visi¨®n comercial de instalarse en Broadway, donde hab¨ªa m¨¢s trasiego de gente porque hab¨ªa todo tipo de tiendas. "Gracias a eso sobrevivimos. Vend¨ªamos m¨¢s libros que en la calle de las librer¨ªas", recuerda.
La clave de su ¨¦xito, afirma con orgullo, est¨¢ en sus precios. "Somos imbatibles. Lo m¨¢s importante ha sido conseguir libros baratos. El resto es saber organizarse. Se los compramos a cr¨ªticos literarios, a publicaciones especializadas y tambi¨¦n nuevos a las editoriales. Adem¨¢s, yo reviso colecciones y herencias y compro a particulares. Soy bueno en lo que hago", asegura.
Atribuye a su hija el ¨¦xito de su entrada en "los tiempos modernos": desde 1999, tambi¨¦n vende libros online -"el 25% del negocio"- y est¨¢ especializada en construir bibliotecas a medida tanto para pel¨ªculas de Hollywood como para lectores ¨¢vidos y pudientes. Tambi¨¦n tiene una planta dedicada a libros antiguos con olor a?ejo, donde brilla una primera edici¨®n del Ulises de James Joyce ilustrado por Matisse, 35.000 euros. Pero para Bass, siempre optimista, lo m¨¢s valioso son los lectores: "Quien diga que la televisi¨®n o Internet le ha robado lectores a los libros, miente. Yo vendo m¨¢s ahora que hace dos d¨¦cadas. En el futuro leer¨¢n directamente en una gran pantalla en su casa. Es inevitable. Se llama progreso".
Babelia
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