Gr¨¹newald vuelve a ambos lados del Rin
Las ciudades de Colmar y Karlsruhe re¨²nen al pintor con sus coet¨¢neos
El realismo de los rostros, la precisi¨®n de la anatom¨ªa, los efectos dram¨¢ticos conseguidos gracias al dominio expresivo de los pliegues de los ropajes y, tambi¨¦n, la pasi¨®n n¨®rdica por la minuciosidad en la descripci¨®n del paisaje son ejemplos prodigiosos del arte de Matthias Gr¨¹newald. La explosi¨®n de virtuosismo que revela su obra qued¨® luego truncada, en Alemania, por el debate religioso entre la austeridad protestante y la Contrarreforma.
La ciudad francesa de Colmar y la alemana de Karlsruhe proponen hasta el 2 de marzo la extraordinaria posibilidad de descubrir la obra de ese artista mayor y mal conocido Mathis Neithart Gothart (1475-80/ 1528), pintor y dibujante m¨¢s conocido como Matthias Gr¨¹newald.
La muestra ilustra la influencia del pintor en Durero y otros coet¨¢neos
En Colmar la propuesta se centra en la obra maestra que posee el museo, el celeb¨¦rrimo retablo de Issenheim en madera de tilo pintada, de 3,30 metros por 5,90 metros, que ahora muestra todas sus caras. Si se mantiene cerrado, s¨®lo es visible la Crucifixi¨®n. Si se abre parcialmente, el tema de la Anunciaci¨®n se sit¨²a en primer plano. Y cuando la obra, con esculturas de Nicolas de Haguenau, se despliega al m¨¢ximo, el protagonismo recae en San Antonio, ya sea recibiendo la visita del cuervo que le trae el pan, ya sea acosado por los diablos.
Una quincena larga de dibujos preparatorios explica la manera en la que Gr¨¹newald conceb¨ªa sus personajes y estudiaba c¨®mo colocarlos en la madera. Su pr¨¢ctica marc¨® a muchos de sus contempor¨¢neos, y eso es lo que la exposici¨®n intenta demostrar al convocar dibujos de Durero, Hans Baldung, Albrecht Altdorfer, Lucas Cranach, Hans Holbein o Leonardo da Vinci.
En Karlsruhe, que es el museo alem¨¢n con m¨¢s obras de Gr¨¹newald en propiedad -tiene cuatro paneles y un dibujo de un total de 25 paneles y 35 dibujos-, se han reunido creaciones del artista dispersas por otros museos alemanes, en Oxford, Basilea o San Petersburgo. El espectador se encuentra as¨ª con un conjunto de 161 piezas -pinturas sobre madera, dibujos, esculturas- realizadas por sus contempor¨¢neos.
Los temas religiosos son centrales, obsesivos, pero el tratamiento es muy libre, naturalista o manierista, a menudo, alejado de las convenciones simb¨®licas medievales. En sus Cristos retorcidos de dolor, en esos hombres que sufren bajo la tortura, en esos m¨²sculos que se dir¨ªa que quieren reventar la piel debido a la tensi¨®n a los que les someten los verdugos est¨¢ la humanidad distinta de Gr¨¹newald y de todos los que, como ¨¦l, conocen a la perfecci¨®n los c¨®digos iconogr¨¢ficos surgidos de los viejos retablos rom¨¢nicos pero son capaces de insuflarles una nueva vida.
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