La entrada en la taberna
Se ha comentado mucho en los ¨²ltimos d¨ªas los efectos nocivos de la televisi¨®n basura a cuenta de un programa p¨²blico donde llevaron enga?ada a una chica para encontrarse con su agresor, que la degoll¨® d¨ªas despu¨¦s en privado, pero se habla menos de la basura que circula por Internet, salvo cuando se destapa uno de esos casos de redes de pederastas, lo que viene a ocurrir casi cada d¨ªa. Y, sin embargo, la parafernalia de los blogs que la red alberga como algo natural es tan preocupante o m¨¢s que los desprop¨®sitos televisivos o la afici¨®n al intercambio de fotos de ni?os desnudos como si fueran cromos.
La primera v¨ªctima de la mayor¨ªa de blogs es la gram¨¢tica, aun en el caso de que el blog original o madre corresponda a un escritor de post¨ªn. La diferencia entre la matriz y la turbamulta que origina es notable, y todo toma el cariz del agrup¨¦monos todos en la lucha final contra una escritura decente. La segunda v¨ªctima es la buena educaci¨®n (o las buenas maneras, como dir¨ªa Eduardo Mendoza), as¨ª que cualquier chalado puede ver colgada en la red, y por lo general agazapado en el anonimato, una opini¨®n mal formulada que quiz¨¢s no se atrever¨ªa a proferir de viva voz en la taberna de su pueblo durante la partida de domin¨® del s¨¢bado por la tarde. La prensa escrita se afana por no incluir en su secci¨®n de cartas al director mensajes insultantes o mutilados hasta la exasperaci¨®n por las faltas de ortograf¨ªa, pero como Internet somos todos, y ah¨ª hay m¨¢s intenci¨®n que criterios, nos encontramos ante un contenedor donde cabe todo, incluso que te insulte alg¨²n desconocido que primero se ha tomado la molestia de colgar tu art¨ªculo en su dominio. Sin tu permiso, claro. A partir de ah¨ª se desarrolla una cadena de chismes de contenido imprevisible en la que muchas veces el interesado ni pincha ni corta, ya que se entera del tumulto por casualidad o debido al benem¨¦rito chivatazo de alguna alma caritativa.
No hay peor crispaci¨®n que la que finge refugiarse en los buenos modales, pero a la luz de algunos blogs visitados estos d¨ªas, cosa que est¨¢ lejos de mis costumbres de a diario, se impone la consideraci¨®n de que la cultura del chisme, de tan amplia trayectoria en nuestro pa¨ªs, se ha infiltrado tambi¨¦n en la alta tecnolog¨ªa como un troyano a la espera de... ?de qu¨¦ exactamente? ?De que el mosqueo del agredido contribuya a perpetuar la subcultura del blog? ?O tal vez se trata de una invitaci¨®n impl¨ªcita a que todo el mundo comparta sin m¨¢s las malas pr¨¢cticas? La aldea global se ha convertido en una especie de casino de pueblo global en el que todo el mundo se cree con derecho a opinar. No ser¨¦ yo quien se manifieste contra ese derecho, pero tal vez no es mucho pedir que se desde?e el modelo perdonavidas de un Jim¨¦nez Losantos, de tanto predicamento entre las se?oras menop¨¢usicas que adoran la vitalidad. Hablar a gritos puede tener su gracia en una noche toledana cuando consigues desprenderte del engorroso seis doble y dominando, pero escribir a gritos en la red delata una soledad melanc¨®lica donde la agresividad pretende ser atendida de inmediato por la an¨®nima comuni¨®n de los blogueros. Esa pandilla, como dir¨ªa Luis Landero en otro contexto (el de los resultados para Espa?a del Informe PISA) de peque?os fil¨®logos analfabetos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.