Cine y gran farra en honor (y ausencia) de Bebo Vald¨¦s
Fernando Trueba rinde tributo en 'Old man Bebo' al pianista cubano
Fueron pocos los que el mi¨¦rcoles no lloraron en el c¨¦ntrico cine La Rampa de La Habana. Aunque la gente iba preparada para la emoci¨®n, la presentaci¨®n de Old man Bebo, el documental producido por Fernando Trueba sobre la vida del pianista Bebo Vald¨¦s, que desde hace 47 a?os no pisa su pa¨ªs, se elev¨® por encima de la historia que cuenta y se convirti¨® en un momento ¨ªntimo y a la vez de catarsis...
"He respirado libertad", dijo con cara feliz una mujer al encenderse las luces. A su lado, todav¨ªa con los ojos aguados, Chucho Vald¨¦s, hijo de Bebo, y Trueba se abrazaron.
El m¨²sico lleva 47 a?os sin ir a Cuba, y no lo har¨¢ con Castro en el poder
"Ha sido el regreso de Bebo. ?l ha estado aqu¨ª aunque estuviera lejos, ha sido algo lind¨ªsimo", dijo despu¨¦s Chucho, que vivi¨® la exhibici¨®n de la pel¨ªcula y el s¨ªmbolo del reencuentro de Bebo con su p¨²blico con m¨¢s placer que cualquier ¨¦xito personal de su carrera. Fueron dos horas m¨¢gicas, intensas e irrepetibles. Entre el p¨²blico hab¨ªa amigos y familiares de Bebo, su hermano Arsenio, de 87 a?os, que lleva media vida sin verlo, sus hijos Miriam y Chucho, y varios sobrinos y nietos.
Tambi¨¦n estuvieron presentes artistas que compartieron escenario y farra con ¨¦l en los a?os cincuenta, como Omara Portuondo y C¨¦sar Portillo de la Luz, y los bailadores de jazz de Santa Amalia, el barrio donde Bebo vivi¨® muchos a?os, y otros m¨²sicos, como el timbalero Amadito Vald¨¦s, Bobby Carcasses y su hijo Roberto, entre muchos. La mezcla del p¨²blico en el cine La Rampa era tambi¨¦n un homenaje: amigos y admiradores de Bebo y gente que no conoc¨ªa su historia; adolescentes y j¨®venes, y contempor¨¢neos del ya legendario creador del ritmo Batanga, de 89 a?os; artistas y m¨²sicos, pero tambi¨¦n gentes normales y corrientes, y curiosos. "Es justicia del cielo, mi hermano se merece esto", dijo Arsenio.
Momentos antes de comenzar el filme, el director, Carlos Carcas, lo puso al habla por tel¨¦fono con Bebo en M¨¢laga... y uf. "Todo ha sido muy especial; es dif¨ªcil que esto se repita en ning¨²n otro lugar", asegur¨® Carcas, que sigui¨® a Bebo siete a?os para realizar el documental.
Los aplausos interrumpieron la proyecci¨®n en varias ocasiones, y cada uno ten¨ªa mensaje. Cuando Bebo hizo un solo magistral al interpretar La bienpag¨¢, durante la grabaci¨®n de L¨¢grimas negras, las palmas eran un homenaje al m¨²sico y su talento.
Cuando Bebo y Chucho se estrechan en un abrazo al reencontrarse en Nueva York para la filmaci¨®n de Calle 54, hay alegr¨ªa por la superaci¨®n del drama de las familias separadas; pero los aplausos no eran s¨®lo por el reencuentro de los Vald¨¦s: en ese momento, ellos representaban a todas las familias cubanas.
Y cuando Mar¨ªa Caridad Vald¨¦s, hija de Bebo y hermana de Chucho, cuenta en el documental que al irse su padre, Chucho tom¨® su lugar y sac¨® adelante a la familia, en el reconocimiento del p¨²blico a Chucho no hay reproches al padre que se fue, pero s¨ª a la situaci¨®n que motiv¨® la separaci¨®n y el desencuentro. Old man Bebo termina con un solo espectacular del pianista interpretando Old man River, pero ¨¦ste ya casi ni se escuch¨® en la sala. Fue el aplauso m¨¢s largo y emotivo del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que concluye hoy en La Habana.
La pel¨ªcula sobre Bebo en el festival no fue una m¨¢s: fue un momento muy especial en un festival tambi¨¦n especial, marcado de principio a fin por el momento tan singular que vive Cuba y en el que la palabra cambio est¨¢ a la orden del d¨ªa. Desde su inauguraci¨®n, el presidente del festival, Alfredo Guevara, llam¨® a un gran debate para transformar la realidad y luchar contra el "inmovilismo", sacudir al pa¨ªs de "adherencias indeseables y hacerlo hasta la ra¨ªz".
En las salas de cine de La Habana, estos d¨ªas fue proyectado el filme La vida de los otros, ambientado en la antigua Alemania del Este y rebautizado por los cubanos como La vida de nosotros; y tambi¨¦n el documental El tel¨®n de az¨²car, un desgarrador testimonio realizado por la chilena Camila Guzm¨¢n, que vivi¨® toda su infancia y adolescencia en Cuba. Camila se reencuentra con sus viejos amigos, vuelve a los colegios donde estudiaron, y con ellos retrata y descubre las claves de un gran fracaso y los dolores de la generaci¨®n que ya cree en pocas cosas.
Cuba es un pa¨ªs de s¨ªmbolos y las casualidades no abundan. El regreso de Bebo Vald¨¦s, p¨¦sele a quien le pese en ambos bandos, es m¨¢s que un acto de justicia para Bebo: es un grito m¨¢s a favor del cambio en un pa¨ªs que ha cambiado.
Babelia
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