Elucubraciones populares
El Partido Popular cree que las elecciones del pr¨®ximo mes de marzo se juegan en la abstenci¨®n (de una parte de los posibles votantes socialistas), y el PSOE est¨¢ convencido de que todo depender¨¢ de la participaci¨®n de sus simpatizantes, lo que viene a ser exactamente lo mismo. Pero, por si acaso se equivocan quienes llevan meses prediciendo que el voto del centro es una fantas¨ªa, populares y socialistas renuevan sus gui?os hacia ese peque?o grupo que seg¨²n las encuestas se declara simplemente moderado.
El equilibrio que buscan los dos partidos es muy dif¨ªcil porque PP y PSOE han basado toda la legislatura en una batalla pol¨ªtica muy enconada y ahora les resulta bastante complicado recortar los picos m¨¢s acentuados de la imagen que han alimentado durante casi cuatro a?os. La posibilidad de terminar dando bandazos que desconcierten m¨¢s que animen est¨¢ tambi¨¦n muy presente.
En el PP se habla, por supuesto, de la victoria de Rajoy, pero tambi¨¦n de falta de impulso, empates y sucesiones
El diputado Gallard¨®n ser¨ªa el portavoz ideal de un PP "descabezado" en el caso de una nueva investura de ZP
En el caso del Partido Popular, la posibilidad de suavizar su dura y belicosa imagen pasa por recuperar a un Mariano Rajoy que sigue estando por debajo del m¨ªnimo en casi todos los sondeos de confianza. El candidato popular ha tenido tradicionalmente una imagen poco agresiva, lo que el PP lleg¨® a considerar un punto a su favor, pero los avatares de estos ¨²ltimos a?os han ido transformando esa imagen en una mucho menos propicia de falta de liderazgo, interno y externo.
Algunos miembros destacados del PP no ocultan su desconcierto por esa falta de impulso de su candidato. Pr¨¢cticamente todos los dirigentes populares admiten, y valoran, el hecho de que Rajoy ha conseguido mantener unido al partido, pero muchos temen que ese resultado se haya conseguido a base de no ejercer ning¨²n tipo de liderazgo. Eso, a la vista de la campa?a electoral, les resulta ahora muy preocupante.
"Con ese estilo personal, a Rajoy nunca le ha ido mal en su carrera pol¨ªtica", asegura, en defensa del candidato, un miembro de su equipo. Es cierto, replica un veterano dirigente popular, bastante m¨¢s cr¨ªtico, pero una cosa es una carrera pol¨ªtica realizada dentro del organigrama del partido, y otra, ganar unas elecciones generales, partiendo adem¨¢s desde la oposici¨®n. Para eso, creen muchos, hace falta poner toda la carne en el asador, algo para lo que no creen que Rajoy est¨¦ realmente capacitado. "Es una cuesti¨®n de car¨¢cter, y el presidente del PP nunca ha ocultado cu¨¢l es el suyo", protesta un diputado muy pr¨®ximo al candidato. Las cr¨ªticas, casi siempre resignadas, se centran muchas veces en la escasa pegada del equipo de Rajoy. El presidente del partido, defiende un dirigente regional, debi¨® hacer todo lo posible, y lo imposible, para lograr que Rodrigo Rato fuera en sus listas electorales, "pasara lo que pasara despu¨¦s", y debi¨® atraerse unos cuantos nombres potentes del mundo de la econom¨ªa y de la empresa.
Resulta bastante llamativo que a estas alturas de la temporada las elucubraciones electorales dentro del PP hablen por supuesto de la posible victoria de Rajoy, pero, sobre todo, de empates, del compromiso del actual presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de no gobernar si no obtiene m¨¢s votos que el candidato popular, y de situaciones complejas. Los pol¨ªticos tienen la obligaci¨®n de tener siempre un plan B, ironiza un dirigente popular, pero Rajoy est¨¢ permitiendo demasiados mensajes en esa direcci¨®n, demasiadas c¨¢balas con qu¨¦ suceder¨¢ si pierde las elecciones.
A este dirigente, que se considera pr¨®ximo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, le parece, por ejemplo, que incluir al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, en las listas al Congreso de los Diputados ser¨ªa mandar un mensaje interno de des¨¢nimo a la organizaci¨®n. "Algo as¨ª como decirnos: aqu¨ª dejo colocado a alguien para que luche por mi sucesi¨®n", asegura. Mucha gente en el PP visualizar¨ªa inmediatamente al diputado Gallard¨®n como el portavoz parlamentario ideal, capaz de tomar la palabra y representar al partido en el eventual debate de investidura de Zapatero. Ausente Javier Arenas (que sigue comprometido con Andaluc¨ªa), excluido el equipo de Rajoy (Zaplana y Acebes) y alejada Esperanza Aguirre del Congreso (es incompatible), Alberto Ruiz-Gallard¨®n se convertir¨ªa probablemente en la estrella parlamentaria del PP.
?Invalidar¨ªa todo eso a la propia Esperanza Aguirre, como eventual candidata a la presidencia del partido? No, mantiene este dirigente pr¨®ximo a la presidenta madrile?a, porque en el caso de que Rajoy pierda las elecciones, en la legislatura siguiente, tan importante como la pol¨ªtica parlamentaria va a ser la medi¨¢tica y el liderazgo interno dentro del partido, dos campos en los que Aguirre se desenvuelve muy bien.
En lo que claramente existen visiones muy distintas es en el an¨¢lisis de los movimientos posteriores a una eventual derrota popular. Para unos, Mariano Rajoy y su equipo estar¨ªan obligados a presentar su dimisi¨®n en la misma noche, al estilo Almunia. Para otros (evidentemente, los m¨¢s cercanos a Rajoy y a su equipo), eso no ser¨ªa "nada razonable". En ese hipot¨¦tico caso, mantienen, lo m¨¢s l¨®gico ser¨ªa que Rajoy se mantuviera al frente del partido hasta la celebraci¨®n del congreso, en mayo o en el verano. La diferencia no es balad¨ª porque lleva aparejada, nada menos, que la idea de qui¨¦n pilota el proceso de sucesi¨®n.
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