Una mujer interesante
Se llama Lubna Bint Jalid al Qasimi y simboliza muchas de las sorpresas que uno se lleva al visitar los Emiratos ?rabes Unidos, los siete peque?os pero muy ricos Estados localizados en el golfo P¨¦rsico.
La sorpresa no es cu¨¢nto dinero tienen, c¨®mo lo gastan o la inimaginable riqueza que est¨¢ concentrada en las familias reales, a una de las cuales, por cierto, pertenece la princesa, o jeque Lubna.
M¨¢s interesante es que Lubna al Qasimi es la ministra de Econom¨ªa de los Emiratos y la primera mujer que llega a ese cargo. "Desde peque?a fui muy competitiva y nunca quise una vida de palacio", me dice vestida con una abaya y un velo que la cubren de negro de pies a cabeza. "Me rebel¨¦ temprano y logr¨¦ ir estudiar a California. Al graduarme me emple¨¦ como ingeniera de inform¨¢tica en una compa?¨ªa india donde yo era la ¨²nica mujer y la ¨²nica ¨¢rabe. Comenc¨¦ desde abajo. Necesitaba demostrarme a m¨ª misma y a los dem¨¢s que pod¨ªa lograr cosas gracias a mi trabajo y a lo que s¨¦, no a qui¨¦n sea mi familia". Cuenta que despu¨¦s trabaj¨® en varias empresas hasta llegar a ser ministra. Aunque no lo diga, es obvio que su parentesco con la realeza contribuy¨® a su nombramiento. Pero tambi¨¦n es f¨¢cil darse cuenta de que no la nombraron s¨®lo por nepotismo.
Lubna al Qasimi es la ministra de Econom¨ªa de los Emiratos y la primera mujer que llega al cargo
Cuando le pregunto, por ejemplo, sobre su principal problema, responde de inmediato: "la inflaci¨®n" y me da una detallada y muy t¨¦cnica explicaci¨®n del fen¨®meno y de lo que est¨¢ haciendo para combatirlo. Sabe de lo que habla y, por tanto, entiende que no ser¨¢ f¨¢cil controlar el alza de los precios. En un pa¨ªs cuya econom¨ªa es de las que m¨¢s velozmente crecen en el mundo, la inflaci¨®n es un efecto colateral casi inevitable. Si bien el r¨¢pido crecimiento se debe principalmente al aumento de los precios del petr¨®leo, no es ¨¦sa la ¨²nica fuerza motriz de esa econom¨ªa.
En Dubai, uno de los Emiratos, est¨¢ teniendo lugar un auge en la construcci¨®n de los m¨¢s grandes del mundo. Es tentador explicar este auge como el simple resultado del gasto a manos llenas de la renta petrolera. Pero si as¨ª fuese, ?por qu¨¦ no ocurre algo similar en Rusia, Nigeria, Venezuela o Arabia Saud¨ª?
En todos estos pa¨ªses los ingresos petroleros han impulsado una fuerte expansi¨®n econ¨®mica, pero en ning¨²n otro se observa ni la escala, ni la audacia de los proyectos que se ven en Dubai: un peque?o paraje des¨¦rtico, despoblado, sin agua ni m¨¢s recursos que el petr¨®leo. Para colmo, est¨¢ situado en medio de una zona en guerra. Sin embargo, Dubai se ha transformado en pocos a?os en uno de los centros financieros y tur¨ªsticos m¨¢s importantes del mundo.
Dubai est¨¢ lleno de proyectos ic¨®nicos como Palm Jumeira, una isla artificial en forma de palmera que, junto con otros desarrollos tur¨ªsticos similares, le a?aden 520 kil¨®metros de playas al peque?o pa¨ªs. Borj al Arab, un hotel de siete estrellas, en forma de vela; Borj Dubai, el rascacielos m¨¢s alto del mundo, o Ski Dubai, la mayor pista de esqu¨ª en nieve bajo techo.
Cuando le pregunto a Lubna al Qasimi si es posible que algunos de estos proyectos e innumerables otros ya en camino terminen fracasando, me responde que "compradores de 200 nacionalidades diferentes han mostrado un gran apetito por comprar villas, apartamentos, oficinas y comercios. Gente de todas partes quiere invertir y vivir aqu¨ª o visitarnos. En Oriente Pr¨®ximo s¨®lo Egipto recibe m¨¢s turistas que nosotros. Hay una demanda global para lo que ofrecemos aqu¨ª".
Tanto la ministra como otros l¨ªderes de los Emiratos muestran una sorprendente despreocupaci¨®n por tendencias mundiales que deber¨ªan alarmarlos: en unas pocas d¨¦cadas, el cambio clim¨¢tico y el aumento del nivel del mar pueden sumergir las construcciones costeras; mantener mecas tur¨ªsticas refrigeradas en medio del desierto (?y con pistas de nieve!) implica un gasto de energ¨ªa que es clim¨¢tica y financieramente prohibitivo; los rascacielos son blancos apetecibles para terroristas isl¨¢micos que ven en los Emiratos un estilo de vida inaceptable.
"Entendemos esos problemas", me contesta, "pero los iremos resolviendo a medida que se nos presenten. Para nosotros, ahora el reto es tener ¨¦xito en la econom¨ªa global".
Detr¨¢s de esta respuesta hay tres grandes apuestas: que es posible sacudirse del estancamiento y el aislamiento, tan com¨²n en otros pa¨ªses ¨¢rabes, y que es igualmente factible evitar el despilfarro empobrecedor t¨ªpico de los pa¨ªses petroleros. Y, finalmente, que el progreso material es un requisito previo para enfrentar otros problemas.
Si Dubai gana estas apuestas, los resultados del experimento van a tener consecuencias m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. El ¨¦xito de Dubai obligar¨¢ a otros pa¨ªses a preguntarse -y responder- ?qu¨¦ tiene esa peque?a franja de desierto que no tienen ellos? La jeque Lubna me aclara: "M¨¢s importante a¨²n es que, al ver lo que hemos hecho aqu¨ª, esa pregunta se la har¨¢ la gente a sus l¨ªderes. Somos un ejemplo que puede conducir a grandes cambios en esta regi¨®n".
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